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Pedro Manuel de Arandía y Santisteban

Biografía

Arandia y Santisteban, Pedro Manuel de. Ceuta, 6.II.1699 – Filipinas, 1.VI.1759. Caballero de Calatrava, intendente y gobernador de Filipinas.

Nació en el seno de la familia de vascongados formada por Nicolás de Arandia, natural de Arandia, que sirvió como teniente en Arbiello, Nápoles, y María Cruz de Santisteban, natural de Fuenterrabía.

Inició su carrera militar en 1722 y entre los años 1743 y 1748 se halló en las campañas de Italia y fue agraciado con la dignidad de gentilhombre de Cámara del rey de las Dos Sicilias. A su regreso a los reinos de España fue nombrado gobernador de Almagro y en 1749 se le confió la intendencia de la recién creada provincia de La Mancha, ocupándose en diversas diligencias y averiguaciones con ocasión de la formación del “Catastro de Ensenada”.

Ya con el grado de brigadier fue nombrado en 1753 como gobernador y capitán general de Filipinas y presidente de su Real Audiencia, y el 24 de abril de aquel año se le concedió licencia para que embarcara rumbo a su destino por la vía de Veracruz, con la habitual comisión de tomar residencia a su antecesor, que lo había sido el marqués de Ovando y, finalmente, tomó posesión de sus empleos en el mes de julio de 1754.

Su actividad en el Gobierno se proyectó en diversos ámbitos, entre otros, el conocimiento y la organización de las provincias a su cargo, la preocupación por el estado y el tratamiento de los naturales, la situación de los sangleyes, las nuevas políticas para mejorar el comercio de las islas, y la reorganización del cobro y recaudación de las rentas reales.

Al poco tiempo de haber tomado el mando (1754), dispuso que Bataan, en la península de Luzón, se estableciera como una provincia separada y para mejorar el conocimiento de las islas y favorecer la navegación y defensa de ellas mandó practicar una serie de reconocimientos e hizo levantar un mapa del puerto de Cajagayán, comúnmente llamado de Palapa, en la isla de Leyte (1757), y otro del puerto de Sisiran, situado en la provincia de Camarines (1757).

Preocupado también por el tratamiento de los naturales estableció unas Ordenanzas para mejorar la recaudación de los tributos reales y para lograr el adelantamiento de los frutos y ganados de los indios y evitar los agravios y vejámenes que se les inferían, sobre todo, por los religiosos doctrineros, las que hizo publicar el 16 de marzo de 1758 y remitió a la Corte para su confirmación, con la cual pretendía acabar con los abusos en el cobro de tributos y con la práctica de imponerles tasas sobre ciertas actividades, como extraer arcilla para fabricar vasijas, tomar agua de mar para hacer sal o pescar mariscos, y con las opresiones a que eran sujetos para obligarles a prestar servicios personales a favor de los religiosos y doctrineros, quienes también intervenían en las elecciones de gobernadorcillos de los pueblos y de otras justicias de los naturales, para que fueran elegidos sus criados, además de haber adoptado algunas medidas concretas respecto de ciertos naturales, como los de la provincia de Tondo, cuyos tributos dispuso que fueran arrendados (1758).

En los primeros años de su estancia en Manila ordenó que los chinos sangleyes que llegaban a la ciudad a comerciar se redujeran a una “camarín” que mandó construir en los extramuros de la ciudad, bajo el nombre de “Alcaicería de San Fernando” (1756), e hizo expulsar a aquellos que no consintieron en vivir en la citada alcaicería y así informaba a la Corte (24 de julio de 1757) que, por haberse realizado la dicha expulsión, juzgaba innecesaria la existencia del Convento de los Santos Reyes del Parián y del hospital de San Gabriel.

Procuró reorganizar y fomentar el comercio de las islas y para ello elaboró unas nuevas Ordenanzas para la navegación del galeón anual y comercio con la Nueva España (15 de mayo de 1757), las que fueron aprobadas al año siguiente (12 de septiembre de 1758), y propuso al Consejo de Indias (17 de julio de 1758) que se permitiera a las Filipinas un navío para el comercio, cada tres o cuatro años, con el Perú, pero esta proposición fue desechada y así se comunicó a su sucesor en gobierno (27 de septiembre de 1760).

En lo tocante a la Real Hacienda, dio un nuevo Reglamento para la Contaduría de las Islas Filipinas, que sustituía al de 1739, con cuyas disposiciones procuraba que se lograra un mejor y más rápido despacho de sus negocios, el que una vez informado y discutido en el Consejo no fue confirmado, de manera que, ya muerto Arandia, se ordenó a su sucesor (11 de febrero de 1766) que cesara la práctica y la ejecución de la Ordenanza que había dado Arandia y que en adelante los oficiales reales se ciñeran al antiguo Reglamento de 1739.

Desde los comienzos de su gobierno actuó como asesor suyo Santiago de Orendain, tesorero de la Santa Cruzada, a quien se sindicaba de ejercer una poderosa influencia sobre el gobernador, quien, una vez muerto Arandia, temiendo represalias en su contra, se refugió en el convento de los Agustinos, de donde fue sacado por la fuerza acusado de ocultación de bienes de la cruzada y se le siguió una larga causa a instancias del obispo del Cebú, quien le puso en prisión; durante estos sucesos su mujer se refugió en el Colegio de Santa Potenciana, época en la cual el gobierno político y militar de Filipinas ya estaba en manos del arzobispo de Manila Manuel Antonio Rojo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Contratación, 5495, n.º 2, r. 4; Filipinas, 271, 272, 386; Filipinas, 335, l. 17, fols. 83r.-85r., 114v.-116v., 118r.-120r., 151r.- 154r., 159v.-161r., 168r.-172r., 173v.-175v., 231r.-232v., 326v.-327v., 461r.-462r.; Filipinas, 343, l. 12, fols. 424v.- 428r.; Archivo General de la Nación México, Filipinas, 3, exp. 9, fols. 163r.-165r.; Filipinas, 3, exp. 14, fols. 257r.- 280r.; Filipinas, 4, exp. 3, fols. 85r.-123r.; Marina, 19, exp. 31, fols. 95r.-110r.; Reales Cédulas, 72, exp. 171; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Órdenes-Calatrava, exp. 142; Órdenes-Expedientillos, 12141.

G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, t. 1, Madrid, Alianza Editorial, 1981, págs. 310-311; V. Cadenas y Vicent, Caballeros de la Orden de Calatrava que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo xviii, Madrid, Hidalguía, 1987, págs. 239-240; N. Sugaya, “The Expulsion of the Non- Christian Chinese in the Mid-18th Century Philippines: Its Relevance to the Rise of Chinese Mestizos”, en Philippiniana Sacra, 27 (1992), págs. 305-312; M. M.ª Machado López, “Las relaciones entre la autoridad civil y las órdenes religiosas durante el gobierno de don Pedro Manuel de Arandia”, en Anuario de Estudios Americanos, 53-1 (1996), págs. 37-52.

 

Javier Barrientos Grandon