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Alejandro Ferrant y Fischermans

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Biografía

Ferrant y Fischermans, Alejandro. Madrid, 9.IX.1843 – 20.I.1917. Pintor.

Nació en el seno de una estirpe de artistas de la que, al menos, en tres generaciones surgieron algunos de cierto renombre: la de los hermanos de su padre Luis (1806-1868) y Fernando (1810-1856) Ferrant Llausás, pintores reconocidos en su época y en contacto con la Corte de Isabel II, la de Alejandro y la de su hijo el escultor de tendencias vanguardistas Ángel Ferrant Vázquez (1890-1961). Por su cronología pertenece a la llamada segunda generación de pintores de historia (la de los nacidos en la década de 1840), que es la cuarta de las generaciones culturales que afectan a la segunda mitad del siglo XIX. La mayor parte de los datos familiares y aspectos de su personalidad procede de lo publicado por Rodríguez Moñino y Pardo Canalís de las casi enteramente inéditas memorias (Apuntes íntimos) de Barcia, el clérigo cordobés que fue su amigo y compañero, pues resultó ser pintor además de erudito. Pero también el pintor y crítico coetáneo Balsa de la Vega proporciona su semblanza, en la que incluye —como respecto a otros artistas y críticos analizados— la descripción de sus rasgos físicos. Por todo ello se sabe de la forma de ser apacible y discreta, de las aficiones hogareñas y hábitos sencillos de Ferrant, aunque también, al parecer, de su falta de carácter. E igualmente, de su honesta religiosidad, que se refleja en la sinceridad de su pintura religiosa.

El tradicional aprendizaje con un maestro se cubre en este caso con el de su tío —y luego padrastro— Luis, quien incluso llega a ayudarle en algunas pinturas de su primer período, como las del encargo de la Diputación de Navarra (1865) o la del concurso abierto en 1868 por el duque de Fernán Núñez para conmemorar la batalla de Tetuán, cuya versión triunfadora será la de Palmaroli, aunque también es suficientemente conocida la de Rosales. Pero además de esa secular vertiente de la formación artística está el también generalizado paso por la Escuela Especial (luego Superior) de Pintura, Escultura y Grabado, en la que cursa estudios entre los años académicos 1857-1858 y 1867-1868, si bien los simultanea con la ejecución de importantes cuadros con los que ya consigue premios en esos mismos años sesenta. Ahora bien, siendo las copias en los museos un factor añadido para el aprendizaje y perfeccionamiento artísticos (contribuyendo, por otro lado, al eclecticismo a que aboca el realismo del momento), también Ferrant rinde su tributo en el Museo del Prado cuando obtiene la autorización para copiar en 1864 y se le registra en diversas fechas de 1866 a 1869.

Durante esa misma década de los sesenta del siglo XIX —y además de una frustrada beca del infante Sebastián María Gabriel de Borbón— se produce su participación (junto a lo ya citado en colaboración con su tío) en los tres certámenes de 1862, 1864 y 1866 convocados por la Academia de Bellas Artes de Cádiz sobre asuntos locales (La caída de Murillo pintando en los capuchinos de Cádiz, Martirio de San Servando y San Germán, patronos de Cádiz, y Toma de una galeota de moros por el pueblo de Cádiz en 1574), consiguiendo el premio en las tres ocasiones. Es también época de otros cuadros de historia, el más importante de los cuales, La última comunión de San Fernando, quedará interrumpido por fallecimiento del comitente, Sebastián Gabriel, hasta su conclusión en 1914. De los retratos de esta primera etapa anterior a su pensión en Roma cabe citar el temprano de su tío Luis o el de su compañero de pensión y luego cuñado, el escultor Ricardo Bellver, todavía con algunos aspectos puristas pero caminando ya hacia el realismo por la intensidad de la figura y el modelado.

Va como pensionado de mérito por la pintura (1874-1877) en la primera promoción de artistas de la recién creada (1873) Academia Española en Roma, aunque prolongue un año más, hasta 1878, su estancia en la capital italiana gracias a la ayuda del Ayuntamiento de Madrid. Sus envíos de pensión son, sucesivamente, la copia de la parte inferior de La disputa del Sacramento, de Rafael (conjuntamente con el también pensionado de pintura, pero de número, Pradilla) y El cadáver de San Sebastián recuperado de la Cloaca Máxima por los cristianos (boceto y cuadro definitivo), que le consigue una Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1878, además de ser también premiado en la universal parisina de ese año; pero junto al cuadro iba en el envío la reglamentaria memoria que había que redactar al final de la pensión, y que en este caso versaba sobre las impresiones artísticas de Roma, Florencia, Pisa y Nápoles, recibiendo la calificación honrosa u honorífica (la más alta de las estipuladas) para ambas pinturas.

La etapa de madurez ocupa desde su regreso a Madrid hasta su fallecimiento. Se casa en 1888 con Blanca Vázquez López Amor, que le dará seis hijos.

Su producción en esta época desarrolla abundante pintura decorativa, tanto profana como religiosa. De la primera deja testimonios en edificios oficiales como el Ministerio de Agricultura, en Madrid, o el Palacio de Justicia de Barcelona, en instituciones privadas de ocio cultural como el antiguo Casino Principal de Zaragoza (palacio de Sástago), o en encargos particulares como el madrileño palacio de Linares (actual Casa de América). Su pintura decorativa religiosa encuentra campo en San Francisco el Grande de Madrid (aunque de nuevo sea encargo ministerial, puesto que el titular del templo es la ya secularizada Obra Pía de los Santos Lugares en España, dependiente del actual Ministerio de Asuntos Exteriores), o en el muy recientemente desaparecido colegio madrileño de escolapios de San Antón. Hace, asimismo, cuadros de altar e incluso algún pequeño retablo y otros encargos religiosos para la Familia Real, continuando así las buenas relaciones que sus tíos Luis y Fernando habían mantenido con la institución monárquica.

Sigue rindiendo tributo al cuadro de historia, y de la misma manera que acaba esa Última comunión de San Fernando que le adquiere el Senado (y en el que es perceptible la inevitable diferencia entre la primitiva mitad izquierda —con lógicas deudas de Rosales y su Testamento de Isabel la Católica— y la parte derecha), hace el Cisneros fundador del Hospital de la Caridad de Illescas. También mantiene la continuidad como retratista y, aparte de los retratos oficiales de Alfonso XII, están los que quedaron en poder de los herederos, sobre todo el autorretrato con boina (1906).

Hizo asimismo abundantes obras de pequeño formato: de género, apuntes del natural, vistas arquitectónicas o episodios y actos oficiales de palacio (como en su labor de ilustrador), muchas de las cuales no llegaron a salir de la familia y los descendientes, aunque se asomaron a las exposiciones nacionales de Bellas Artes.

Es preciso destacar igualmente su labor de acuarelista, según una socorrida práctica del momento que el preciosismo fortunesco había hecho florecer.

Un par de ejemplos, bien que del momento italiano, son la Ciociara y El escribiente de cartas. Pero en Ferrant se advierte un proceso continuo hacia la modernidad en esta difícil técnica: los resabios fortunescos iniciales van dejando paso a una más sincera inspiración y a una técnica más sabia y fresca, alcanzando las cotas más altas en su etapa final. Está también la numerosa producción de ilustraciones para revistas de la época, con abundante información gráfica sobre sucesos de aquella actualidad, siendo de resaltar los de la vida de Palacio que reflejan las buenas relaciones que siempre demostró tener con la Familia Real.

Desarrolló una actividad docente como profesor numerario en la Escuela Central de Artes y Oficios, pero entre los nombramientos destaca el de académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando: elegido en 1880, su ingreso tendrá lugar cinco años después con el discurso titulado Reflexiones sobre la pintura decorativa y la entrega de los retratos de su tío Luis Ferrant y del académico que le precedió en el sillón, Valentín Carderera. Fue, asimismo, director del Museo de Arte Moderno desde 1903 hasta su fallecimiento en 1917, y estuvo en posesión de diversas condecoraciones como la Gran Cruz de Isabel la Católica y las Palmas Académicas del Gobierno francés. Frecuente expositor en los certámenes oficiales del momento, las exposiciones nacionales de Bellas Artes, fue también en diversas ocasiones componente del jurado de las mismas, pese a la blandura y falta de carácter que le achaca Balsa de la Vega. Y de la misma manera, como muchos otros ex pensionados de la Academia de España en Roma, presta su apoyo a la institución respondiendo numerosas veces a la solicitud del Ministerio de Estado para formar parte de los tribunales de oposiciones y de calificación de envíos.

Su arte participa en muchos aspectos de la majestuosidad y hasta severidad de los pintores de la generación anterior, la primera de los pintores de historia (Rosales, Casado del Alisal, Gisbert, etc.), buscando siempre una claridad estructural y manteniendo un dibujo de perfiles más agudos que el que caracteriza a ese preciosismo coetáneo al que también en ocasiones rinde tributo. Es la suya, en suma, una pintura realista que cada vez más es vista como ecléctica, en la medida en que los recursos renacentistas y barrocos utilizados resultan historicismos asimilables a los rasgos específicos del momento (ilusionismo, pictoricismo) con vistas a un claro sentido unitario y decorativo.

 

Obras de ~: La caída que ocasionó la muerte del célebre pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo pintando el cuadro de Capuchinos de Cádiz, 1862; Martirio de San Servando y San Germán, patronos de Cádiz, 1864; Retrato de Luis Ferrant, 1864; pinturas para el salón del Trono del palacio de la Diputación de Navarra: Invención del cuerpo de San Fermín, obispo y mártir, suceso del 13 de enero del 614, 1865; con L. Ferrant y Llausás, Batalla de Olast o una derrota de Abderramán en el Roncal sucedida en 785, Testamento de Sancho el Mayor o El Rey D. Sancho el 4º reparte sus reinos en sus cuatro hijos el año 1030, Entrega del tributo al Rey Sancho el Noble de Navarra por parte del rey moro de Zaragoza, El rey navarro García Ramírez, El rey navarro Alonso Sánchez, y El rey navarro Pedro Sánchez, 1865; Estudio de cabeza de viejo, 1865; Retrato de un compositor que se supone Arrieta, c. 1865; Toma de una galeota de moros por el pueblo de Cádiz en 1574 o Victoria alcanzada por los gaditanos en la Almadraba y caserío de Hércules en 1574 o Combate en Torregorda entre los gaditanos y los piratas moros, 1866; Estudio, 1867; San José con el Niño Dios, 1867; Asunto romántico o El moribundo, 1869; Batalla de Tetuán (boceto), 1868; Retrato del escultor Ricardo Bellver, 1869; Su hermana Pilar de cuerpo entero, 1870; El brigadier Quadros en el primer sitio de Zaragoza en 1808, c. 1870; Hazaña de Hernán Pérez del Pulgar en Granada, c. 1871; Retrato del pintor Pradilla, 1874; con F. Pradilla Ortiz, La disputa del Sacramento de Rafael (copia de la parte inferior), 1875; El cadáver de San Sebastián recuperado de la Cloaca Máxima por los cristianos (boceto y cuadro definitivo), 1877; Ciociara y El escribiente de cartas (acuarelas), c. 1877; Exposición Universal de París de 1878: Soldados españoles desfilando ante el pabellón español, 1879; Pintura decorativa en San Francisco el Grande de Madrid: Profetas y Sibilas de la cúpula y sus bocetos, 1881-1883; con M. Domínguez Sánchez, El Jubileo de la Porciúncula, en la capilla mayor, y sus bocetos, 1885; y con A. Muñoz Degrain y J. Moreno Carbonero, El Padre Eterno en su trono esperando a su Divino Hijo, 1885-1886; Retrato de Valentín Carderera, c. 1885; Crucificado con la Virgen y San Juan Evangelista, c. 1887; Pintura decorativa en el palacio de Linares de Madrid (Casa de América): Alegoría de la Poesía, en el “gabinete Luis XIV” o boudoir, c. 1884; Santos Evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan, 1888, y Sueño de San José, en la capilla, 1889; El festín de los dioses, 1888, Diana cazadora, Naturaleza muerta, 1889, y Escenas de bacanal, en el comedor principal o de gala; y Escenas pompeyanas y Baño pompeyano, en las galerías superiores o pompeyanas; Pintura decorativa en el palacio de Sástago de Zaragoza: Alegoría de Zaragoza, 1889; Cisneros fundador del Hospital de la Caridad de Illescas, 1892; San Joaquín, 1892; Santa Ana, 1892; Pintura decorativa en las Escuelas Pías de San Antón de Madrid: Adoración de la Eucaristía por el padre Pirroti y sus discípulos, 1892 (desapar.); Donativo a Velázquez, 1894; San Miguel, 1897; Pintura decorativa en el actual Ministerio de Agricultura: Alegoría de España y el Fomento en Ciencias e Industria, Obras Públicas y Comunicaciones, Comercio, Agricultura, Instrucción Pública, Literatura y Bellas Artes, c. 1898; Retablo de El Pardo, 1902-1903; Retablo de la infanta Isabel, 1900-1903; Sagrado Corazón de Jesús; Sagrado Corazón de María; Autorretrato con boina, 1906; Pintura decorativa en el Palacio de Justicia de Barcelona: Alegoría de la Justicia y Cataluña, c. 1911; La Virgen del Carmen salvando un alma, 1912; Última comunión del rey Fernando III el Santo, 1867-1914; Retrato de caballero, s. f.; Retrato de Alfonso XII, s. f.; J. Zorrilla, A buen juez, mejor testigo: leyenda toledana, ilustr. de ~, Toledo, Ledoria, 2002.

Escritos: Reflexiones sobre la pintura decorativa. Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del Sr. D. ~ el día 20 de Diciembre de 1885. Contestación del Sr. D. Antonio Arnao, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1885; Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del Sr. D. Ángel Avilés el día 5 de Febrero de 1893. Contestación del Sr. ~, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1893.

 

Bibl.: Academia de Bellas Artes de Primera Clase de la provincia de Cádiz. Certamen pictórico. Año 1862, Cádiz, 1862; A. Fernández Guerra, “Nuestros pensionados en Roma”, en La Ilustración Española y Americana (LIEA), 8 de noviembre de 1876, págs. 279-282; M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix, Madrid, Moreno y Rojas, 1884 (2.ª ed.), págs. 236-238; E. Martínez de Velasco, “Nuestros grabados. Bellas Artes. Alegoría de Zaragoza, techo pintado por Ferrant”, en LIEA (15 de agosto de 1890), pág. 83; R. Balsa de la Vega, Artistas y críticos españoles, Barcelona, Est. Tipográfico Editorial Arte y Letras, 1891, págs. 41-46; “Informe sobre el cuadro pintado por D. Alejandro Ferrant, titulado Detalles de la guerra de África de 1859”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (BRABASF) (1910), págs. 68-69; N. Sentenach, “Nuestros grandes artistas contemporáneos. Alejandro Ferrant y Fischermans”, en LIEA (28 de febrero de 1913), págs. 131-141; J. Garnelo, “Informe sobre el cuadro titulado Una bacante original de D. Alejandro Ferrant”, en BRABASF (1914), pág. 130; J. Francés, “El homenaje a Ferrant”, en El Año Artístico 1915 (1916), págs. 68-70; A. Avilés, “Necrología. Don Alejandro Ferrant”, en BRABASF (1917), págs. 43-45; “Necrología. D. Alejandro Ferrant”, en Boletín de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra (Pamplona), 29 (1917), págs. 61-64; P. Quintero Atauri, “Desgraciado accidente ocurrido a Murillo en el Convento de Capuchinos de Cádiz y que ocasionó su fallecimiento”, en Boletín del Museo de Bellas Artes de Cádiz (BMBAC) (1924), págs. 103-105; Alejandro Ferrant (1843-1917). Luis Ferrant (1806-1868). Catálogo, Madrid, Sociedad de Amigos del Arte, 1926; G. García Maroto, “En torno a la Exposición Alejandro Ferrant (Sociedad de Amigos del Arte)”, en Arte Español (1926), págs. 130-133; M. Sánchez de Palacios, “En torno a una vida. Alejandro Ferrant y Fischermans”, en BMBAC, V (1933-1942), págs. 141-148; A. Rodríguez Moñino, “Ferrant en Roma. Un dibujo inédito para cuadro de San Sebastián”, en Academia (1958, 2.º semestre), págs. 71- 79; M. Bru Romo, La Academia Española de Bellas Artes en Roma (1873-1914), Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1971; E. Pardo Canalís, “Textos. Don Ángel María de Barcia”, en Revista de Ideas Estéticas (RIE) (1977), págs. 253- 276; “Textos. Alejandro Ferrant en el recuerdo de Barcia y Pavón”, en RIE (1979), págs. 88-94; C. Díaz Gallegos, “La obra de Luis, Fernando y Alejandro Ferrant en el Patrimonio Nacional”, en Reales Sitios (1982), págs. 49-56; E. Casado Alcalde, La Academia Española en Roma y los pintores de la primera promoción, vol. I, Madrid, Universidad Complutense, 1987, págs. 344-493; J. M. Arnáiz et al. (dirs.), Cien Años de Pintura en España y Portugal (1830-1930), t. II, Madrid, Antiqvaria, 1988, págs. 393-398; E. Casado Alcalde, Pintores de la Academia de Roma. La primera promoción, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores-Lunwerg, 1990, págs. 15- 27; C. Muñoz del Río (ed.), Casa de América. Rehabilitación del Palacio de Linares, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Ayuntamiento de Madrid y Comunidad de Madrid, 1992; M. A. Paz, J. L. Morales y Marín y W. Rincón García (dirs.), Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo xx, t. V, Madrid, Forum Artis, 1994, págs. 1278-1279; E. Casado Alcalde, “El recientemente desaparecido techo de Ferrant en los Escolapios de San Antón”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, XXXVI (1996), págs. 163- 165; M. de la Fuente Muñoz, “Aportaciones documentales sobre una familia de artistas: los Ferrant”, en Goya, 285 (2001), págs. 356-367; C. G. Navarro, “Los bocetos para la decoración de San Francisco el Grande”, en Boletín del Museo del Prado, 39 (2003), págs. 60-87.

 

Esteban Casado Alcalde

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