Procaccini, Andrea. Roma (Italia), 1671 – La Granja de San Ildefonso (Segovia), 1734. Pintor, arquitecto y decorador italiano.
Nació en el seno de una familia italiana acomodada e inició su formación en el taller del artista más prestigioso de la Roma de la época, Carlo Maratta. Junto a él, restauró los frescos que había pintado Rafael Sanzio en las dependencias vaticanas e intervino en la decoración de la capilla bautismal de San Pedro, un espacio en el que también trabajaron su maestro y Andrea Passeri. El papa Clemente XI lo nombró, en el año 1719, supervisor de la Real Fábrica de Tapices de San Miguel, institución para la que realizó una serie de cartones que le proporcionaron una gran fama. En este mismo período inició sus clases como profesor de los artistas más jóvenes de la Academia de San Lucas. Los estrechos vínculos que mantuvo con la aristocracia romana y los altos prelados de la Iglesia, como el cardenal Acquaviva, embajador de España en Roma, le ofrecieron la posibilidad de trasladarse a la Corte española.
El cardenal Alberoni, uno de sus protectores, destacó en su correspondencia, su talento para la realización de frescos, cartones, dibujos, pintura y grabados. Esta decisión disgustó a Clemente XI, quien sentía que, con esta decisión, se veía privado de sus servicios, si bien la relación con el Pontífice continuó, puesto que desde la Península Ibérica Procaccini le envió tanto un retrato como una pintura de Santa Cecilia.
Su traslado a Madrid, acompañado de Rosalia O’Moore, su esposa, se produjo en el año 1720. Felipe V le nombró, en septiembre del mismo año, pintor de cámara y le asignó un sueldo de 1666 doblones al año, una cifra muy elevada si se compara con la de otros artistas del período, aunque el pintor debía hacerse cargo personalmente de los gastos derivados de la compra de las telas, lienzos y pigmentos. Uno de sus primeros trabajos fue ocuparse de las pinturas conservadas en el Alcázar de Madrid, aunque también pintó en esta etapa tanto retratos como cuadros de caballete de temática religiosa y profana. Posteriormente se hizo cargo de la dirección de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, puesto en el que sustituyó a su compatriota Bernardino Cami. Su experiencia en la institución análoga de Roma fue determinante para su elección, si bien asumió una serie de prerrogativas más propias de su profesión, como la elaboración de una serie completa de dibujos sobre Don Quijote, un proyecto que, a su muerte, fue continuado por uno de sus discípulos.
En la fábrica de tapices de Santa Bárbara se preocupó de enseñar a los obreros a trabajar con un telar alto, ya que, a su juicio, este sistema ofrecía la posibilidad de que las composiciones no salieran al revés, tal y como sucedía con el telar bajo. Para ello formó personalmente a un grupo de artesanos e incluso se trasladó durante un breve período a Sevilla para instalar la fábrica de tapices en el antiguo edificio de La Lonja, hoy Archivo de Indias, aunque el proyecto empresarial fracasó, años después, debido a la falta de fondos. Durante su estancia en la capital andaluza realizó una serie de cartones para conmemorar La Toma de Orán, un programa figurativo que tenía como objetivo comparar las hazañas de Felipe V con las realizadas por uno de sus antepasados: Carlos V.
La Familia Real, especialmente satisfecha con sus intervenciones, invitó al artista a una de sus residencias, La Granja de San Ildefonso, un pequeño emplazamiento en la sierra de Segovia en donde el arquitecto Teodoro Ardemans había diseñado un pequeño alcázar con cuatro torres en los ángulos y una capilla en la que el propio Procaccini trabajó como fresquista. En este mismo emplazamiento se ocupó de la decoración de los techos del dormitorio de los Reyes aunque el volumen de trabajo le obligó a requerir la presencia de ayudantes, quienes heredaron a la muerte de su maestro sus cargos y continuaron trabajando para la Reina viuda cuando ésta se trasladó al emplazamiento real.
El conjunto primitivo de La Granja fue modificado cuando se inició la construcción de la colegiata, templo para el que ideó dos pinturas, en la primera representó La imposición de la casulla de san Ildefonso, mientras que en la segunda obra retrató a San Frutos, patrón de Segovia, hoy en paradero desconocido.
Los testimonios de la época refieren que el artista italiano también colaboró en el diseño de las ventanas, las vidrieras e incluso las campanas del templo, señal inequívoca de la confianza que los Monarcas depositaron en él. En el año 1724 fue nombrado director general de las obras de La Granja y aposentador de palacio, cargos que sumó al de pintor de cámara.
Menor trascendencia ha tenido su actividad como consejero artístico de la Familia Real, de hecho él mismo se ocupó de la adquisición de una colección de pinturas flamencas, propiedad del marqués de Scotti, así como de la compra de un importante legado de objetos artísticos propiedad del cirujano de Felipe V.
Posteriormente el propio Andrea Procaccini planteó en la Corte la posibilidad de que el Rey comprase la colección de Carlo Maratta que su hija Faustina había puesto a la venta en Roma. Este valioso legado fue adquirido por la Academia de San Fernando, institución que, años más tarde, adquirió unos trescientos dibujos de Procaccini que todavía hoy se conservan en sus dependencias. Se trataba de una serie de ciento veinticuatro obras que, finalmente, fue adquirida en el año 1723 con el dinero que llegó de las colonias americanas.
Las tres colecciones sumaban más de doscientas pinturas, tanto flamencas como italianas, y constituyen el núcleo inicial de la pinacoteca de La Granja de San Ildefonso. Similar éxito tuvieron las gestiones del artista y del escultor Camillo Rusconi para adquirir las esculturas antiguas propiedad de la reina Cristina de Suecia. Asimismo, se ocupó de tramitar la llegada de los cuadros propiedad de Houasse y de la adquisición de varias pinturas en Sevilla de Murillo, Lucas Jordán y de otros artistas.
Andrea Procaccini falleció en el mes de junio de 1734 mientras estaba finalizando el cuadro del altar mayor de la colegiata que debía ser colocado en el retablo diseñado por Teodoro Ardemans. Se trataba de una pintura con la representación de La Virgen y el Niño Jesús rodeados de los santos patronos de la Familia Real, una obra que finalmente fue modificada por uno de los discípulos del italiano, quien introdujo en la misma la figura de un ángel que sostenía en las manos una maqueta del Alcázar de Madrid, recientemente arrasado por un incendio, como símbolo de su pronta reconstrucción.
Obras de ~: Santa Cecilia; dibujos sobre Don Quijote; cartones para conmemorar La Toma de Orán. La imposición de la casulla de san Ildefonso, Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia); San Frutos; La Virgen y el Niño Jesús rodeados de los santos patronos de la Familia Real, altar mayor de la colegiata de La Granja de San Ildefonso (Segovia).
Bibl.: M. Mena Marqués, Los dibujos de Carlo Maratta y de su taller en la Real Academia de San Fernando, tesis doctoral, Madid, Universidad Complutense, 1976 (inéd.); J. Urrea Fernández, La pintura italiana del siglo xviii en España, Valladolid, Universidad, 1977; L. Turčic, “A key drawing by Andrea Procaccini”, en The Burlington Magazine, n.º 127 (1985), pág. 795; T. Lavalle-Cobo, “La obra de Andrea Procaccini en España”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, n.º 73 (2.º semestre de 1991), págs. 379-398; D. Rodríguez Ruiz, “El palacio del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso: un espacio para la teoría la arquitectura”, en Reales Sitios, n.º 144 (2000), págs. 2-13; M. S. García Fernández, “Mobiliario de Felipe V: el real sitio de San Ildefonso”, en Reales Sitios, n.º 144 (2000), págs. 26-37; D. Rodríguez Ruiz, El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso: Retrato y escena del rey, catálogo de exposición, Madrid, Patrimonio Nacional, 2000.
Macarena Moralejo Ortega