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Carlos Manuel O'Donnell y Anhetan

Biografía

O’Donnell y Anhetan, Carlos Manuel. Cádiz, 22.IV.1772 – Madrid, 7.II.1830. General.

Siguiendo la tradición familiar, ingresó como cadete con dispensa de edad en el Regimiento de Irlanda a los cinco años (30 de mayo de 1777), continuando su carrera en esa unidad y en el Regimiento de Hibernia, también de Infantería irlandesa. A los doce años ascendió a subteniente y teniente a los quince. Nombrado teniente (27 de agosto de 1787), participó en las operaciones de represión del bandolerismo y el contrabando a las que fue dedicada su unidad en los siete primeros meses de 1790, para tomar parte, a continuación, en la defensa de Orán de ese año, ascendiendo al empleo de ayudante a finales del mismo.

Con motivo de la Guerra de la Convención y nombrado ya capitán graduado (27 de abril de 1792) con diecisiete años, intervino en la conquista de Tolón y en su posterior defensa y evacuación, destacando en la defensa del reducto de San Carlos, actuando como ayudante del segundo comandante de las tropas españolas, brigadier Izquierdo, y siendo herido de bala de fusil en el ataque y toma del reducto de Faron (1 de octubre de 1793), por lo que fue promovido a teniente coronel graduado nueve días después.

Continuada la campaña en tierras catalanas, se halló en todas las acciones. Con ocasión de la rendición del castillo de Figueras defendido por el Regimiento de Irlanda, se abrió causa sumaria contra su coronel, Juan Negthen, y contra él mismo, de la que salió absuelto de toda responsabilidad, ascendiendo a capitán efectivo (15 de junio de 1795).

Nombrado coronel graduado y teniente de rey de la plaza de Santa Cruz de Tenerife (25 de marzo de 1800), casó en Aranjuez con María Josefa Joris y Casaviella, camarista de la reina María Luisa, natural de Cartagena e hija del capitán de suizos, barón de Thurn (16 de abril de 1800). De esta unión nacerían seis hijos, entre ellos el mayor, Carlos Luis, y Leopoldo, futuro duque de Tetuán.

Trasladado el matrimonio a su nuevo destino, María Josefa se convirtió en el centro de la vida social y cultural locales por su belleza, cultura y dotes interpretativas, en competencia con la marquesa de Casa Cagigal, esposa del comandante general de las Canarias. Con motivo de los sucesos que causaron la Guerra de la Independencia, la Junta de Canarias depuso a este último, sospechoso de poco fervor patriótico, colocando en su lugar a Carlos O’Donnell, quien había proclamado rey a Fernando VII (5 de julio de 1808). Confirmado con carácter interino por la Junta Suprema de Sevilla, sus opositores le acusaron de haber promovido él mismo su nombramiento e incluso de querer declarar la independencia de las islas en connivencia con los ingleses, llegándose a abrir una información en la que pudo probar su inocencia, siendo nombrado comandante general en propiedad. Durante su mandato pudo remitir a la Península importantes suministros y caudales, así como dos batallones de Infantería y dos compañías de Artillería bien pertrechados y sin coste para el Erario, siendo promovido a mariscal de campo (13 de octubre de 1808). Fue destinado a petición propia a los Ejércitos de campaña (12 de junio de 1809), donde ya combatían cinco hermanos suyos: Leopoldo, Francisco, Enrique, José y Alejandro, al mando de la 2.ª División de Infantería del Ejército de la Izquierda, cuyo jefe era el marqués de la Romana, y que, aunque no pudo defender Sevilla, operó con gran eficacia en Portugal y Extremadura. En marzo de 1810, tras batir con las fuerzas a su mando al barón de Foix, pudo liberar Cáceres, pero, desplegadas sus fuerzas en la margen derecha del Guadiana, junto a Alburquerque, protegiendo el flanco del Ejército anglo-portugués, sufrió un fuerte ataque de Regnier que le produjo numerosas bajas en su vanguardia (21 de abril de 1810). Tres meses después sorprendió al brigadier Rougier mientras cruzaba el Tajo por medio de barcas en Alconétar, haciéndole doscientos treinta y siete prisioneros y destruyendo sus pontones de transporte (30 de julio de 1810). Fracasado un golpe de mano francés contra Badajoz efectuado desde Sevilla en ese mismo año, gracias a los refuerzos introducidos por el marqués de la Romana, le incumbió acosar al enemigo en retirada hasta Mérida, Zafra y Santa Marta. En octubre de ese año el Ejército de la Izquierda, integrado en el de Wellington, pudo contribuir a la defensa de Torres Vedras y a la posterior expulsión de Massena de suelo portugués. Durante el transcurso de esta campaña fue herido en varias ocasiones, por lo que le fue concedida la Medalla de Sufrimiento por la Patria.

Tras la muerte del marqués de la Romana, a finales de enero de 1811, solicitó su traslado al teatro de operaciones de Cataluña, de donde era capitán general su hermano Enrique, con la mediación de Wellington. La Regencia le confió, sin embargo, el mando interino de la Capitanía General de Valencia, que no pudo asumir hasta mediados de abril. En su nuevo mando llevó a cabo una gran actividad fortificadora y, contando con apoyo naval inglés, pudo organizar una operación de castigo sobre la desembocadura del Ebro, obligando más adelante al general Pynot a replegarse hacia Amposta (10 de mayo de 1811), ambas operaciones destinadas a aliviar la presión de Suchet sobre Tarragona, que acabaría en poder de los franceses. Al tomar posesión de la Capitanía General de Valencia el teniente general marqués del Palacio (8 de junio de 1811), Carlos O’Donnell permaneció como gobernador militar de la ciudad y segundo jefe del Ejército y continuó en este puesto cuando fue designado poco después Joaquín Blake en sustitución del primero.

Con ocasión del sitio de Sagunto tuvo el mando de un cuerpo de cinco mil hombres y ochocientos caballos destinado a inquietar y cubrir Valencia batiéndose señaladamente en Bétera y Bonaguacil contra fuerzas duplicadas durante nueve horas (2 de octubre de 1811), pero, dispuesto el general Blake a socorrer el castillo saguntino, avanzó con todo el Ejército, en el que la división de O’Donnell ocupaba el ala izquierda, siendo derrotado por el mariscal Suchet en la conocida como batalla de Puzol (25 de octubre de 1811). Asediada Valencia y fracasado un intento de salida, el capitán general optó por rendirse en contra del parecer de su segundo (9 de enero de 1812). Carlos O’Donnell, al igual que Blake, fue enviado prisionero a Francia tras fracasar un intento de su amigo Wellington por canjearlo, siendo acompañado hasta la frontera en condiciones muy penosas por su esposa y dos de sus hijos. Durante su cautiverio, le informó el médico francés que le visitaba que Napoleón se preparaba para tomar Moscú, y él le expuso que, si estuviese en el lugar del gobernador de la ciudad, le prendería fuego para que el enemigo no encontrase refugio ni suministros. Como quiera que esto fue lo que sucedió pocos días después, se le supuso en connivencia con los rusos a través de su hermano Alejandro, desertor del bando napoleónico, por lo que estuvo en trance de ser pasado por las armas, y a partir de entonces tuvo que sufrir una absoluta incomunicación en una de las torres del castillo de Vincennes.

Tras veintiséis meses de confinamiento y finalizada la Guerra de la Independencia en la que había obtenido las Cruces de distinción del 2.º y 5.º Ejército, fue promovido a teniente general (23 de octubre de 1814), siendo sucesivamente nombrado vocal de la Junta de Generales, consejero del Supremo de Guerra, gobernador militar y político de Zamora, y segundo cabo de Castilla la Vieja (6 de enero de 1815).

Nombrado capitán general del Ejército y Reino de Castilla la Vieja, se creó por su iniciativa la Casa de Beneficencia de Valladolid (18 de julio de 1818) y la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de esa ciudad le nombró académico de honor (4 de diciembre de 1818), pasando luego a mandar la 2.ª División del Ejército de Observación de la Izquierda y más tarde el 2.º Ejército y la Capitanía General de Valencia.

Con motivo del triunfo de la sublevación de Riego, fue depuesto por el Gobierno liberal, participando en junio de 1820 en una conjuración absolutista junto con el coronel Santiago Pierrad y el capellán Pedro Aris, en connivencia con la embajada de Francia. Fracasada ésta, formó parte de la llamada Junta de Bayona con el general Francisco Eguía, el arzobispo de Tarragona y el obispo de Pamplona, convirtiéndose en el brazo armado de la Regencia de Urgel, que adoptó una bandera con las armas reales y una cruz con el lema heráldico “In Hoc Signo Vinces”, que lo era del propio Carlos O’Donnell.

En noviembre de 1822 tomó posesión en Lumbier (Navarra) del mando de la división realista de este Reino y de las Vascongadas, pero, al no poder llevar a cabo una acción decisiva, se refugió a finales del mes siguiente en Francia, dejando el mando a Santos Ladrón de Zegama.

De vuelta a España como uno de los jefes de las fuerzas voluntarias auxiliares del Ejército del duque de Angulema (7 de abril de 1823), se destacó en la empeñada acción de Puente la Reina contra Torrijos y posterior sitio de Ciudad Rodrigo, por los que obtuvo la preciada Flor del Lis de la Vendée, máxima condecoración de los absolutistas europeos. Fue repuesto como capitán general de Castilla la Vieja y obtuvo además la Gran Cruz de Carlos III (14 de diciembre de 1823) por ser, junto con Eguía, el barón de Eroles y el conde de España, uno de los cuatro generales que más se habían distinguido en favor de los derechos soberanos de Fernando VII.

Desde 1825 hasta su muerte fue director, inspector y coronel general del Real Cuerpo de Artillería, siendo el principal promotor de la modernización del tratado de Tomás de Morla y del restablecimiento de la Real Academia de Caballeros Cadetes de ese arma que, al no poderse llevar al Alcázar de Segovia por encontrarse allí el Colegio General Militar, se inauguró en el Colegio de San Ciriaco y Santa Paula de Alcalá de Henares en 1828.

En su testamento, otorgado ese mismo año, legó todos sus derechos a sus estados y títulos irlandeses a su primogénito, Carlos, para el caso de que los bienes incautados a los emigrados católicos fuesen devueltos.

A su muerte, el Real Cuerpo de Artillería sufragó unos solemnes funerales en Madrid.

Condecorado con las Grandes Cruces de San Fernando y de Carlos III, fue socio de honor de la Real Academia de San Carlos de Valencia, de la de Amigos del País de esta misma ciudad y de las de Zamora, Valladolid, Palencia y Oviedo.

 

Obras de ~: Discurso que en la solemne apertura del Tribunal de la Real Cancillería de Valladolid el día 2 de Enero del año 1818 dijo [], Valladolid, Imprenta de Roldán, s. f.; Discurso que en la solemne apertura del Tribunal de la Real Cancillería de Valladolid el día 3 de Enero del año 1820 dijo [...], Valladolid, Imprenta de Roldán, s. f.; Discurso que en la solemne apertura del Tribunal de la Real Cancillería de Valladolid pronunció el día 3 de Enero de 1825 [...], Valladolid, Imprenta de Roldán, s. f.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Secc. Estado, Orden de Carlos III, exps. 1847 y 2548; Archivo Histórico Militar (Segovia), Secc. 1.ª, Letra O, exp. de D. Carlos O’Donnell y Anhelan.

Gazeta de Valencia, n.º 98, 15 de octubre de 1811, págs. 1093-1096; M. Ibo Alfaro, Apuntes para la Historia de don Leopoldo ODonnell, Madrid, Imprenta de Don Francisco Martínez Zambrano, 1867, págs. 67-74; F. Melgar, ODonnell, Madrid, Gran Capitán, 1946; M. Walsh, Spanish Knights of Irish Origin, vol. IV, Dublin, Irish Manuscripts Commission, 1978, págs. 102-103, 105 y 110-116; B. Bonnet y Reveron, La Junta Suprema de Canarias, La Laguna, Interinsular Canaria, 1980; Servicio Histórico Militar, Blasones Militares, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1987, pág. 135; A. Gil Novales (dir.), Diccionario Biográfico del Trienio Liberal, Madrid, Museo Universal, 1991, pág. 476; J. L. Arcón Domínguez, Sagunto. La batalla por Valencia, Valencia, Museo Histórico Militar, 2002, 2 ts.

 

Hugo O’Donnell y Duque de Estrada, duque de Tetuán

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