Díaz Martín, Florentino. Flores. Fuentes de Año (Ávila), 22.XII.1912 – Salamanca, 22.XII.1997. Apoderado de toreros.
Florentino Díaz Flores (a lo largo de su vida siempre utilizó su apodo como si fuera el segundo apellido) representa como pocos la figura del apoderado de toreros a la antigua usanza, independiente y entrañable, alejado de las grandes “casas empresariales” pero, al mismo tiempo, bien relacionado con todas ellas. A mediados del siglo xx en el que las diferentes funciones de los personajes del mundo del toro estaban en general aún separadas, los apoderados independientes tenían una relevancia y una influencia que fue disminuyendo a medida que los grandes gestores comenzaron a ejercer también las funciones de ganaderos y apoderados.
Nacido en un pueblo de Ávila, pero considerado siempre como salmantino, Díaz Flores quedó huérfano de padre y madre muy joven y se dedicó en su localidad natal a cuidar cerdos y vacas. En Madrid trabajó en una tienda de ultramarinos y en una chocolatería.
Dominado ya por la afición a los toros, en Salamanca fue maletilla en torno a 1936. Vistió su primer traje de luces en esa ciudad el 25 de julio de 1940. En Madrid se presentó en una novillada con picadores el 17 de septiembre de 1944, en un festejo de seis matadores casi todos debutantes.
Tras ese festejo de las Ventas, Florentino Díaz se dedicó al apoderamiento. El primer diestro a quien dirigió la carrera fue el portugués Diamantino Tomás.
Luego apoderó a Simón Carreño, Victoriano Posada, Marcos de Celis, El Tino, El Turia y el mexicano Roberto Ocampo. Pero la vida de Díaz Flores está estrechamente ligada a la del matador de toros Santiago Martín, el Viti, a quien apoderó durante la parte crucial de su carrera, desde que éste se cruzó en su camino en 1959 hasta que se retiró en 1975.
Ambos formaron un tándem modélico de confianza entre el torero y su representante. El respeto y reputación de Florentino Díaz fueron enormes, debido a su fama de hombre íntegro y valedor de los intereses de El Viti, a quien siempre defendió por encima de todo y de todos. En la posterior reaparición de El Viti, Díaz Flores ya no estaba a su lado. El último torero a quien dirigió fue al entonces novillero Antonio Rubio, Macandro.
Apartado de los negocios taurinos, aunque todavía vinculado a la fiesta, Florentino Díaz falleció el mismo día en que cumplía ochenta y cinco años. Su hijo José Luis Díaz, que ha publicado varias novelas taurinas, ha seguido sus pasos en el mundo del apoderamiento taurino.
Obras de ~: Mis memorias, Salamanca, Imprenta Calatrava, 1991.
Bibl.: Barico [seud. de B. Bentura], “La corrida del domingo en Madrid”, en El Ruedo (Prensa y Radio del Movimiento, Madrid), n.º 15 (20 de septiembre de 1944); J. M.ª Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. 4, Madrid, Espasa Calpe, 1961, pág. 432; J. M. Sotomayor, “Relación de las corridas de toros, novilladas con picadores y festejos de rejones celebrados en la Plaza Monumental de las Ventas de Madrid (17 de junio de 1931-23 de octubre de 2005)”, en VV. AA., Las Ventas. 75 años de historia, Madrid, Centros de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, 2006, pág. 351.
José Luis Ramón Carrión