Boutelou, Esteban. Francia, f. s. xvii – España, 1735 sup. Jardinero.
Es el primero de una amplia saga de especialistas que trabajan y, en muchas ocasiones, dirigen la jardinería de los Sitios Reales, que se convierten en modelo imitado por los particulares, marcando un punto de inflexión en la historia de la jardinería española. De su mano se impone, en un principio, el estilo clásico francés y, más tarde, debido a su particular empeño en seguir una completa formación en el extranjero, introducen los nuevos estilos paisajistas y novedosas prácticas de horticultura y agronomía. Es interesante comprobar también cómo van evolucionando desde la figura de jardinero tradicional a la del estudioso de la Botánica y la Agricultura, acorde con el cambio de tendencias a lo largo del tiempo. Como escriben Fernando y Claudio Boutelou, hermanos del cuarto Esteban de la familia, ésta “vino a España con Felipe V y siempre ha estado dedicada al estudio y a la enseñanza de las Ciencias Naturales y Agronómicas, habiendo servido a sus Reyes y a la Nación, ya como directores de los Jardines y Bosques reales, como profesores de Botánica y Agricultura en los jardines botánicos de Madrid, de Alicante y de Sevilla ya como autores de obras clásicas de la Agricultura, horticultura y botánica y de trabajos especiales en estos ramos”. Entre todos ellos cabe destacar algunas figuras que tuvieron gran importancia tanto en la jardinería como en la Agricultura y la Botánica españolas de los siglos xviii y xix.
Se mantuvieron durante más de ciento cincuenta años al servicio de la Casa Real, convirtiéndose, según J.
Gómez de Mendoza, en un mal ejemplo de su funcionamiento, ya que llegaron a trabajar de forma familiar y endogámica, creyéndose con derechos adquiridos y, a pesar de su relevancia y formación, en algunos casos no estuvieron a la altura requerida.
El primero de ellos, Esteban, en 1716 ya es jardinero mayor de Aranjuez y en 1720 aparece como jardinero del Potager de la Reina, y se le pide que “cuide las huertas por ser un hombre de gran inteligencia”.
En 1721 asciende a arbolista mayor y superintendente de las huertas y plantíos de Aranjuez. En La Granja de San Ildefonso comienza a trabajar hacia 1720 con Renato Carlier, y a la muerte de éste en 1722, se hace cargo de la jardinería. Junto a él, la dirección cuatripartita estuvo formada por d’Orleans, responsable de la fontanería, y los escultores Frémin y Thierry.
Para las partidas reservadas estuvo acompañado por los jardineros italianos Joli, Lemmi y Basani. Estuvo a cargo de más de trescientos cincuenta personas y a él se deben las plantaciones y las obras de movimientos de tierras siguiendo las líneas trazadas por Carlier.
En 1724 llega Esteban Marchand, con quien colabora y llega a tener una relación muy estrecha, hasta el punto de que el ingeniero le lega sus libros y papeles.
Los jardines de La Granja serán su obra más importante, e incluso Martín Sedeño le atribuye la autoría de El Mar, el gran estanque de los jardines, y también la “traza de los jardines, calles, paredes de haya y plantíos de árboles”. En ellos se aplicaron los principios detallados en los tratados franceses del momento, especialmente en la Théorie et la practique du jardinage de J. A. Dézallier d’Argenville, escuela y postulados que siguió su hijo. En Aranjuez se encargó de las plantaciones para la reforma del parterre, proyecto realizado bajo las órdenes de Esteban Marchand y Leandro Bachelieu, entre 1725 y 1735. El parterre adopta un esquema clásico de jardín francés de planta rectangular, con parterres de broderie y fuentes, rematado por una forma semicircular con treillage.
Boutelou tuvo algunos enfrentamientos por las plantaciones y el suministro de agua para las mismas.
A su muerte, su hijo le sucedió en el puesto de jardinero mayor del Real Sitio.
Obras de ~: con R. Carlier, d’Orleans, R. Frémin, J. Thierry y E. Marchand, Plantaciones y dirección de obras de los jardines de La Granja de San Ildefonso, Segovia, 1721; con E. Marchand, Plantaciones del parterre de Aranjuez, Madrid, 1725-1735.
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Mónica Luengo Añón