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Postumius Rufius Festus Avienus

Biografía

Avienus, Postumius Rufius Festus. Floruit Volsinios (Etruria, Italia), m. s. IV – ? Poeta latino.

El conocimiento de la biografía de Avieno e incluso de su personalidad ofrece muchas dificultades.

Los problemas empiezan desde el momento en que se trata de establecer su cronología y de determinar el nombre preciso. Uno de los manuscritos de la Ora maritima comienza: RVFI FESTI AVIENII DE ORA MARITIMA, mientras que otro termina: RVFI FESTI AVIENII OPERA FINIVNT. Por ello, habría que conocerlo más por Avienio que por Avieno, pero varios personajes llamados Avienus (Gennodius Avienus, Rufius Magnus Faustus Avienus, Flavius Avienus Iunior) se consideraban descendientes del poeta, lo que inclina a conservar la denominación tradicional.

Aunque no se puede reconocer cuál es el papel exacto de su estirpe dentro de las clases dominantes del siglo iv, se desprende de los datos que fue miembro de una familia senatorial y que probablemente fue procónsul en África y Acaya. En efecto, una inscripción de Roma (CIL VI 537= ILS 2944) lo califica como uir clarissimus y dice que fue dos veces procónsul, gemino proconsulis auctus honore. Inscripciones de Bulla Regia y Atenas, sin duda discutidas en relación con la identificación de los personajes mencionados, pueden confirmar su rango y carrera. La de Bulla Regia habla de Postumius Rufius Festus qui et Abienius.

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo en que se trata del mismo personaje, por lo que tampoco es seguro que sea más correcto llamarlo Rufius que Rufus. En cualquier caso, los datos no permiten establecer una fecha para este proconsulado. El signum Abienii de esta inscripción apoyaba la lectura Avienio deducida de los manuscritos de la Ora maritima.

Las referencias autobiográficas de sus escritos lo hacen viajar a Delfos y a Cádiz. Sobre esta última (Ora maritima, 273-274), donde dice, con referencia a Gadir: “Nosotros, en estos lugares, no vimos nada digno de admirar, excepto el culto a Hércules”, Schulten deducía que habría sido procónsul en la Bética. La referencia a Delfos de la Descriptio orbis terrarum, 603-604, puede verse confirmada por la inscripción honoraria ateniense (CIG III 1, 635= IG III 635= IG2 II/III 3, 1, 4222) dedicada a un procónsul Roúphios Phéstos, que habría obtenido naturalmente la provincia de Acaya.

La inscripción romana mencionada lo relaciona con los Musonios de Volsinios, a los que pertenece un Musonio Rufo, miembro del orden ecuestre que tuvo problemas con el poder imperial por expresar libremente sus puntos de vista ante él. También puede haber estado emparentado con los Rufii Festi procedentes de la misma ciudad, en el caso de un C. Rufio Festo, que desempeñó una carrera ecuestre en el siglo II (CIL XI 2698), y otro de la también etrusca ciudad de Viterbo, de rango senatorial (CIL XI 2997), lo que daría testimonio de la promoción familiar durante ese período. Éste hace una dedicatoria a Fortuna, divinidad que por otra parte solía identificarse con la etrusca Nortia. Dentro de esta familia, dedicada a la promoción política, da la impresión de que Avieno eligió un camino algo diferente al dedicarse más bien a las actividades intelectuales, como otros personajes de la época pertenecientes al orden senatorial, los que se dedicaron al otium senatorium. Ello coincide con el apartamiento de la vida política que se hace patente en la época de Valentiniano.

Efectivamente, Avieno se identifica en la inscripción mencionada como dedicante a la diosa Nortia, divinidad etrusca que recibía culto en el templo de Volsinios en que se fijaba un clavo cada año, lo que Livio compara con la práctica romana de fijar un clavo en los Idus de septiembre en el templo de Júpiter por parte del praetor maximus. Se trataba de controlar los acontecimientos del año que se iniciaba y los antiguos comparaban a la diosa con Fortuna o con Némesis.

También Sejano, compatriota de Avieno, la consideraba su divinidad protectora. En la inscripción se añade una dedicatoria de su hijo Plácido, donde se alude a los primeros versos de los Fenómenos para mencionar a Júpiter como quien lo acoge in optatas sedes después de la muerte. El paganismo olímpico se ha transformado ya en una religión de salvación en estos paganos que conviven con el cristianismo en el siglo iv.

Los personajes contemporáneos mencionados encuentran una difícil identificación en figuras reales conocidas por otros medios. Es posible, aunque no seguro, que el Probo a quien se dedica la Ora maritima sea Sex. Claudius Petronius Probus, que vivió entre 330 y 390 y que culminó su brillante cursus honorum como prefecto del pretorio en 366 y como cónsul en 371. En la edición príncipe se conserva igualmente, en la cabecera del corpus de Avieno, una epístola en verso dedicada a un Flaviano Mirmeico, desconocido.

Avieno practicó el género didáctico, como poeta preocupado principalmente por las antigüedades, dentro del ambiente erudito de la aristocracia pagana de su época, promotora de un cierto renacimiento cultural. En realidad, desde la instauración del régimen constantiniano muchas familias paganas adoptaron una actitud militante en defensa de sus tradiciones.

Su facilidad para la poesía y sus aficiones didácticas lo habían impulsado a imitar a Virgilio y poner en verso a Tito Livio, según los testimonios de Servio, en su Comentario a la Eneida, X 272 (qui iambis scripsit Vergilii fabulas) y X 388 (qui totum Livium iambis scripsit), respectivamente. Por el contrario, suele rechazarse el intento de identificarlo con el Aviano autor de las Fábulas.

Sus obras son en general adaptaciones de anteriores escritos griegos. Su erudición se muestra asimismo en las abundantes citas de autores anteriores que sirven de base a su composición, sobre todo en la Ora maritima, donde cita, en los versos 42-50, a Hecateo de Mileto, Helánico de Lesbos, Fileas de Atenas, Escílax de Carianda, Pausímaco de Samos, Damasto de Sigeo, Bácoris de Rodas, Euctemón de Atenas, Cleón de Sicilia, Heródoto y Tucídides. Se ha hecho notar que estos autores no se caracterizan precisamente por tratar el tema objeto de la obra de Avieno, lo que podía indicar una toma de postura intelectual ante la tradición más que una relación real de fuentes. Su formación geográfica se completaba con los frecuentes viajes a que era tan aficionado, al margen de los destinos oficiales.

Por ello, no es necesario que sus alusiones directas a la observación de Gadir indiquen que haya desempeñado ningún cargo en la Bética. Sí es representativa de sus preocupaciones la enumeración de lo que, en la Descriptio, 612-616, considera diferentes nombres del mismo lugar, Cotinusa, Tarteso, Gadir, en lo que recoge la tradición de Plinio, Historia natural, IV 120, donde se reúnen dos versiones sobre los extremos occidentales del mundo conocido, de la ecúmene.

Igualmente difícil resulta intentar establecer una cronología de la publicación de la obras de Avieno e incluso dilucidar la autenticidad en la atribución de algunas. Por ejemplo, es posible que Servio haya tomado de Elio Donato la noticia de que Avieno había escrito en su juventud ciertas consideraciones astrológicas referidas a los cometas. Las obras conservadas se refieren a continuación de acuerdo con el orden de la editio princeps, del año 1488, que se considera que responde al orden de composición. Los Fenómenos de Arato (Aratea Phaenomena, divididos en Phaenomena y Prognostica), escrita seguramente después del año 310 y antes del 386, dado que no la cita Lactancio en sus Instituciones divinas, pero sí Jerónimo en la Epístola a Tito, es la adaptación al hexámetro latino de la obra astronómica del poeta griego de Cilicia Arato de Solos, del siglo III a. C., que alcanzó gran difusión en la Antigüedad y se usó incluso como libro de texto para la educación de los jóvenes. De hecho ya la habían traducido al latín por lo menos Cicerón y Germánico.

Al margen de otros añadidos que hizo que la obra original de 1.154 versos tuviera ahora 1.878, Avieno introduce en el proemio ideas propias del estoicismo de la época, en que Júpiter aparece como una divinidad que se acerca a los rasgos del monoteísmo.

De todos modos, la obra de Arato era ya antes popular entre los estoicos. En general, se trata de una versión muy libre y llena de aportaciones originales que corresponden al conocimiento de su propia época. Ello puede relacionarse con su proximidad de los Musonios, que se consideran en general alineados dentro de la corriente de pensamiento estoica.

La Descriptio orbis terrae es la adaptación libre al hexámetro latino del poema geográfico griego de Dionisio Periegeta, de la época de Adriano. Éste recogía una amplia información desde los orígenes de la geografía griega hasta los tratados de época helenística, incluidos Posidonio y Estrabón. De los versos latinos, se dedican a la Península Ibérica los números 17-25; 49-53; 73-83; 92-114; 263-268; 394-424; 472-485; 605-622; 738-746. Casi siempre las referencias están incluidas en descripciones generales del océano y las tierras del occidente del Mediterráneo. Seguramente fue escrita antes de la Ora maritima. De todos modos, a partir del estudio del sincretismo religioso presente en ella y de las formas religiosas que pueden identificarse con el culto al Sol, Marcotte deduce que hay ecos del Misopogon de Juliano, por lo que sitúa el poema hacia fines del 363 y cree que hay que rebajar todas las fechas tradicionalmente admitidas.

La más problemática con respecto a su composición y, al mismo tiempo, la más interesante para la historia de la Península Ibérica es la Ora maritima.

El hecho de que la Ora maritima se dedique a un Probo todavía joven había conducido a la consideración de que no pudo escribirse más tarde del año 360, cuando aún la carrera de éste no había llegado a su culminación y no era un personaje tan poderoso, ya que hacia 370 Probo era el hombre más poderoso del Imperio.

La obra describía en trímetros yámbicos los accidentes geográficos y poblaciones costeras del Mediterráneo, pero sólo se han conservado los que se refieren a Hispania y a la Galia hasta Marsella, un conjunto de 713 versos en total. Más que la Descriptio, se ha identificado como una guía de navegantes, heredera de las propias de la tradición griega, como la Periégesis de Hecateo de Mileto, o de la púnica, como el Periplo de Hanón. Tras la presentación, la mención de las fuentes y la exposición del propósito general de la obra, la descripción comienza desde el Atlántico, por el que se extiende hacia el norte, con mención de las islas llamadas Estrímnidas, de difícil identificación, lo mismo que el golfo de Ofiusa. Luego vuelve al golfo Tartésico, desde donde se inicia una narración más lineal.

Allí se menciona a los cinetas y cempsos, poblaciones que sólo estaban presentes en las fuentes pertenecientes a épocas arcaicas. La misma impresión da la descripción del territorio tartésico. Tras las menciones referentes a las Columnas de Hércules, continúa la descripción de la costa mediterránea hasta Marsella.

El tema que ha despertado más interés en relación con la Ora maritima es el que se refiere a las relaciones entre el texto del siglo IV y sus fuentes. Las posturas oscilan entre dos extremos, el que admite la existencia de un texto coherente del siglo VI a. C. correspondiente a un Periplo de origen masaliota, hasta el que piensa que la composición del texto responde a una elaboración del siglo IV d. C., con unas fuentes más o menos fielmente tratadas. Las interpretaciones pueden complicarse cuando se atribuye el protagonismo a un posible escrito de origen fenicio o púnico cuya elaboración puede situarse tanto en el mismo siglo vi como en el ii a. C. Se atribuye la inspiración inicial en algunas ocasiones al Periplo de Himilcón, que también menciona Plinio, Historia natural, II, 169.

En los últimos tiempos, Alvar ha reforzado este argumento sobre la base de los abundantes hallazgos arqueológicos de origen fenicio y púnico que se encuentran por la costa portuguesa. Para él, las fuentes originarias había que situarlas en un período anterior, para el que la cita de Himilcón fue sobre todo, un terminus ante quem.

Schulten opinaba que sobre un Periplo del siglo vi se insertaron muchas interpolaciones, sobre todo procedentes del siglo IV a. C., cuyo origen se encontraría principalmente en la obra del historiador Éforo. En el otro extremo estaban las lecturas que sólo encuentran coherencia en la obra si se analiza como resultado de las preocupaciones intelectuales del siglo IV d. C., dentro del ambiente propio de las familias paganas de la época (Salinas). En muchos casos, la descripción de la geografía urbana de la península tenía que referirse a la situación real de entonces, y no al arcaísmo colonial. En esta línea, el Periplo representado por la Ora maritima podía insertarse dentro de una tradición literaria tardía (González Ponce). Tales actitudes repercuten en la posición que puede tomarse ante el texto de Avieno como fuente para la Historia, desde el arcaísmo a la época romana tardía. En una posición extrema, sólo valdría cuando cita una fuente que pueda considerarse a su vez digna de crédito (Hoz).

La inserción en la literatura antigua cabe verla también desde una perspectiva diacrónica en que se considere la posibilidad de que en la obra estén presentes de manera integrada varias formas de percibir la realidad antigua cronológicamente dispersas (Plácido).

Recientemente, sin embargo, se ha vuelto a reivindicar la obra de Avieno como fuente para la época colonial, a la que se referiría el Periplo originario sobre el que vuelven a verse los estratos que terminaban configurando la obra tal como ha llegado a la actualidad (Antonelli). Las múltiples lecturas y los debates sobre forma y contenido no impiden que la obra de Avieno se considere un elemento básico en las fuentes para el conocimiento de la Antigüedad peninsular.

 

Obras de ~: A. Holder, Rufi Festi Avieni Carmina, ed. de ~, Innsbruck, 1887; reimpr. Hildesheim, 1965; A. Schulten, Avieno. Ora maritima (Fontes Hispaniae Antiquae, I), ed.

de ~, Barcelona-Berlín, 1922 (2.ª ed., Madrid, 1955); A. Berthelot, Festus Avienus. Ora maritima, ed. de ~, Paris, 1934; D. Stichtenoch, Rufus Festus Avienus, ed. de ~, Darmstadt, 1968; J. P. Murphy, Rufus Festus Avienus. Ora maritima, ed. de ~, Chicago, 1977; J. Soubiran, Avienus. Les Phénomènes d’Aratos, ed. de ~, Paris, 1981; P. Villalba, Ruf Fest Aviè. Periple (Ora maritima), ed. de ~, Barcelona, 1986; P. Villalba, en J. Mangas y D. Plácido (eds.), Avieno. Ora maritima. Descriptio Orbis Terrae. Phaenomena (Testimonia Hispania Antiqua, I), ed. de ~, Madrid, Historia 2000, 1994.

 

Bibl.: F. Marx, “Avienus, 3”, PW, en Real-Encyclopaedia der Kassischen Altertumwissenschaft, II, 1896, cols. 2386-2391; A. Schulten, Avieno. Ora maritima (Fontes Hispaniae Antiquae, I), Barcelona-Berlín, 1922 (2.ª ed., Madrid, 1955); M. Schanz, Geschichte der Römischen Literatur, IV, München, Beck, 1959; J. Matthews, “Continuity in a Roman Family, The Rufii Festi of Volsinii”, en Historia, 16 (1967), págs. 484- 509; A. H. M. Jones, J. R. Martindale y J. Morris, The Prosopography oif the Late Roman Empire, I. A. D. 260-395, Cambridge University Press, 1971; J. Küppers, Die Fabeln Avians, Bonn, Habelt, 1977; J. Soubiran, Aviénus. Les Phénomènes d’Aratos, Paris, Les Belles Lettres, 1981; J. de Hoz, “Las fuentes escritas sobre Tartessos”, en M.ª E. Aubet (ed.), Tartessos. Arqueología protohistórica del Bajo Guadalquivir, Sabadell, Aura, 1989, págs. 25-43; J. Ribeiro Ferreira, Orla marítima. Avieno, Coimbra, Instituto Nacional de Investigação Científica, 1992; M. Salinas de Frías, “La Ora maritima de R. Festo Avienio, una obra literaria del siglo iv”, In memoriam J. Cabrera, Granada, Universidad, 1992, págs. 463-478; A.- M. Lewis, “The Popularity of the Phaenomena of Aratus: a Reevaluation”, en C. Deroux (ed.), Studies in Latin Literature and Roman History, VI, Bruselas, Latomus, 1992, págs., 94- 118; J. Mangas y D. Plácido (eds.), Avieno. Ora maritima. Descriptio Orbis Terrae. Phaenomena (Testimonia Hispania Antiqua, I), Madrid, Historia 2000, 1994, donde se encuentra toda la bibliografía anterior; J. Alvar, “Avieno, los fenicios y el Atlántico”, en Kolaios, 4 (1995), págs. 21-37; F. J. González Ponce, Avieno y el periplo, Écija, Sol, 1995; L. Antonelli, Il periplo nascosto, Padova, Esedra, 1998; D. Plácido, “La percepción antigua de la Geografía Tartésica: la Ora maritima de Avieno”, en Lecturas geográficas. Homenaje al Profesor José Estébanez Álvarez, II, Madrid, Universidad Complutense, 1999, págs. 1667-1674; O. Marcotte, “Aviénus, témoin de Julien: pour une interprétation et une datation de la Descriptio orbis terrae”, en Revue des Études Latines, 78 (2000), págs. 195-211.

 

Domingo Plácido Suárez

 

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