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Celia Gámez Carrasco

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Biografía

Gámez Carrasco, Celia. Celia Gámez. Buenos Aires (Argentina), 25.VIII.1905 – 10.XII.1992. Cantante, vedette, estrella de la revista musical.

Hija de padres malagueños recién emigrados a América, aunque de desahogada posición, nació en la calle de la Esmeralda de la capital argentina. Ella daba la falsa fecha de nacimiento de 1908. Con gran vocación artística desde niña, debutó a los catorce años en el teatro de la Comedia de su ciudad natal, como comparsa en Las corsarias, pieza en la que ya al año siguiente interpretó el papel principal. Pasó después al teatro Porteño sustituyendo a Josephine Baker y, posteriormente, al Maipú. En diciembre de 1925, con ocasión de la recogida de una herencia, viajó a España acompañando a su padre. Durante un viaje en tren, la marquesa de la Corona la oyó cantar tangos y le propuso que actuara en un festival benéfico que iba a celebrarse en el teatro Pavón. Presentada por Fleta y con la presidencia de los Reyes, interpretó varios tangos que le valieron un contrato con el empresario del teatro Romea. Se insinuó que entonces empezó su relación con Alfonso XIII.

Celia debutó en el Romea (14 de enero de 1926) y, pese a su voz algo gatuna, su rotunda belleza, con unas piernas que se hicieron míticas, el desparpajo en escena y la furia por el tango le depararon el triunfo rápidamente. En 1927 participó en la revista musical con Las burladoras del amor y El carnet del Eslava y un mes después (13 de mayo) obtuvo un gran éxito con Las castigadoras, que, durante varios años, paseó por España. A partir de aquí, se convirtió en la figura estelar del género, categoría que mantuvo hasta su retirada.

Entre los títulos más populares que interpretó, en una época en que la revista estaba en su máximo esplendor, hay que citar Las guapas (1930), ¡Me acuesto a las ocho! (1930), Las mimosas (1931), Las tentaciones (1932), Las de Villadiego (1933), pero sin duda su mayor éxito fue Las Leandras (1931), con números ocurrentes e imperecederos como el chotis El Pichi, el pasacalle Los nardos y muchos más. Su dedicación a la revista no le impidió grabar entre 1925 y 1935 casi un centenar de tangos, amén de otros estilos.

En la cima de su popularidad se pasó a la opereta, estrenando El baile del Savoy (1934), obra que había triunfado en Londres. En España era la primera vez que se presentaban bailarines en escena. Durante la Guerra Civil actuó en el programa que dio inicio a Radio Nacional y en festivales patrióticos, pero en 1937 logró marcharse a Argentina, donde montó varios espectáculos. Volvió a finales de 1938 para hacer varias giras por la zona nacional. Al final de la guerra se hizo famoso su chotis ¡Ya hemos pasao!, réplica del lema “¡No pasarán!” de la resistencia madrileña.

Durante la posguerra siguió siendo uno de los personajes más famosos y admirados del país. Los éxitos se sucedieron con La duquesa del Tabarín, La cenicienta del Palace, Yola, Si Fausto fuera Faustina... El 1 de julio de 1944 su boda con el dentista José Manuel Goenaga, apadrinada por el general Millán Astray, fue un acontecimiento nacional. Nueve años después se separaban.

Aún casó en París por lo civil con el periodista Francisco Lucientes, con el que también rompió tras una temporada de convivencia y retirada del escenario.

Durante los años cuarenta, Hoy como ayer (1945), Gran Revista (1946), Vacaciones forzosas (1946), La estrella de Egipto (1947) fueron espectáculos que se eternizaron en los carteles y dieron cauce a numerosos cantables que todavía se recuerdan. Probablemente, el mayor éxito de esta etapa fue La hechicera en palacio (1950). En 1957 reapareció con otro triunfo, El águila de fuego. Al año siguiente estrenó S. E. la embajadora, pero se iniciaba el declive de su género, aunque en los años sesenta Celia todavía conservaba un amplio público. A raíz de algún montaje fracasado fue perdiendo su fortuna, a lo que colaboró su antigua afición al juego. Finalmente, se pasó a la comedia y en los setenta reapareció formando parte del espectáculo Fiesta y protagonizando el film Mi hijo no es lo que parece (Angelino Fons, 1973). De nuevo volvió a Buenos Aires, donde trabajó en algunas comedias y una película, y todavía regresó a España en 1984, para cantar con Sara Montiel y otros artistas menores en un espectáculo musical, Nostalgia. Fue su último trabajo en escena. Los años finales de su vida, afectada del mal de Alzheimer y sin muchos posibles, los pasó en Buenos Aires, donde reposan sus restos.

 

Bibl.: H. San Martín (transcr.), “Memorias de Celia Gámez”, en Semana, 12 de mayo-2 de septiembre de 1984; M. Román, Canciones de nuestra vida, Madrid, Alianza, 1994, págs. 59-69; J. Blas Vega, La canción española, Madrid, Taller El Búcaro, 1996, págs. 87-90; R. Femenia Sánchez, La revista. Apuntes sobre la historia del género frívolo, Madrid, Fundación Autor, 1997, págs. 315-337.

 

Javier Barreiro