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José Carratalá Martínez

Biografía

Carratalá Martínez, José. Alicante, 14.XII.1792 – Madrid, 13.XII.1855. Teniente general, ministro de la Guerra, caballero Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando.

Inició en el seminario de Orihuela estudios eclesiás­ticos, que abandonó para estudiar Derecho. logró en 1808 el título de licenciado por la Universidad de Valencia y se estableció en Aranjuez, pero al estallar el alzamiento contra el invasor francés regresó a su ciu­dad natal, en la que fue nombrado vocal de la Junta Patriótica. Consiguió reunir a numerosos voluntarios de la provincia de Alicante, con los que en el mes de junio organizó el Regimiento de ese nombre, y aun­que se le ofreció el grado de comandante de batallón, solamente aceptó el de subteniente sin sueldo.

Intervino en la Guerra de la Independencia y fue ascendido a teniente el 19 de julio de 1808. Recibió su bautismo de fuego el siguiente día 30 en la ac­ción sobre la barca de Alcocer de Planes. Luchó en noviembre en la batalla de Tudela, en la que recibió dos heridas de metralla en las piernas, y seguidamente participó en el segundo sitio de Zaragoza. cayópri­sionero al rendirse la plaza pero consiguió fugarse del hospital de Pamplona en el mes de mayo de 1809, para participar en ese mismo mes en la batalla de Al­cañiz. Con el Ejército de Cataluña se enfrentó en el mes de septiembre contra los sitiadores de la plaza de Gerona y en noviembre en la acción de Santa Coloma de Farnés. En enero del mencionado año, Palafox le había otorgado en Zaragoza el empleo de capitán.

Durante la defensa de la plaza de Tortosa resultó herido de gravedad y fue hecho prisionero al capitu­lar la plaza en enero de 1811. Consiguió fugarse del hospital de Zaragoza en el mes de marzo.

Tras intervenir en el mes de julio de 1812 en la acción de Jarafuel, fue trasladado a la Legión Extre­meña, con la que participó en el sitio del castillo de Burgos y en la posterior retirada hacia Portugal de las tropas del general Wellington.

Al año siguiente se halló en la batalla de Vitoria y en las siguientes acciones que tuvieron como fin arrojar al invasor a su país; penetró a continuación en Francia, donde luchó durante los primeros meses de 1814.

Ascendido a teniente coronel en el mes de septiem­bre de 1814, en febrero del año siguiente partió hacia América formando parte de la expedición al mando del general Morillo, y en marzo se hallaba en la re­conquista de Isla Margarita. En 1817 formó parte del Ejército de Operaciones del Alto Perú, en las campa­ñas de Jujuy y Salta y se incorporó a continuación a la expedición a la provincia de Tarija, bajo el mando del general Ricafort.

Fue destinado en 1818 a la costa de la provincia de Arequipa para formar la División de Reserva encar­gada de la defensa de aquellas playas, y tuvo numero­sos encuentros con los insurgentes. En enero del año siguiente defendió el puerto de Pacocha del asalto de la fragata Chacabuco y en noviembre se enfrentó en Huamanga a Álvarez Arenales, que había desembarcado un mes antes en la bahía de Paracas acompa­ñando a San Martín, obligándole a retirarse.

En enero de 1821, tras su ascenso a coronel, se hizo fuerte en el puente de Iscuchaca y consiguió rechazar al enemigo. A continuación se le encargó la defensa del centro del Perú con una pequeña columna formada por trescientos caballos y la compañía de cazadores del Regimiento Imperial Alejandro, con las que se en­frentó a fuerzas muy superiores al mando de Arena­les, ante las que efectuó una arriesgada retirada desde el cerro del Pasco al puente de Iscuchaca, a lo largo de veintiún días, sin perder un solo hombre y con­siguiendo impedir que el enemigo invadiese las pro­vincias de Huancavélica, Huamanga y limítrofes. En julio protegió la retirada a través del los Andes del Pri­mer Cuerpo del ejército de Lima al mando del gene­ral Canterac, uniéndose a dicho Ejército en el valle de Jauja y haciéndose cargo del mando de la 2.ª División de Infantería, con la que participó en el mes de agosto en la expedición en socorro del Callao. En octubre se dirigió a la provincia de Huamanga para deshacer las numerosas partidas enemigas situadas a retaguardia del ejército y reducir las sublevaciones de la población, con lo que consiguió pacificar aquellas tierras.

En marzo de 1822 fue promovido a brigadier y el 7 de abril se encontró en la batalla de Ica como jefe de Estado Mayor del Ejército; batió días después a Qui­rós en Huamanga y en mayo a Raulet en Ica. Antes de finalizar el año acompañó al sur del Perú al general Canterac con parte del ejército para detener el desem­barco de Alvarado, consiguiendo obligar a reembarcar a parte de los insurrectos y contribuyendo con ello al éxito de las batallas de Torata y Moquehua.

Encargado en 1823 del mando de las tropas y costa de Arequipa, apoyó al general Valdés en el enfrenta­miento tenido el 25 de agosto en Zepita con el ge­neral Santacruz y se unió posteriormente a las tropas del virrey La Serna, que consiguió la completa de­rrota del ejército rebelde, lo que le valió el ascenso a mariscal de campo.

A principios de 1824 volvió al Ejército del norte del Perú al mando de la División de Reserva y pasó a continuación al puesto de segundo jefe de Estado Mayor del Ejército de Operaciones del Perú, con el que se halló en la batalla de Ayacucho, en la que cayó prisionero junto con cinco generales y diez brigadie­res, siendo él el encargado de redactar las bases de la capitulación.

Se embarcó con destino a España en enero de 1825 y en cuanto llegó a Burdeos solicitó permiso para en­trar en la Corte, que le fue denegado, imponiéndosele fijar su residencia alejada de Madrid una distancia su­perior a las treinta leguas. A su paso por San Sebastián solicitó ser destinado de cuartel al Ejército de Cata­luña, petición que fue aceptada. pasó a vivir en Bar­celona, desde donde al año siguiente solicitó el cargo de segundo cabo de las Islas Filipinas.

Hasta marzo de 1827 no consiguió destino, cuando le nombró jefe de la 1.ª Brigada de Voluntarios Rea­listas de Cataluña y más tarde jefe de Estado Mayor del Ejército de Operaciones de aquellas provincias. En marzo de 1828 pasó a desempeñar el cargo de go­bernador militar y político de Gerona, en el que cesó en enero de 1833 para pasar a serlo de Tarragona.

Desempeñando el mencionado cargo, en 1834 combatió a los carlistas, venciendo a Carnicer el 10 de abril en Mayals (Lérida); más tarde luchó en Cam­brils y Orgañá.

En noviembre de 1834 fue designado capitán ge­neral de las Provincias Vascongadas, en 1835 de Extremadura y seguidamente de Valencia, ciudad en la que los días 6 y 7 de marzo del año siguiente se produjo una insurrección de la Guardia Nacional que le hizo dimitir del cargo y solicitar el paso a la situa­ción de cuartel en Madrid, donde a petición suya se le abriría una sumaria para analizar su conducta durante los mencionados días, que fue sobreseída al conside­rarse correcta su actuación.

Al año siguiente solicitó ser nombrado segundo cabo de la Isla de Cuba, pero en cambio se le conce­dió en enero de 1838 el cargo de capitán general de Castilla la Vieja, que no llegaría a ejercer al encomen­dársele en ese mismo mes la cartera de Guerra, que desempeñó tan sólo dos meses, ya que en marzo pre­sentaría su dimisión alegando motivos de salud.

Por fin, tras llevar quince años en el empleo de ma­riscal de campo, en noviembre de 1838 le fue conce­dido el de teniente general y en enero de 1839 la Cruz de 3.ª clase de la Orden de San Fernando, en recono­cimiento a los servicios prestado en el Perú.

En el último año citado recibió el nombramiento de capitán general de Andalucía, cargo en el que muy pronto cesó para pasar de cuartel a Sevilla y, a partir de mayo de 1840, a Madrid.

Antes de finalizar este último año fue de nuevo nom­brado capitán general de Castilla la Vieja, y al año si­guiente y en 1843 volvió a serlo de Andalucía, aunque ambas veces lo desempeñó por escaso tiempo. El 18 de junio de este último año fue recompensado con la Gran Cruz de San Fernando, en premio a su intervención en Sevilla durante el levantamiento contra Espartero.

Entre 1843 y 1854 se mantuvo en situación de cuartel en Madrid, hasta que en agosto de ese último año fue nombrado director general de los Cuerpos de Estado Mayor del Ejército y de Plazas, destino que ocupaba al fallecer.

Fue senador del reino por la provincia de Sevilla en 1841 y vitalicio a partir de 1853, y estaba en posesión de las Grandes Cruces de San Fernando (1843), San Hermenegildo (1836) e Isabel la Católica.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Cé­lebres, caja 27, exp. 5.J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de De­fensa, 2001; A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Cevallos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox y Pezuela, 2003.

 

JoLuis Isabel Sánchez

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