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Gabino Bugallal Araújo

Biografía

Bugallal y Araújo, Gabino. Conde de Bugallal (II). Puenteareas (Pontevedra), 19.I.1861 – París (Francia), 31.V.1932. Político conservador.

Procedía de una rica familia de terratenientes con influencia política en las provincias de Pontevedra y Orense. Su padre, José Ramón Bugallal, notario y alcalde de Puenteareas, fue, en los comienzos de la Restauración, uno de los organizadores del Partido Conservador en la provincia de Orense, de la que fue varias veces gobernador civil. Gabino Bugallal estudió Derecho en las Universidades de Santiago de Compostela y Salamanca, se licenció por la primera en 1880. Dio el salto a la política en Madrid bajo la protección de su primo Saturnino Álvarez Bugallal, dirigente conservador muy cercano a Cánovas del Castillo, ministro, decano del Colegio de Abogados de Madrid y jefe del clan familiar.

Tan pronto como cumplió la edad reglamentaria, Gabino fue elegido diputado, representando al distrito “familiar” de Puenteareas en el Congreso entre 1886 y 1890, como miembro activo de la oposición conservadora. A lo largo de su vida salió elegido en diecisiete elecciones generales, siempre para el Congreso de los Diputados, aunque por diferentes distritos: 1886 (Puenteareas), 1891 (Ribadavia, Orense), 1893 (Puenteareas), 1896 (Orense), 1898 (Bande, Orense), 1899 (Ginzo de Limia, Orense), 1901 (Puenteareas), 1903 (Orense), 1905 (Bande), 1907 (Bande), 1910 (Puente Caldelas, Pontevedra), 1914 (Villena, Alicante), 1916, 1918, 1919, 1920 y 1923 por Bande. Toda su carrera política se desarrolló en las filas del Partido Conservador, sin apartarse en ningún momento de las ideas políticas de Cánovas y de la Monarquía restaurada, cuya idoneidad defendió hasta el final en la época de crisis del régimen que le tocó vivir.

Sus primeros cargos políticos fueron los de director general de Administración Local (en 1895-1897, siendo ministro de Gobernación Fernando Cos- Gayón), director general de la Deuda Pública (1899, con Raimundo Fernández Villaverde en Hacienda) y fiscal del Tribunal Supremo (en 1902, con Eduardo Dato en el Ministerio de Gracia y Justicia). Por fin, en 1903 obtuvo su primera cartera ministerial —la de Instrucción Pública, que ocupó tan sólo del 20 de julio al 5 de diciembre—, en aquel Gobierno de su paisano Fernández Villaverde caracterizado por la abundancia de ministros gallegos. De hecho, se alineó políticamente con la facción llamada “villaverdista”, que en los años del cambio de siglo intentó una vía de regeneración conservadora de España, después del Desastre del 98, que diera prioridad al equilibrio presupuestario. La temprana muerte de Villaverde llevó a la dispersión de sus seguidores que, encabezados por el íntimo amigo de Bugallal, Augusto González Besada, regresaron en su mayor parte a la disciplina del Partido Conservador y al liderazgo de Antonio Maura.

En 1912, sucedió en el título nobiliario de conde de Bugallal a su tía Adelaida García y Rodríguez, merced que el rey Alfonso XIII le había concedido por los méritos de su marido Saturnino Álvarez Bugallal, que fue ministro de Gracia y Justicia, quien como primera titular había designado a su sobrino Gabino Bugallal, habiendo sido autorizada a ello por Real Decreto de 12 de febrero de 1906.

Bugallal, que nunca tuvo muy buena relación con Maura, formó parte del movimiento que condujo a Eduardo Dato a la jefatura del Gobierno en 1913, lo que provocó por muchos años la división del Partido Conservador entre “datistas” y “mauristas”. Llegó a ser una de las personalidades políticas más cercanas a Dato, a cuyo servicio puso la red de influencias personales y familiares que, poco a poco, había ido tejiendo en Galicia, y que le otorgaba el control político de varios distritos. Bajo la presidencia de Dato, Bugallal accedió al Ministerio de Hacienda en dos ocasiones sucesivas: del 27 de octubre de 1913 al 9 de diciembre de 1915 y del 11 de junio al 3 de noviembre de 1917. También ocupó interinamente de nuevo la cartera de Instrucción Pública, entre el 11 de diciembre de 1914 y el 4 de enero de 1915.

Fue en Hacienda donde Bugallal empezó a destacar políticamente, desarrollando una línea de acción que recuperaba la herencia del villaverdismo. En una época de gran desorden e inoperancia en las finanzas del Estado, Bugallal consiguió poner orden y aprobar dos presupuestos generales: el de 1915 y el de 1920- 1921. Gran parte de sus primeros proyectos de reforma —que afectaban a los impuestos indirectos, a la inspección y al personal de Hacienda— no fueron aprobados por la situación de división en que se hallaban las fuerzas políticas. Fue necesario un tercer paso por el Ministerio, en los Gobiernos presididos por Joaquín Sánchez de Toca (del 20 de julio al 12 de diciembre de 1919) y Manuel Allendesalazar (del 12 de diciembre de 1919 al 5 de mayo de 1920), para que Bugallal pudiera sacar adelante su programa de reformas, si bien revisado y moderado en el proceso de negociación.

Los dos logros mayores de la gestión de Bugallal en Hacienda fueron la importante reforma de la Tarifa III de la Contribución de Utilidades, que creaba el Impuesto de Sociedades (Ley de 20 de abril de 1920); y una Ley de Reforma del Régimen Tributario (sancionada el 29 de abril de 1920) que incluía innovaciones en varias figuras tributarias más. Tales reformas respondían a la inspiración técnica del profesor Antonio Flores de Lemus, quien venía preparando en el Ministerio desde diez años antes reformas que modernizaran y equilibraran la Hacienda Pública española.

Bugallal no ideó estas reformas, pero aportó la voluntad política para sacarlas adelante y la habilidad para vencer tanto los obstáculos parlamentarios como la resistencia que ofrecieron algunos grupos de presión que se sintieron amenazados. Consiguió su objetivo de reducir el déficit público; introdujo por primera vez en España el principio moderno de la progresividad de los tributos (aunque fuera en el impuesto sobre la renta de sociedades y no de las personas físicas); y creó una figura tan perdurable del sistema tributario español como el Impuesto de Sociedades, que se mantendría con la definición que le diera Bugallal por espacio de veinte años (y en muchos aspectos hasta 1957).

Convertido ya en un personaje prominente del panorama político español —uno de los “barones” del Partido Conservador—, Bugallal fue llamado por Dato a desempeñar puestos de gran responsabilidad en aquella época de violencia terrorista, especialmente por la espiral de atentados anarquistas de Barcelona y su correlato en el pistolerismo patronal.

Bugallal fue primero ministro de Gracia y Justicia (del 5 de mayo al 1 de septiembre de 1920) y luego de Gobernación (del 1 de septiembre de 1920 al 14 de agosto de 1921), con la peculiaridad de que, al pasar de uno a otro se le permitió dejar en Gracia y Justicia a un hombre de su confianza, el “bugallalista” Mariano Ordóñez, y más tarde imponer también a otro “bugallalista” como Manuel Argüelles en Hacienda.

Como ministro de Gobernación, Bugallal tuvo dos responsabilidades principales: organizar las elecciones del 19 de diciembre de 1920; y dar cobertura a la política represiva, de “mano dura” contra las organizaciones obreras, que aplicaba el gobernador civil de Barcelona, general Severiano Martínez Anido. En defensa de esa política, que el Gobierno Dato sostenía para atraerse a los catalanistas de Cambó, Bugallal tuvo que dar la cara en el Congreso frente a las protestas y acusaciones que despertaban los excesos policiales y la aplicación de la “ley de fugas”. Aún estaba en el cargo cuando fue asesinado el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Dato, el 8 de marzo de 1921. Aquel magnicidio, que convirtió a Bugallal en jefe de Gobierno interino por cuatro días (del 8 al 12 de marzo de 1921), fue para él un duro golpe personal y político.

Privado de su jefe y protector, Bugallal entró en la lucha por la jefatura del Partido Conservador que enseguida se desató. Podía hacerlo, pues en el curso de los años había conseguido agrupar a su alrededor una verdadera facción “bugallalista”, capaz de controlar políticamente gran parte de la región gallega, y comparable a la que sustentaba las aspiraciones de otros dirigentes conservadores del momento. Pero sus posibilidades de alzarse con la jefatura del partido quedaban mermadas por la impopularidad de su gestión en el Ministerio de la Gobernación, desde el que tuvo que justificar y permitir los desmanes represivos de Martínez Anido en Barcelona, siguiendo una política que en realidad no era tanto suya como del presidente Dato o del gabinete en su conjunto. Finalmente, fue el presidente del Congreso, José Sánchez Guerra, quien se impuso en esa pugna por el liderazgo conservador.

Bugallal siguió siendo ministro de Gobernación mientras duró la pugna, bajo el Gobierno presidido por Allendesalazar (del 12 de marzo al 14 de agosto de 1921), hasta que pasó a sustituir a Sánchez Guerra en la presidencia del Congreso de los Diputados el 15 de marzo de 1922.

El tema más candente del momento era el de las responsabilidades políticas por la Guerra de Marruecos y, particularmente, por el “Desastre” de Annual de 1921: responsabilidades derivadas del llamado “Informe Picasso”, que alcanzaban a quienes habían formado parte del Gobierno Allendesalazar y, potencialmente, al Rey mismo. Cuando tales responsabilidades se plantearon en el Congreso, Bugallal dimitió como presidente de la Cámara, el 1 de diciembre de 1922, y arrastró con su actitud la caída del gabinete de Sánchez Guerra.

Tras el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, Bugallal fue de los pocos dirigentes políticos que siguieron acudiendo a Palacio, poniendo su fidelidad a la Monarquía por encima de las circunstancias políticas y aceptando, con su silencio, el hecho consumado de la dictadura. La división de los conservadores, mal cerrada en la última crisis, volvió a hacerse visible: Sánchez Guerra, cabeza del ala más “centrista” del partido y reconocido como jefe del mismo, preconizaba una oposición abierta contra la dictadura; mientras que Bugallal, dirigente de los conservadores “puros”, prefería abstenerse de toda actividad política en espera de que la dictadura —que se había presentado como un expediente temporal— diera paso a un regreso a la normalidad.

Sin embargo, a medida que la dictadura mostró su voluntad de perpetuarse creando nuevas instituciones, Bugallal se pronunció públicamente por el retorno al régimen constitucional: lo hizo primero, en 1924, en el discurso de contestación al ingreso del marqués de Lema en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (a la que pertenecía Bugallal desde 1921); y luego, en 1928, de manera más clara, en una conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid, por el centenario del nacimiento de Cánovas, el 26 de abril, titulada “Las ideas fundamentales en la política según Cánovas”. Su postura reclamando la vuelta sin más al régimen constitucional y parlamentario se distanciaba, sin embargo, de quienes —como Sánchez Guerra— participaban en intentos insurreccionales y hablaban de exigir responsabilidades a la Corona.

Esta defensa a ultranza de la Monarquía de Alfonso XIII llevó a Bugallal, por fin, a la jefatura de un Partido Conservador que se encontraba ya en franca descomposición. Formó parte del último Gobierno de Alfonso XIII —bajo la presidencia del almirante Juan Bautista Aznar— como ministro de Economía (del 18 de febrero al 14 de abril de 1931). Desde este gabinete vivió el último y desesperado intento por volver a la normalidad del régimen de la Restauración, para lo cual se convocaron las elecciones municipales de abril de 1931. Cuando la victoria de las candidaturas republicanas en las principales ciudades precipitó la proclamación de la República en toda España, Bugallal fue de los pocos ministros que aconsejaron al Rey resistir, alegando que la legalidad estaba de parte de la Monarquía y del Gobierno.

En aquella época de crisis de la dictadura, la oposición republicana y galleguista hizo de Bugallal un símbolo de la “vieja política” con la que querían acabar, no sólo por su fidelidad sin fisuras hacia la Monarquía de la Restauración y la herencia de Cánovas, sino también por su práctica sistemática del caciquismo tradicional. Efectivamente, la familia Bugallal había desarrollado desde tiempos de Saturnino Álvarez Bugallal una red clientelar propia, que Gabino había heredado y fortalecido mediante el intercambio de favores, las recomendaciones, el patronazgo personal y la manipulación de las elecciones. El “bugallalismo” demostró tener una gran fuerza en la provincia de Orense, parte de Pontevedra y sur de Lugo, donde ofreció resistencia eficaz a los intentos de penetración de otras influencias, como la que intentó ejercer el “maurismo”. Y era capaz de transmitir hasta Madrid el peso de una facción de conservadores “puros” dirigida por Gabino, y de la que formaban parte sus hermanos Darío e Isidoro, además de otros políticos, como Senén Canido, Luis Espada, Gumersindo Díaz Cordovés, José Estévez, Mariano Ordóñez, Alejandro Mon, el conde de Peña-Ramiro, Manuel Argüelles, Julio Wais y Carlos María Cortezo.

Todo aquello se venía abajo con la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931.

Perdida la batalla por mantener intacto el régimen de Cánovas y convertido por sus enemigos en la encarnación del viejo conservadurismo monárquico y caciquil, Gabino Bugallal se exilió en Francia, donde murió poco después.

 

Obras de ~: La inmunidad parlamentaria (Conferencia ante la juventud liberal conservadora, Madrid, 29 de noviembre, 1970), Madrid, Imprenta de Prudencio Pérez de Velasco, 1912; Inviolabilidad parlamentaria (Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Contestación por Eduardo Sanz y Escarpín, conde de Lizárraga), Madrid, Jaime Ratés, 1921; El Gobernante. Discurso leído en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas por el Excmo. Sr. Salvador Bermúdez de Castro y O’Lawlor, Marqués de Lema en el acto de su recepción pública, y contestación del Excmo. Sr. Conde de Bugallal el día 7 de diciembre de 1924, Madrid, 1924; Las ideas fundamentales en la política, según Cánovas (Conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid el 26 de abril de 1928. Primer centenario del Nacimiento de Cánovas), Madrid, Gráficas Reyes, 1928.

 

Bibl.: J. F. Lasso Gaite, El Ministerio de Justicia. Su imagen histórica (1714-1981), Madrid, Imprenta Sáez, 1984; F. Candeira Mosquera, Caciquismo e poder local na Galicia da Restauración (Distrito de Ponteareas, 1881-1894), Ponteareas, Galicia-Sur, 1990; H. Hervés Sayar, “O unicato bugallalista: Ponteareas, 1891-1923. Elementos para unha análise do caciquismo e do clientelismo político na Galicia da Restauración”, en L. Fernández Prieto, X. M. Núñez Seixas, A. Artiaga y X. Balboa (coords.), Poder local, elites e cambio social na Galicia non urbana (1874-1936), Santiago de Compostela, Universidade de Santiago-Parlamento de Galicia, 1997, págs. 213- 223; J. Pro Ruiz: “Gabino Bugallal y la Hacienda española en la crisis de la Restauración”, en F. Comín, P. Martín Aceña y M. A. Martorell (dirs.), La Hacienda desde sus ministros. Del 98 a la guerra civil, Zaragoza, Prensas Universitarias, 2000, págs. 189-220; J. Pro Ruiz, “Gabino Bugallal (1861-1932): conservar la Restauración”, en J. Pan-Montojo, J. Pro Ruiz y R. Vallejo Pousada, Cobián, Besada e Bugallal: tres políticos galegos na crise da Restauración, Pontevedra, Diputación Provincial, 2004.

 

Juan Pro Ruiz

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