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José Gómez de Arteche y Moro de Elexabeitia

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Biografía

Gómez de Arteche y Moro de Elexabeitia, José. Madrid, 13.III.1821 – 26.I.1906. General de división, historiador, senador.

Con familia y apellidos vascos, José Gómez de Arteche nació en Carabanchel de Arriba (Madrid). Su padre, también militar, fue el teniente coronel de Infantería Saturnino Gómez Arteche. El 30 de mayo de 1851 solicitó licencia de matrimonio para casarse con María Luisa Lario.

El 5 de enero de 1836 ingresó como caballero cadete en el Colegio de Artillería, entonces con sede en Alcalá de Henares, aunque finalizó sus estudios en aquel centro ya trasladado de nuevo en Segovia, siendo promovido a subteniente de Artillería el 22 de julio de 1840 y al empleo de teniente el 9 de febrero de 1843. Desde sus años de formación sus superiores comprendieron muy pronto que era capaz de realizar importantes cometidos a pesar de su juventud, y que los resolvía con acierto y discreción. En su expediente personal, que se conserva en el Archivo General Militar de Segovia, se registra como uno de sus primeros destinos la comisión que se le asignó en 1842 para “levantar los planos de Solsona, Berga, Hostalrich y Gerona”, en la que se dio a conocer por sus capacidades técnicas.

Por su perfil militar, científico y apasionado por las Humanidades, en abril de 1843 fue destinado al Museo de Artillería. Curiosamente en la hoja de servicios de 1844 que cerraron sus superiores —León Gil de Palacio y Antonio Lóriga Reguera— se lee que “es a propósito segundo ayudante de profesor de dibujo y los destinos de Maestranzas y Fábricas”.

Posteriormente pasó a Estado Mayor, completando su formación y adquiriendo conocimientos específicos. El día 6 de diciembre de 1847 solicitó el ascenso a comandante, tramitado y avalado por su superior, el ilustre artillero Francisco Javier Azpiroz, ante el director general del Cuerpo de Estado Mayor, a quien puso de manifiesto la valía profesional de Gómez de Arteche, reseñando como uno de sus méritos más destacados “que formó un proyecto de alza calibradora de cañones de fusil, probado por la Junta Superior Facultativa”. De hecho, este proyecto resultó ser decisivo porque solucionaba el problema de la adopción de alzas para realizar punterías, tras el que tanto tiempo llevaba el Cuerpo de Artillería.

Este artillero desempeñó un gran número de comisiones facultativas en su trayectoria militar. En este sentido, cabe señalar que en 1848 formó parte de la comisión encargada de establecer los itinerarios de Madrid a Andalucía y desde Córdoba a Ciudad Real y Toledo. Tras ello, en marzo de 1849, y según se recoge en su hoja de servicios, se le confió la organización de una expedición a los Estados Pontificios con una Comisión Reservada del Gobierno, regresando en abril, y siendo seguidamente destinado por Real Orden de 5 de mayo al Estado Mayor de la División expedicionaria a los Estados Pontificios hasta el 5 de marzo de 1850.

De la misma forma, por Real Orden de 26 de febrero de 1851, asumió el encargo de “formar el itinerario de Aranjuez a Talavera y escribir una memoria de la batalla dada en este punto en 1809 contra el Ejército francés”. Poco después, desde el día 1 de mayo hasta finales de agosto de 1852, Gómez de Arteche, artillero ilustrado y geógrafo reputado fue “comisionado para formar los itinerarios de Pancorbo a Bilbao por el Puente Lara y Orduña; y de Durango a Tolosa por Eibar y Azpeitia”.

Ciertamente, aunque Arteche ha sido considerado como el historiador por excelencia de la Guerra de la Independencia, sus conocimientos y trabajos le acreditan previamente como un gran geógrafo, muy valorado en el Ejército. Así se desprende de la documentación consultada, y la circular fechada el 16 de marzo de 1861, por la que Su Majestad la Reina, “atendiendo a los favorables informes de los Directores Generales de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y Estado Mayor, se ha reservado declarar que ha visto con satisfacción el importante trabajo que con el título de Geografía histórico-militar de España y Portugal, ha publicado el Coronel Don José Gómez de Arteche, siendo al propio tiempo la voluntad de S. M. que se recomiende a los Jefes y Oficiales de las distintas armas del Ejército la adquisición voluntaria de la expresada obra, declarándola de texto para la enseñanza en la Escuela de Estado Mayor, y en el curso de grandes prácticas de los Tenientes de Ingenieros, según han propuesto los Directores Generales de estos dos Cuerpos”.

Por fin, una Real Orden de 26 de abril de 1862 comisionó al brigadier de Estado Mayor José Gómez de Arteche para redactar la historia de la Guerra de la Independencia. Esta obra, un clásico de la historiografía de aquella contienda, se editó en catorce volúmenes con el título de Guerra de la Independencia. Historia Militar de España de 1808 a 1814, que comenzaron a publicarse a partir de 1868. Para documentarse, a Arteche se le autorizó a consultar y examinar todos los planos que se conservaban de aquel conflicto en el Depósito de la Guerra. Esta institución, que nació en 1810 como una dependencia del cuerpo de Estado Mayor, con las misiones de reunir y conservar la documentación histórica y topográfica del Ejército, continuó existiendo en el marco de una Comisión para la Historia de la Guerra de la Independencia hasta que en 1939 se creó el Servicio Histórico Militar, que asumió las funciones hasta 1998.

La difusión de su gran obra se inició por Real Orden de 16 de mayo de 1876 por la que se ordenaba que las unidades militares debían suscribirse a la Historia de la Guerra de la Independencia, escrita por el brigadier José Gómez de Arteche así como a un Atlas que el Depósito de la Guerra publicaba por entregas. En esa misma Real Orden se instó a los directores generales de las diferentes armas que recomendasen a los jefes de los distintos cuerpos la adquisición de esta magnífica obra en la que se trataban unas de las más decisivas páginas de la historia militar española, para que pudiera ser leída por los oficiales. Asimismo, se dispuso la suscripción para los capitanes generales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en un número de cien, cuarenta y sesenta ejemplares respectivamente de la Historia y del Atlas.

Finalizado tan prolijo trabajo de investigación, Arteche fue destinado como ayudante de campo de Su Majestad hasta el 28 de septiembre de 1878. De esta etapa profesional cabe destacar que en 1877 acompañó al Rey al Real Sitio de San Ildefonso, a la inauguración del ferrocarril que realizaba el trayecto entre Medina del Campo y Salamanca y a un viaje a Zamora.

En 1881, siendo ya mariscal de campo, Gómez de Arteche formó parte de una comisión junto con otros dos brigadieres: José Almirante y Torroella y Juan Velasco Fernández, constituida para valorar la importancia de una serie de documentos históricos contemporáneos y la necesidad de su adquisición por el Estado. Tras ello, y sentado aquel precedente, por Real Decreto de 3 de octubre fue nombrado vocal de la Junta de Defensa General del reino institucionalizado para examinar todos los trabajos de esta naturaleza histórica. Curiosamente, la colección de documentos perteneció a Antonio Pirala.

En 1885 fue senador por Guipúzcoa, y en 1888 se le nombró segundo jefe del Real Cuerpo de Alabarderos. Con sesenta y ocho años, en marzo de 1889, pasó a la sección de Reserva del Estado Mayor General del Ejército, después de ejercer durante doce años el empleo de mariscal de campo. Sin embargo, cuando ya se encontraba entre la jerarquía militar, fue apartado de la escala activa, lo que finalmente le impidió ascender a teniente general. En 1871 fue nombrado académico de la Historia. Con una prolífica obra histórica publicada, hay que señalar que, además de sus trabajos como historiador, a lo largo de su vida militar, se le fueron encomendando otros trabajos de índole histórica. Como ejemplo ilustrativo, cabe señalar que se le nombró presidente de una comisión encargada de clasificar y estudiar los célebres trofeos que había cosechado el Cuerpo de Inválidos durante toda su larga existencia.

A su muerte, se celebró un homenaje póstumo en su honor en el Ateneo de Madrid, donde “se celebró una velada, bajo la presidencia del Infante Don Fernando de Baviera, en representación de S. M. el Rey, en la tarde del 10 de febrero de 1906, tomando parte en ella los Comandantes Barón de Casa-Davalillo y Don José Ibáñez Marín; el Auditor Don Ángel Salcedo Ruiz; los Coroneles Don Vicente Sanchís y Don José Marvá y el General de División Don Julián Suárez Inclán”. En aquella velada se habló del maestro de Geografía y de su obra, en la que, tal y como expresó el comandante de Caballería Felipe Navarro Ceballos- Escalera, no se sabía qué admirar más, si los detenidos estudios de detalle o las concepciones de conjunto, basadas en las nuevas orientaciones físicas.

Los reconocimientos se sucedieron y precisamente en el año de celebración del centenario de la Guerra de la Independencia, y a los dos de su fallecimiento, la Junta Superior Facultativa de Artillería se reunió en Guadalajara el 14 de septiembre de 1908 para resolver “la conveniencia de declarar de texto” en la Academia de Ingenieros la obra Geografía Histórico-Militar de España y Portugal. En esta obra, el general hizo una exhaustiva descripción del territorio peninsular, acompañada por cuantiosos ejemplos sacados de la historia de España. En aquella reunión se alabó el monumental trabajo realizado por José Gómez de Arteche en materias histórico-geográficas de España, que contribuyó a enriquecer, de manera considerable, la bibliografía militar española “digna de figurar en la biblioteca de todo militar por pequeña que sea su afición a esta clase de estudios”. Para finalizar, y en términos generales, se ensalzó “al escritor que siguió con su pluma las huestes Napoleónicas en sus múltiples marchas por la Península, que describió con detalle todas sus empresas guerreras y a la par de ellas las de nuestros guerrilleros”.

Sin duda, José Gómez de Arteche ocupa uno de los primeros puestos entre los escritores militares del siglo XIX. Fue uno de los eruditos que más respeto suscitaron sobre todo por parte de aquellos que se habían especializado en las campañas de Napoleón. Debido a la escrupulosidad sin límites con la que realizaba sus estudios ningún intelectual nacional ni extranjero puso en duda nada de lo que dejó escrito. Es uno de los autores militares más prestigiosos por su prolífica obra en diferentes materias. Entre sus innumerables trabajos, y aparte de los ya comentados Geografía Histórico-Militar de España y Portugal y la Guerra de la Independencia. Historia Militar de España de 1808 a 1814, habría que recordar otros, como La conquista de Méjico, Constitución y empleo del ejército en España, De por qué en España son tan largas las guerras, Descripción y mapas de Marruecos, Dos de mayo de 1808, Episodios militares, Fernando VII en Valençay: Tentativas encaminadas a procurar su libertad, El General Conde del Serrallo, El teniente general D. Fernando Cotoner y Chacón, Marqués de la Cenia, Juan Martín el Empecinado: La guerra de la independencia bajo su aspecto popular. Los guerrilleros, La mujer en la Guerra de la Independencia, La mujer española en el trono, Nieblas de la Historia Patria o Un soldado español de veinte siglos, por citar algunos.

El comandante de Infantería José Ibáñez Marín le consideraba como “un paladín bizarro y tenaz del nombre español, injerto en un precursor de estudios de historiografía y en un apóstol de los prestigios y de las condiciones de la raza, de cuyo porvenir jamás, jamás, jamás desconfió”. En el plano personal diferentes testimonios coinciden en afirmar que atraía de él su modestia, generosidad y afabilidad de camarada con la que recibía y conversaba, pues con humildad no se cansaba de repetir que no había hecho nada. Esta actitud modesta ante su vida y su obra, era atribuida a un perfecto estado de salud físico y mental, pero en su ancianidad trabajó con el mismo afán que en su inquieta juventud. Como curiosidad, cabe señalar que poseía su propio museo que formó con piezas que eran trofeos de sus campañas literarias: un sable corvo del mariscal Souchet, que Gómez de Arteche envainó en María, Belchite, Tarragona, Tortosa y Murviedro; balas que fueron disparadas en memorables ocasiones; bastones y espadas de generales famosos; anteojos de campaña, etc.

Del general Gómez de Arteche se conserva un retrato en el Alcázar de Segovia.

 

Obras de ~: Geografía histórico-militar de España y Portugal, Madrid, Madrid, Est. Tipográfico de Don Francisco de P. Mellado, 1859; con F. Coello, Descripción y mapas de Marruecos; con algunas consideraciones sobre la importancia de la ocupación militar de una parte de este Imperio, Madrid, Tipografía de P. Mellado, 1859; Guerra de la Independencia: Historia Militar de España de 1808 a 1814, pról. de E. Fernández San Román, Madrid, Imprenta y Litografía del Depósito de la Guerra- Carlos Bailly-Bailliere, 1868-1903, 14 vols.; Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción [...] del Sr. D. ~, Madrid, M. Ribadeneyra, 1872; Nieblas de la historia patria, Madrid, Imprenta á cargo de Victor Saiz, Est. Tipográfico de G. C. Conde y Cía., 1876; Fernando VII en Valençay: Tentativas encaminadas a procurar su libertad, Madrid, Imprenta Manuel G. Hernández, 1880; Un soldado español de veinte siglos: relación verídica, Barcelona, Administración de la Revista Científico-Militar-Imprenta de Luis Tasso y Serra, 1885; De por qué en España son tan largas las guerras, Barcelona, Luis Tasso y Lerra [1885]; El General Conde del Serrallo, Barcelona, Revista Científico-Militar y Biblioteca Militar, 1888; Juan Martín el Empecinado: La guerra de la independencia bajo su aspecto popular. Los guerrilleros, Barcelona, Publicaciones de la Revista Científico-Militar, 1888; El teniente general D. Fernando Cotoner y Chacón, Marqués de la Cenia, Barcelona, Redacción y Administración de la Revista Científico-Militar y Biblioteca Militar, 1889; La conquista de Méjico, Madrid, Est. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1892; Reinado de Carlos IV, Madrid, El Progreso Editorial, 1894, 3 vols.; Episodios militares, Toledo, Viuda é Hijos de J. Pelaez, 1902; Constitución y empleo del ejército en España, Madrid, Imprenta del Cuerpo de Artillería, 1903; La mujer en la Guerra de la Independencia, Madrid, Hijos de J. A. García, 1903; La mujer española en el trono, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1906; Dos de mayo de 1808, Madrid, Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús [1908].

 

Bibl.: J. Gómez de Arteche, Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción [...] del Sr. D. José Gómez de Arteche y Moro, Madrid, M. Ribadeneyra, 1872; J. Gómez de Arteche, Geografía histórico-militar de España y Portugal, Madrid, Aribau y Compañía, 1880; Homenaje al General Don José Gómez de Arteche, Madrid, Est. Tipográfico El Trabajo, 1906; J. Vigón, Un personaje español del siglo XIX (el Cuerpo de Artillería), Madrid, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1930; Historia de la Artillería Española, Madrid, 1947; M. D. Herrero Fernández-Quesada, Cañones y probetas en el Alcázar. Un siglo en la historia del Real Colegio (1764-1862), Segovia, PAS, 1993; “El Real Colegio de Artillería en la Guerra de la Independencia”, en Actas del Congreso de la Asociación Internacional de Museos de Armas y de Historia Militar (IAMAN). Revista Militaria (Madrid, UCM), n.º 7, extraordinario (1995); Orígenes del Museo del Ejército. Aproximación histórica al primer Real Museo Militar Español, Madrid, Ministerio de Defensa, 1996; VV. AA., Al pie de los cañones. La Artillería Española, Madrid, Tabapress- Ministerio de Defensa, 1996; B. Pellistrandi, Un discours national? La Real Academia de la Historia entre science et politique (1847-1897), Madrid, Casa de Velázquez, 2004, págs. 397-399; R. García Cárcel, El sueño de la Nación indomable. Los mitos de la Guerra de la Independencia, Madrid, Temas de Hoy, 2007.

 

María Dolores Herrero Fernández-Quesada

 

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