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Elvira Ponce de León y Álvarez de Toledo

Biografía

Ponce de León y Álvarez de Toledo, Elvira. Marquesa de Villanueva de Valdueza (I). ?, p. m. s. XVII – Madrid, 30.IX.1691. Camarera mayor de la reina Mariana de Austria.

Hija de Luis Ponce de León y Zúñiga, V marqués de Zahara, y de Victoria Álvarez de Toledo y Colona, hija de Pedro de Toledo Osorio, V marqués de Villafranca del Bierzo, Grande de Castilla. Su hermano fue Rodrigo Ponce de León, IV duque de Arcos. Doña Elvira se casó con Fadrique de Toledo y Osorio, I marqués de Villanueva de la Valdueza, comendador mayor de Castilla y capitán general de la mar océana. Sus hijos fueron Elvira de Toledo, mujer de Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, VI duque de Medina de Rioseco; Victoria de Toledo, casada con su primo Francisco Ponce de León, V duque de Arcos, y Fadrique Álvarez de Toledo y Osorio, VII marqués de Villafranca y Grande de España, Recibió el cargo de camarera mayor el 8 de enero de 1654, cinco años después de la llegada a la Corte de Mariana de Austria. Durante la época en que la Reina fue consorte, Elvira Ponce de León cumplió con las funciones que le correspondían como camarera de la Reina: asistir a la Soberana en todas las actividades públicas y domésticas y organizar su servicio conforme a las etiquetas de Palacio. Con el advenimiento de la regencia, los miembros de la Casa de la Reina adquirieron mayor poder en la escala de valores de Palacio, de este modo, a las tradicionales funciones de Elvira Ponce de León se añadieron otras dos, no sin el disgusto y desaprobación del mayordomo mayor de la Reina: concertar las visitas de la Soberana y hacer de intermediaria de su correo. En este sentido se dispone de los testimonios brindados por la pluma del conde de Harrach, que registró en varias ocasiones en su diario las funciones de la camarera de entregar y recibir el correo de la Reina: “Der Königin Ihre Brief unter der Coperta der Camerera Mayor geschickt, welche mir geschrieben, dass I. M. die Königin einen Schmerz in der Seiten gehabt...”, o este otro: “I. M der Kaiser schliesset mir alzeit den Brief an die Königin ein, den ich der Camarera Mayor und sie mir Antwort darauf wieder einzuschliessen schicket”. “Der Joseph ist auf den Abend wieder zurückkommen, mir von der Camarera Mayor und Marq. Castel Rodrigo Brief gebracht”.

Lejos de constituir una carga onerosa, Elvira Ponce de León aceptó con gusto estas prerrogativas, ya que garantizaban su cercanía a la Reina regente, fuente de dádivas, mercedes y poder político a falta de un rey mayor de edad. La confianza que la Reina depositó en ella la convirtió en foco de atracción de cortesanos y ministros deseosos de acercarse al poder real. Defendió la política imperial en el círculo de damas de la Corte, tal y como demuestran las continuas entrevistas que mantenía con el conde de Pötting, el embajador del Imperio. Estas conversaciones políticas tenían lugar en el cuarto de la camarera, lugar al que también acudían damas como las hermanas Manrique (Casilda y Francisca) o Leonor de Velasco, mujeres que habían desarrollado parte de su carrera palaciega en la Corte de Viena. El conde de Pötting certificó en su diario el lugar en el que se celebraban estas entrevistas: “Hablé con la Camarera Mayor en su quarto, señora de toda bondad y virtud”.

El duque de Maura (1911) declaró a Elvira Ponce de León “cabeza de las damas austriacas” en la Casa de la Reina, frente a las damas “nitardas” lideradas por el aya de Carlos II, la marquesa de Los Vélez, Engracia de Toledo, que además era prima de Elvira Ponce de León. Ambas mujeres protagonizaron un litigio por un conflicto de precedencias que fue llevado al Consejo de Estado (1667). Ambas reclamaban figurar al lado de la Reina. La camarera argumentó que Carlos II ya podía sostenerse en pie, por lo que no era necesaria la presencia del aya al lado de la regente en las ceremonias públicas. Y aunque el Consejo de Estado respaldó a la camarera en su decisión final, afirmando que los derechos de permanecer junto a la Reina en las ceremonias públicas pertenecía en exclusiva a Elvira Ponce de León, la Reina, que sentía predilección en aquellos momentos por su gran amiga Engracia de Toledo, revocó la sentencia y concedió licencia al aya para seguir apareciendo a su lado junto a la camarera mayor y el rey niño.

Elvira Ponce de León, al menos durante los primeros años de la regencia, no pudo competir con el aya en la amistad de la Reina. Mariana de Austria estuvo muy vinculada a Engracia de Toledo hasta que ésta y su linaje comenzaron a apoyar a don Juan José, declarado enemigo de la regente. Fue a partir de 1673 cuando la Reina comenzó a retirar el favor al aya para apoyar a Elvira Ponce de León como su gran confidente y mensajera. Una muestra de ello es que la camarera se encargó de tramitar las cartas que la Reina y Nithard se intercambiaban desde 1669, fecha de la expulsión del padre jesuita de la Corte de Madrid.

Nithard escribía correos secretos a la reina Mariana desde su exilio de Roma y la camarera mayor fue la elegida para gestionar aquellas polémicas epístolas.

La camarera mayor, fiel al grupo de poder imperial, mantuvo una buena relación con el conde Fernando de Harrach, el nuevo embajador del Imperio que llegó a la Corte de Madrid a finales de 1673. Desde enero de 1674, Elvira Ponce de León se encargó personalmente de entregar la correspondencia del conde de Harrach a la Reina y de remitir las respuestas de ésta al diplomático, tal y como demuestra este párrafo suscrito por la propia camarera: “luego que reciví las tres cartas que vuestra excelencia [el conde de Harrach] me embio de Alemania para la Reyna nuestra señora conformandome con su pareçer de vuestra excelencia se las volvi a remitir de cuyo recibo no me diçe nada vuestra excelencia y me tiene con cuydado hasta saber si an llegado a manos de vuestra excelencia”. Elvira Ponce de León escribió numerosas cartas al conde de Harrach entre enero de 1674 y diciembre de 1677; en estas misivas, la camarera mayor comunicaba con puntualidad la recepción del correo de Viena por parte de la Reina, hacía comentarios sobre la salud de la Familia Real y contaba anécdotas del exilio de la Reina en Toledo, ciudad a la que la Soberana fue enviada tras la toma del poder de don Juan José en diciembre de 1676. Fue en esa fecha cuando doña Mariana retiró el favor a su antaño amiga Engracia de Toledo, por su participación en el ascenso del príncipe bastardo. Elvira Ponce de León, en cambio, siguió a la Reina hasta Toledo donde continuó intercambiando correspondencia con el conde de Harrach, al que demostró suma devoción como demuestra esta carta fechada el 20 de marzo de 1677: “he reçibido su carta de vuestra excelencia [conde de Harrach] de ayer en que me haçe la merced que en todas he devido a vuestra excelencia de que quedo con toda estimación y con deseos de nuebos empleos de su serviço en que ejercitarme. Como lo e hecho ahora en poner su carta de ve. en las reales manos de la Reyna nuestra señora cuya respuesta si SM escribiere ira aquí; queda SM (Dios la guarde) buena y yo muy gustosa con poder dar a ve. estas notiçias; ve. bea si le puedo servir en otra cosa me lo mande que para todo me tiene con muy buena voluntad [...]”.

Elvira Ponce de León siguió ejerciendo su cargo de camarera mayor en Madrid, tras el regreso de la Reina de su exilio de Toledo en 1679. Prueba de que doña Elvira siguió ejerciendo una actividad cortesana hasta su muerte es la correspondencia que mantuvo a lo largo del año 1690 con el duque del Infantado, el duque de Gandía y el marqués de Távara, en la cual se dedicó a describir la vida de la Corte, informando de la salud de los Reyes. Finalmente, Elvira Ponce de León falleció el 30 de septiembre de 1691, tras treinta y siete años de servicio en Palacio.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 8818; Archivo Histórico Nacional, Consejos, 4428, exp. 97; Sección Nobleza, Maqueda, c. 1, d. 6; Osuna, ct.

265, d. 15; c. 3476, d. 9; Österreichisches Staatsarchiv Wien, Harrach’schen Familien Archiv, Kt. 273. F. Mignet, Négociations relatives à la succession d’Espagne sous Louis XIV, Madrid, Imprimerie Royale, 1832-1842, pág. 403; F. Harrach, Tagebuch über den Aufenthalt in Spanien in den Jahren 1673-74, ed. De Mencik, Viena, Selbftverlag, 1913, págs. 39-40, 64 y 89; G. Maura Gamazo, duque de Maura, Vida y reinado de Carlos II, Madrid, Aguilar, 1990, págs. 104-105; F. E. de Pötting, Diario del conde de Pötting (1663-1674), ed. de M. Nieto Nuño, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Centro de Documentación y Publicaciones, 1990-1993; M. V. López-Cordón Cortezo, “Entre damas anda el juego: las Camareras Mayores de palacio en la Edad Moderna”, en Cuadernos de Historia Moderna. Monográfico: Monarquía y Corte en la España moderna, 28 (2004), págs. 123-152; J. L. Lozano Navarro, La Compañía de Jesús y el poder en la España de los Austrias, Madrid, Cátedra, 2005, pág. 334; L. Oliván Santaliestra, Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo xvii, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 2006 (inéd.), págs. 133-136; Imagen, poder y diplomacia de una reina cortesana, Madrid, Universidad Complutense, Instituto de Investigaciones Feministas, 2006, págs. 156-157; V. Sánchez Ramos, “El poder de una mujer en la corte: La V marquesa de los Vélez y los últimos Fajardo”, en Revista Velezana, 25 (2006), pág. 32; L. Oliván Santaliestra, “Egregia Virago: la mujer como agente del poder en la corte de Mariana de Austria”, en VV. AA., Actas XIII Coloquio internacional AEIHM. La historia de las mujeres: perspectivas actuales, Barcelona, 2006.

 

Laura Oliván Santaliestra