Mir, Arnaldo. Conde de Pallars-Jussà. ?, p. s. XII – 1174. Noble, conde.
Hijo del conde Arnal Ramón I (1098-1112), en 1124 accedió a la jefatura del poder condal tras la muerte de su tío el conde Bernardo Ramón I (1112- 1124). Arnaldo Mir se casó en dos ocasiones. Hacia 1133 tomó por esposa a Estefanía de Urgell, hija del conde Ermengol VI de Urgell. Estefanía no le dio ningún hijo y por ello fue repudiada hacia el año 1145.
En esta fecha el conde contrajo un nuevo matrimonio con Ória o Aurea de Entença, hija de Bernart de Entença, señor de Alcolea de Cinca. De esta unión nacieron dos hijos: Ramón —que sucedería a su padre en el gobierno condal con el nombre de Ramón V— y Arnaldo.
Feudatario del rey de Aragón, Arnaldo Mir fue uno de los personajes que más influyó para la proclamación de Ramiro II el Monje como sucesor de su hermano Alfonso I el Batallador. Además, participó en 1137 en las negociaciones por las que el rey aragonés abdicó en su hija Petronila y dejó el gobierno del reino en manos de su yerno Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona. Además de cederle el gobierno sobre Aragón, Ramiro II hizo que sus vasallos —entre los que se encontraba el conde Arnaldo Mir— jurasen fidelidad al conde de Barcelona. A partir de este momento, el conde de Pallars Jussà va a ser uno de los principales colaboradores en los asuntos políticos y militares de Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón, y de su hijo Alfonso II el Casto, primer rey de la Corona de Aragón.
Arnaldo Mir participó en varias campañas militares de reconquista capitaneadas por Ramón Berenguer IV, entre las que destacaron su participación en la cruzada de Almería en 1147, y sobre todo la que culminó con la toma de la estratégica plaza de Tortosa en 1148.
También ayudó a la conquista de la ciudad de Lérida el año 1149, en cuya carta de población, otorgada por los condes de Barcelona y Urgell, firmó como testigo (enero de 1150). Su participación en la campaña leridana le fue recompensada con la posesión de la ciudad de Fraga (entre 1153 y octubre de 1170). De hecho, Arnaldo Mir fue el conde pallarés que más tenencias aragonesas detentó desde Ramiro II el Monje hasta Alfonso II de Aragón. Poseyó las plazas de Fantova (agosto de 1130-1138), Buil (agosto de 1134-agosto de 1174), Lascuarre (septiembre de 1134-noviembre de 1137), Luzás (mayo de 1136), Castro (agosto de 1137-1175), Ricla (diciembre de 1146-1177), Cabañas (noviembre de 1153) y la antedicha Fraga.
En los enfrentamientos que los aragoneses mantuvieron en 1154 con Sancho VI el Sabio, rey de Navarra (con esta intitulación desde 1162), Arnaldo Mir fue hecho prisionero por los navarros. En esta circunstancia, el conde encomendó en bailía todo su “honor y sus hombres” a Ramón de Erill, quien ya tenía Fraga por el conde. A su regreso del cautiverio, Arnaldo Mir acusó a Ramón de Erill de haber cometido en Fraga algunos excesos durante su ausencia.
Como consecuencia de esta acusación, el 20 de julio de 1164 tuvo lugar un juicio cuyo resultado fue favorable al conde.
La importancia de Arnaldo Mir como personaje político influyente en la Corte de los reyes de Aragón se manifiesta en su presencia en acontecimientos destacados.
En el tratado de Tudellén, en 1151, juró junto con Guillén Ramón de Moncada y en representación de Ramón Berenguer IV, guardar y cumplir las disposiciones acordadas en el mismo. También fue uno de los magnates aragoneses que acudió a las Cortes celebradas en Huesca, en las que la reina Petronila hizo público el testamento de su marido Ramón Berenguer IV, texto en el que aparece su suscripción testifical. Se le menciona entre los consejeros reunidos en Barcelona, en junio de 1164, con los que la reina Petronila tomó la decisión de ceder a su hijo Alfonso, conde de Barcelona desde 1162, sus derechos sobre el reino de Aragón. Por último, en junio de 1170, como miembro de la Corte de Alfonso II, juró hacer guardar y cumplir las cláusulas del convenio de ayuda mutua concordado entre el rey de Aragón y Alfonso VIII de Castilla.
A la muerte de Arnaldo Mir, ocurrida entre agosto y octubre de 1174, su hijo Ramón —asociado al Gobierno por lo menos desde 1172— se hizo con el Gobierno condal al no respetar las disposiciones testamentarias de su padre. El 22 de septiembre de 1157, y siguiendo el ejemplo de Alfonso I el Batallador, Arnaldo Mir hizo un primer testamento en el que dejaba el dominio del condado a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, por la cual su hijo Ramón lo tendría en feudo. Además, establecía que si su hijo moría sin descendencia, los hospitalarios designarían al sucesor. Tres años antes de su muerte, el 9 de noviembre de 1171, el conde hizo un nuevo testamento en el que ratificaba las disposiciones del primero, pero anulando la libertad de la Orden para designar sucesor.
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Íñigo Arzoz Mendizábal
