Capitán a las órdenes de Pedro de Mendoza, con quien se embarcó en su expedición al Río de La Plata (1535). En 1537, cuando Pedro de Mendoza sintiéndose enfermo decidió regresar a España, fue nombrado teniente de gobernador con funciones de gobernador de Buenos Aires, mientras estuviese ausente Juan de Ayolas.

Hombre ambicioso y cruel, pronto se dejó tentar por las noticias de la mucha plata existente más arriba del río, en la mítica Sierra de la Plata. Así pues, dejó el pequeño puerto de Buenos Aires al cuidado de cincuenta soldados y tres carabelas, y se marchó al frente de ciento cincuenta hombres y cinco lanchones río arriba. Al llegar al fuerte de Corpus Christi, donde perpetró una carnicería de indios, tomó cincuenta soldados más de la guarnición. Tras dos meses contracorriente por el río Paraná llegó a Asunción, allí fue abandonado por la mayoría de sus hombres y sin más recursos ni ánimo para proseguir. [...]