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Ángel Picazo Alcaráz

Biografía

Picazo Alcaraz, Ángel. Barcelona, 1.VII.1917 – Madrid, 21.X.1998. Actor.

Vivió su infancia y adolescencia en Barcelona. En algunas biografías figura como nacido en Murcia, de donde procedía su familia. El propio actor se encargó de deshacer el equívoco sobre el lugar de su nacimiento. Su padre era farmacéutico y también él comenzó estudios universitarios en la Facultad de Farmacia, pero abandonó la carrera debido a su vocación teatral.

Su vida como actor profesional se inició tras la Guerra Civil en la compañía de López Llauder, con la que representó las obras Usted tiene ojos de mujer fatal y Los ladrones somos gente honrada, de Enrique Jardiel Poncela. Era el año 1943 y cobraba veinticinco pesetas diarias en la gira que hizo por provincias. Un año después debutó como galán con la compañía de Rafael Rivelles, que ejerció una gran influencia en él, dado su incuestionable magisterio teatral. Permaneció hasta 1949 en aquella formación. Una de las virtudes que como actor poseía Ángel Picazo radicaba en su timbre de voz, melodioso, de grata dicción. Eso le permitió trabajar a menudo en estudios de doblaje, prestando su voz a la de grandes actores del cine mundial. En el cine comenzó en 1947, con Las tinieblas quedaron atrás, de Miguel Iglesias. Su filmografía se compone de treinta y un títulos, entre los cuáles destacan La revoltosa, dirigida por José Díaz Morales (1949); Dos caminos, de Arturo Ruiz Castillo (1953); Crimen imposible, de César Fernández Ardavín (1954); Las últimas banderas, de Luis Marquina (1954); y, Han matado un cadáver, de Julio Salvador (1960). En 1964 intervino, sólo con su voz en off, en la película Franco, ese hombre, película hagiográfica de José Luis Sáenz de Heredia. Ese mismo año intervino en El señor de La Salle, de Luis César Amadori, y en el siguiente, 1965, tomó parte en la ambiciosa coproducción de Isasi-Isasmendi, Estambul 65, así como en Las últimas horas, de Santos Alcocer. Se evocaba en este filme los momentos finales del Rey Alfonso XIII, antes de abandonar España tras los adversos resultados que se registraron para los monárquicos en las elecciones de abril de 1931, que dieron paso a la proclamación de la II República, dándose la circunstancia que, acertadamente caracterizado, su parecido con el soberano era extraordinario. En 1968 logró otra excelente interpretación en El huésped del sevillano, de Juan de Orduña, encarnando la figura de Miguel de Cervantes.

Actores como él sabían siempre utilizar los recursos del maquillaje, la ropa, los gestos de cada personaje a interpretar, la caracterización, en suma. Y así volvió a resultar cuando representó en teatro El vicario de Dios, de Diego Fabbri, sobre la vida de Pío XII. El feliz resultado de aquella función llegó a oídos del propio Papa.

En los años 60 intervino además en muchos programas dramáticos (telenovelas, series, Estudio 1) de Televisión Española. Pero no dejó de pisar los escenarios, en los que consiguió notables resultados: Hoy es fiesta, de Buero Vallejo; Los pobrecitos, de Alfonso Paso; Eloísa está debajo de un almendro, de Jardiel Poncela; La vida es sueño y El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca; o, Salvar a los delfines, de Santiago Moncada.

En las temporadas 70-80, época en la que algo alejado del cine, fue requerido de nuevo para rodar una agridulce comedia de José Luis Garci, Las verdes praderas. Era el año 1978 y se despidió de su filmografía dos años más tarde con Esperando a papá, de Vicente Escrivá.

Estuvo casado con la actriz Irene Más, con quien tuvo un hijo, abogado de profesión. En su dilatada vida profesional, recibió el Premio Nacional de Teatro (1956), la Medalla de Oro de Valladolid, el Premio de la Crítica de Barcelona (1963) y el Premio Ricardo Calvo, de la Villa de Madrid (1982).

Obras de ~: Filmografía: Actor en M. Iglesias (dir.), Las tinieblas quedaron atrás, 1947; F. Rovira Beleta (dir.), Doce horas de vida, 1948; J. Díaz Morales (dir.), La revoltosa, 1949; A. Vilches (dir.), A dos grados del Ecuador, 1950; E. Fernández Ardavín, La llamada de África, 1951; A. Ruiz Castillo (dir.), Dos caminos, 1953; C. Fernández Ardavín (dir), Crimen imposible, 1954; L. Marquina (dir.), Las últimas banderas, 1954; A. Ruiz Castillo (dir.), Carta al cielo, 1959; J. Salvador (dir.), Han matado un cadáver, 1960; L. C. Amadori (dir.), El señor de La Salle, 1964; J. A. Isasi-Isasmendi (dir.), Estambul 65, 1965; S. Alcocer (dir.), Las últimas horas, 1965; J. de Orduña (dir.), El huésped del sevillano, 1968; J. M.ª Elorrieta (dir.), Las joyas del diablo, 1969; J. L. Garci (dir.), Las verdes praderas, 1978; V. Escrivá (dir.), Esperando a papá, 1980.

Bibl: M. Román, Los cómicos, vol. V, Barcelona, Royal Books, 1996, págs. 87-90: C. Aguilar y J. Genover, Las estrellas de nuestro cine, Madrid, Alianza Editorial, 1996, págs. 477-478; C. Losilla, “Picazo, Ángel (Ángel Picazo Alcaraz)”, en J. L. Borau (dir.), Diccionario del cine español, Madrid, Alianza Editorial-Academia de las artes y las Ciencias Cinematográficas, 1998, pág. 682.

Manuel Román Fernández