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San Pedro Poveda

Biografía

Poveda Castroverde, Pedro. Linares (Jaén), 3.XII.1874 – Madrid, 28.VII.1936. Canónigo, capellán real, santo.

Desde niño manifestó deseos de ser sacerdote y a los quince años su padre le autorizó a entrar en el Seminario de Jaén con la condición de completar simultáneamente los estudios de bachiller, título que obtuvo en 1893. Debido a las dificultades económicas de su familia, en 1894 ingresó en el Seminario de Guadix, donde le había sido concedida una beca por el obispo de esta diócesis, Maximiano Fernández del Rincón y Soto Dávila (1815-1907). Allí terminó los estudios eclesiásticos, recibió la ordenación de presbítero el 17 de abril de 1897 y celebró su primera misa solemne cuatro días después. Permaneció en la diócesis de Guadix como profesor y director espiritual del Seminario, vicesecretario del obispo, secretario del gobierno eclesiástico y presidente de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de la Obra de la Propagación de la Fe. También pudo dedicar tiempo al estudio y obtuvo la licenciatura en Teología en el Seminario Pontificio de Sevilla en 1900.

Durante estos años, intensos de formación y de experiencia, empezó a tomar conciencia de los problemas sociales del contexto inmediato en que vivía y se interesó, concretamente, por la zona de las cuevas que rodean la ciudad de Guadix, con una elevada población pobre, analfabeta y marginada. A partir de 1902, incorporó a sus habituales actividades, la de promover humana y cristianamente a los habitantes de estas cuevas, y con aportaciones de entidades públicas y de particulares construyó escuelas para los niños y niñas y talleres para adultos. También realizó una importante tarea humanitaria y educativa, de formación profesional y cristiana entre estas personas y logró interesar a las autoridades locales y a los centros de cultura y acortar la distancia que separaba estas dos zonas de Guadix, acercando a los habitantes de ambas, secularmente distanciados entre sí. Pronto comenzaron a aparecer en el periódico local El Accitano artículos que reclamaban la atención sobre las cuevas e invitaban a colaborar en esta acción común, promovida por Poveda, en favor de los más necesitados. El Ayuntamiento de Guadix le nombró Hijo Adoptivo Predilecto en 1904 y le dedicó una calle de la ciudad.

Ante las importantes dificultades que encontró para llevar adelante sus proyectos, en 1905 abandonó esta ciudad y se trasladó a Madrid, donde se propuso crear un centro para niños de la calle, que no pudo realizar, por lo que decidió regresar a su diócesis de origen, Jaén, donde fue muy bien acogido. Pero poco después, en 1906, fue nombrado canónigo de la Basílica de Nuestra Señora de Covadonga, donde permaneció hasta 1913. Publicó libros y folletos dedicados a la catequesis y a la formación cristiana de los peregrinos, insistiendo en la comunión frecuente, según las orientaciones que por aquellos años impartía el papa san Pío X. La estancia en Covadonga le permitió dedicar amplios espacios a la oración y a la reflexión que iba percibiendo, lo que dio lugar a nuevos proyectos de acción. En esta etapa tan importante de su vida maduró su ideal educativo y su toma de conciencia del específico problema de la escuela en España y la importancia de la educación. Escribió y publicó artículos y folletos programáticos y, a través de ellos y de otros medios, promovió un amplio plan de formación y de coordinación del profesorado en el ámbito nacional. Sus escritos eran muy sencillos y trataban de la vida interior y de la formación espiritual.

Para poder impulsar la que ya comenzaba a llamarse Obra de las Academias Teresianas, en 1913 se trasladó a Jaén. En esta ciudad fue canónigo de la Catedral, obtuvo el título de maestro y trabajó como profesor del Seminario y de las Escuelas Normales.

Muy pronto fue solicitado en la ciudad por distintas entidades: la Asociación de la Prensa, el Centro de Obreros y otras en favor de los sectores más necesitados del ambiente local. Desde 1912 pertenecía a la Unión Apostólica de Sacerdotes Seculares, de carácter internacional. Fundó centros de formación pedagógica que fueron también focos de profunda vida cristiana, con el estilo de vida de los primeros cristianos y la referencia a Teresa de Jesús. Este movimiento se extendió rápidamente y amplió sus actividades. En 1914 creó en Madrid la primera residencia universitaria femenina de España.

Con todo ello fue constituyéndose la Institución Teresiana hasta que en 1917 fue reconocida civilmente en Jaén a tenor de la vigente Ley de Asociaciones y como asociación de fieles, según el recién promulgado Código de Derecho Canónico. Desde aquel momento se hizo célebre su frase: “La Obra ya no es mía, es de la iglesia”. En 1921 fijó su residencia en Madrid, donde fue uno de los seis capellanes de la Casa Real. También en la capital de España recibió distintos encargos ministeriales, como el de formar parte de la comisión contra el analfabetismo en 1922. Ese mismo año fue nombrado arcipreste de la Catedral de Vic, por permuta de su cargo en la Catedral de Jaén, y más tarde lo fue de la Catedral de El Burgo de Osma, con dispensa de residencia para poder atender a los servicios que tenía encomendados en la capital de España.

Pero su actividad principal continuó siendo el impulso dado a la obra por él fundada en 1911, la Institución Teresiana, que obtuvo la aprobación pontificia el 11 de enero de 1924 como Pía Unión, siendo la primera asociación católica de estas características. Creó nuevas residencias y asociaciones para estudiantes universitarios, prestó continua atención al movimiento cultural e incluso participó en un proyecto de creación de una Universidad Católica en España, al estilo de las que entonces comenzaban a existir en Europa. Colaboró en la fundación de la Obra del Divino Maestro, que reunía a educadores, trabajó activamente en la organización de la Acción Católica Española, como consiliario nacional de los Padres de Familia, por encargo del cardenal primado, y organizó a las Juventudes y Estudiantes Universitarias. Fue también uno de los socios fundadores de la Federación de Amigos de la Enseñanza y animador de la Sociedad Anónima de Enseñanza Libre en tiempos muy difíciles para la escuela. Perteneció al consejo de redacción de la revista Atenas, fomentó la celebración de semanas y encuentros pedagógicos, promovió planes para la creación de escuelas en las zonas rurales más desatendidas y facilitó la colaboración de las maestras de la Institución Teresiana en las misiones populares para los emigrantes en el sur de Francia, promovidas por el episcopado español. También, desde 1930, perteneció a la Hermandad del Refugio y Piedad, para atender a pobres, vagabundos y enfermos.

En los últimos años de su vida se dedicó intensamente a la Institución Teresiana. Impulsó la relación con organismos internacionales y la presencia en algunos países: Chile (1928) y poco después Italia (1934). Contó con la singular colaboración de Josefa Segovia Morón (Jaén, 1891-Madrid, 1957), implicada en la Obra desde los comienzos y primera directora general desde 1919. Los escritos destinados a esta institución trazaron un itinerario basado en la radicalidad de la vida cristiana y definido por algunas ideas esenciales: la referencia a Dios como horizonte supremo; la Encarnación como fundamento de todo compromiso de promoción humana y para el desarrollo de la historia; la persona de Cristo como camino para la plena realización del hombre, y la posibilidad de hacer avanzar desde la fe, y no renunciando a ella, la ciencia, la cultura y todo auténtico progreso.

El estilo de esta espiritualidad está delineado por las características de alegría, mansedumbre, sencillez y constante exigencia en el estudio. Estaba convencido de que los cristianos podían y debían aportar a la sociedad pluralista contemporánea enfoques, valores y compromisos sustanciales para la construcción de un mundo más humano justo y solidario. El 27 de julio de 1936 fue detenido en su casa de la calle de La Alameda, de Madrid, cuando acababa de celebrar la santa misa. No quiso ocultar su condición de sacerdote a quienes intentaron identificarle y la reafirmó cuando le obligaron a separarse de su hermano, que le acompañaba.

Fue asesinado aquella misma noche, pues al día siguiente, una profesora y una joven doctora de la Institución Teresiana encontraron su cadáver junto a la capilla del cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, con signos recientes de haber recibido disparos de bala en el pecho. Recibió sepultura en la sacramental de San Lorenzo el día 29. Años más tarde, sus restos mortales fueron trasladados a la Casa de Espiritualidad “Santa María”, de la Institución Teresiana en Los Negrales (Madrid). La fama de santidad que tuvo en vida se extendió después de su muerte, unida a la de su martirio, por lo que en 1955 fue abierto su proceso de beatificación por iniciativa de la Institución Teresiana. Fue beatificado por Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993 en Roma y canonizado el 4 de mayo de 2003 en la plaza de Colón, de Madrid, con ocasión del quinto viaje apostólico del Papa a España.

 

Obras de ~: Ensayo de proyectos pedagógicos para la fundación de una Institución Católica de Enseñanza, Madrid, 1911; Simulacro pedagógico, Madrid, 1912; Diario de una fundación, 1912 y Alrededor de un proyecto, Madrid, 1913; El estudio de la Pedagogía en los seminarios, Jaén, 1920; Consideraciones, Jaén, 1921; Itinerario pedagógico, estudio preliminar, introducción y notas por A. Galino, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962; Escritos espirituales, Madrid, 1968; Jesús, Maestro de oración, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2003.

 

Bibl.: VV. AA., El Padre Poveda y Guadix (1894-1956), Guadix, 1956; M. Bartolomé, Un amigo valiente, Madrid, Narcea, 1973; A. Serrano de Haro, Una figura del pensamiento español, Don Pedro Poveda Castroverde: diseño biográfico, Madrid, Escuela Española, 1974; E. Fernández Ramos, Interpelado por la Palabra, Madrid, Narcea, 1975; P. Alastrue, Inquietud y conquista. Pedro Poveda, Madrid, Narcea, 1976; VV. AA., Pedro Poveda. Cincuentenario. 1936-1986, Madrid, Narcea, 1988; F. F. Ramos, Espiritualidad bíblica en “Consideraciones” de Pedro Poveda, Madrid, Narcea, 1989; P. Alastrue, Pedro Poveda. Unidades didácticas, Madrid, 1993; VV. AA., Pedro Poveda. Testimonios de hoy, Madrid, Narcea, 1994; Educar. Congreso de Pedagogía, Pedro Poveda Educador, Madrid, Narcea, 1998, 2 vols.; A. Galino (coord.), Humanismo pedagógico de Pedro Poveda. Algunas dimensiones, Madrid, Narcea, 1999; VV. AA., Beato Pedro Poveda. Desde nuestras miradas, Madrid, Secretariado Pedro Poveda, 2001; M.ª D. Gómez Molleda, Pedro Poveda, hombre de Dios, Madrid, Narcea, 2003; M. E. González Rodríguez, Pedro Poveda. Una vida desde Dios para nosotros, Madrid, Institución Teresiana, 2003; C. Osoro, Siguiendo las huellas de Pedro Poveda. Sacerdotes en la entraña de nuestra cultura, Madrid, Narcea, 2003; M. Rodríguez Abancens, Pedro Poveda. Mansedumbre y provocación, Madrid, Narcea, 2003.

 

Vicente Cárcel Ortí

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