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Pedro de Moreruela

Biografía

Moreruela, Pedro de. ?, c. 1100 – Monasterio de Moreruela (Zamora), c. 1158. Monje cisterciense (OCist.), fundador de Moreruela y primer abad.

Se cree que fue español, compañero o discípulo de san Bernardo en Claraval, que fue escogido por el santo un poco antes de 1132 para iniciar la vida cisterciense en España, restaurando o echando los cimientos de Moreruela de Suso. Se ofrece la reseña que Henríquez le dedica en el Menologio Cisterciense.

Este mismo autor añade a las reseñas biográficas —de suyo cortas— unas notas históricas de las que dice que tomó los datos del libro de los “Varones ilustres” de la Orden Cisterciense, y al mismo tiempo asegura que Ángel Manrique recoge su memoria en el “Calendario de Santos de la orden”. Igualmente señala el “Calendario galicano” que le dedica su atención el día 1 de agosto. Lo más importante digno de destacar de la memoria de Henríquez —extraída del monje Aiberto, en quien se inspiró— fue que el abad Pedro “estuvo dotado de espíritu de profecía, habiendo profetizado a Alfonso VII que tendría un hijo”.

Alfonso VII, contrajo su primer matrimonio con Berenguela, hija del conde de Barcelona, en 1126. Después de seis o siete años, no habían logrado descendencia.

Hay que tener en cuenta que el Rey, hijo de doña Urraca y del conde Raimundo de Borgoña, tenía parentesco con Alicia de Monbart, madre de san Bernardo. La creencia general de la Orden en todos los tiempos es que al conocer el Rey el desarrollo de la Orden del Císter en Francia, merced al empuje que le estaba comunicando san Bernardo, acudió a él solicitando monjes para fundar en España, consciente de los beneficios que reportarían en las tierras que iba reconquistando. El abad de Claraval accedió, enviándole al menos dos monjes, Pedro y Sancho. Al ponerse el Rey —o su mujer Berenguela— en contacto con Pedro, el primero de ellos, con fama de santo, le rogó que pidiera a Dios que les concediera descendencia.

El santo les prometió que aquel mismo año concebiría la Reina y daría a luz un hijo, que resultó ser Sancho III, llamado el Deseado. Esta profecía ha sido recogida por todos los historiadores que hablan de este abad fundador de Moreruela.

Algunos historiadores, como M. J. Recuero, sitúan el nacimiento de Sancho III en 1133, por lo que hay una pista diáfana de que este monje se hallaba ya en Moreruela de Suso, primer asiento del Moreruela actual —llamado de Frades—, que es el que ha llegado hasta hoy, y en 1143 se hallaba desierto el lugar, al cual se trasladarían los monjes, abandonando Moreruela de Suso, fundación de san Froilán y san Atilano, elevados a las sedes episcopales de León y Zamora. Ahora bien, en el documento de ese año 1143, se habla de Sancho y Pedro monjes cistercienses, venidos de Claraval.

Pero supuesto que Pedro había profetizado la sucesión de un hijo poco antes de 1133, confirma la tesis antigua tradicional tan combatida hoy por la mayor parte de los historiadores. Manrique, único autor que señala la muerte del abad Pedro, habla con toda claridad de lo que se está diciendo: “En Moreruela prima Hispaniae domo, venerabilis Petrus, primus item sub legibus Cistercii illius Abbas [...]”. Ciertamente no era abad entonces del futuro Moreruela que ha llegado hasta nuestros días en ruinas, porque todavía faltaban diez años para fundarse, pero demuestra que en 1132 se hallaban los cistercienses en tierras de Zamora viviendo la espiritualidad monástica. No debió de pasar mucho tiempo entre la profecía y la instalación de la comunidad en el futuro monasterio, aunque era frecuente que en algunas fundaciones pasaran años hasta encontrar el lugar donde instalarse definitivamente.

Esto viene a dar luz a la historiografía que sólo trata del actual Moreruela de Frades sin contemplar el anterior Moreruela de Suso, cuyo emplazamiento se halla frente al actual, a la otra orilla del río Esla.

 

Bibl.: A. de Yepes, Corónica General de la Orden de San Benito, t. IV, Valladolid, por Francisco Fernández de Córdoua, 1615, fols. 106 y ss.; A. Manrique, Anales Cistercienses, t. I, Lugduni, Hæred G. Boissat & Lavrentii Anisson, 1659, pág. 433, cap. X, n.º 1; C. Henríquez, Menologium Cisterciense, Antverpiae, ex oficina Plantiniana Balthasaris Moreti, 1664, pág. 248, día; H. Flórez, Memorias de las Reynas Cathólicas, t. I, Madrid, Antonio Marín, 1761, págs. 277-278; S. Lenssen, Hagiologium cisterciense, t. II, Tilburg, pro manuscrito, 1940, pág. 48 (citando a Herberto, Abbatis narratio, Anal. Bolland., XX, pág. 74 et seq. Igualmente cita a Zimmermann, Kalend. Benedict. II, pág. 527); E. Martín, “La entrada del Císter en España”, en Cistercium, V (1953), págs. 152-160.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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