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San Eugenio de Toledo

Biografía

Eugenio de Toledo, San. Toledo, f. s. VI – 657. Obispo, escritor y santo.

Conocido como san Eugenio II de Toledo, es una de las figuras más importantes de la España visigoda.

Las fuentes que permiten reconstruir su vida son el De uiris illustribus de Ildefonso de Toledo (cap. 13), el epistolario de Braulio de Zaragoza (ep. 31, 32, 33 y 36), las actas de los concilios en los que participó y sus propias obras.

Oriundo de Toledo, a juzgar por la carta de Quindasvinto a Braulio (ep. 32), nació a finales del siglo VI. En sus primeros años formó parte de la Iglesia de Toledo, donde recibió su primera formación escolar.

Posteriormente, en un momento difícil de precisar (quizá hacia el 620) y por causas desconocidas, marchó a Zaragoza, ingresando en el monasterio que se levantaba junto al sepulcro de los XVIII Mártires en la iglesia de Santa Engracia. Se ha especulado mucho sobre el motivo de esta huida de Eugenio a Zaragoza. Con independencia de las razones que le llevaron a esta ciudad, aquí completó su formación, primero en la escuela monástica y después en la episcopal.

La elección de Braulio como obispo de Zaragoza en el 631 supuso la promoción de Eugenio, pues fue nombrado archidiácono y se convirtió en el ayudante y colaborador del nuevo obispo. Sin embargo, en el 646, a causa de un acontecimiento inesperado, tuvo que abandonar la ciudad de Zaragoza para trasladarse a Toledo. Ese año falleció el obispo Eugenio I y el rey Quindasvinto (642-653) lo eligió como su sucesor al frente de la sede toledana. Se conservan las cartas que Braulio dirigió al Monarca para hacerle desistir de su propósito de llevarse a Eugenio.

En ellas, el obispo de Zaragoza alega que por su avanzada edad no puede prescindir de su mejor y más estrecho colaborador. A pesar de todo, Quindasvinto se mostró inflexible, por lo que en el año 646 Eugenio fue nombrado obispo de Toledo. Su pontificado coincidió con los reinados de Quindasvinto y Recesvinto (653-672). Participó en cuatro concilios toledanos: el VII (18 de octubre de 646), el VIII (16 de diciembre de 653), el IX (24 de noviembre de 655) y el X (1 de diciembre de 656). Con la excepción del IX, de carácter provincial, los otros tres fueron concilios generales. Fue un personaje de salud delicada y débil constitución, según informa Ildefonso y él mismo en sus poemas. Murió en el 657, cuando debía de rondar los sesenta años, y fue enterrado en la basílica de Santa Leocadia.

En cuanto a la producción literaria de Eugenio, en la actualidad se conserva una colección de ciento dos poemas que se conoce con el nombre genérico de Carmina (Poemas). Algunos fueron escritos durante su etapa zaragozana, mientras que otros vieron la luz durante sus años de episcopado. Ésta es la obra que le dio fama en vida y por la que se le considera el poeta por antonomasia de la España visigoda. Sus composiciones presentan una gran variedad métrica y temática. Así, hay inscripciones dedicadas a iglesias; poemas compuestos para diversos objetos (un salero, una fíbula, una columna, entre otros); versificaciones de pasajes de las Etimologías de Isidoro de Sevilla (fallecido en 636); piezas de carácter didáctico sobre los sonidos de los animales, las estaciones del año o los fenómenos atmosféricos; composiciones de inspiración bíblica acerca de los días de la creación y de las diez plagas de Egipto; epitafios (dedicados asimismo, a la familia de Braulio, a la familia real y a un tal Nicolás); un ciclo sobre el ruiseñor; piezas de carácter moralizante; sentencias y máximas en verso, etc.

Durante su episcopado, y a instancias de Quindasvinto, corrigió un códice de la biblioteca real que contenía la obra poética del africano Draconcio (finales del siglo V), concretamente la Satisfactio y el libro I del De laudibus Dei. El manuscrito en cuestión se encontraba en mal estado y Eugenio suplió las lagunas y suprimió algunos pasajes. Completó esta nueva versión de la obra de Draconcio con un poema sobre el último día de la creación titulado Monosticha recapitulationis septem dierum, un prefacio métrico de veinticinco versos y una dedicatoria en forma de carta dirigida al Rey. Además de esta carta-prefacio, también se conservan dos epístolas más de Eugenio, una dirigida al obispo de Tarragona Protasio y la otra a Braulio de Zaragoza.

Ildefonso informa de que Eugenio desempeñó un importante papel en la reforma del canto litúrgico, aunque no se puede determinar en qué consistió ni qué repercusiones tuvo. Compuso asimismo oficios litúrgicos, entre los que se cuentan las oraciones para la festividad de san Hipólito contenidas en el llamado Oracional Visigótico de Verona (n.º 1153-1159) o la misa en honor a san Millán que se lee en un manuscrito de Silos conservado en la actualidad en la British Library de Londres (Add. 30845), si bien la paternidad de esta última es puesta en duda por muchos.

También se le han adjudicado numerosos himnos, aunque hoy en día tan sólo existe cierto consenso (no unánime) en atribuirle el de san Hipólito.

El De uiris illustribus menciona un Libellus de sancta Trinitate, tratado de tema trinitario que se ha perdido.

También publicó Eugenio un libro en el que recogió diversas obras en prosa (Libellus diuersi operis prosa); sin embargo, la referencia es demasiado vaga para poder identificar los textos contenidos en él. Quizá de alguna obra u obras de este Libellus proceden las tres citas eugenianas que Julián de Toledo (fallecido en 690) recoge en su Prognosticon futuri saeculi.

Se le atribuye también el Decretum pro Potamio episcopo, documento en el que los obispos asistentes al X Concilio de Toledo (656) condenaron el pecado de adulterio cometido por el obispo de Braga Potamio, y la Passio o Acta martyrum Caesaraugustanorum. Por otro lado, es lícito pensar que tomó parte en la revisión del código jurídico que se inició bajo el reinado de Quindasvinto y que se publicó durante el de Recesvinto, aunque no se puede concretar su aportación.

 

Obras de ~: [“Escritos”], en F. Vollmer (ed.), Monumenta Germaniae Historica. Auct. Ant., vol. 14. Fl. Merobaudis reliquiae, Blossi Aemilii Dracontii carmina, Eugenii Toletani episcopi carmina et epistulae, Berlin, Weidmannsche Verlagsbuchhandlung, 1905 (reimpr., München, Monumenta Germaniae Historica, 1984, págs. 231-291); J. Vives (ed.), Oracional Visigótico, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1946, págs. 372-374; L. Riesco Terrero (ed.), Epistolario de San Braulio. Introducción, edición crítica y traducción, Sevilla, Universidad, 1975, pág. 140; N. Messina (ed.), Pseudo-Eugenio di Toledo. Speculum per un nobile visigoto.

Introduzione, edizione critica e traduzione, Santiago de Compostela, Universidad, 1983, págs. 26-55; G. Martínez Díez y F. Rodríguez (eds.), La Colección Canónica Hispana, V. Concilios Hispanos: Segunda parte, Madrid, CSIC, 1992, págs. 537-542.

 

Bibl.: B. de Gaiffier, “Les Oraisons de l’office de Saint Hippolyte dans le Libellus Orationum de Vérone”, en Revue d’Ascétique et de Mystique, 25 (1949), págs. 219-224; A. C. Vega, “De Patrología Española. Sobre el opúsculo De sancta trinitate de san Eugenio II de Toledo (en torno a una cita de san Julián de Toledo en su Prognosticón, 3, 17)”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CLXVI (1970), págs. 63-75; F. Speranza, Blossi Aemili Draconti “Satisfactio” una cum Eugeni recensione, Roma, L’Erma di Bretschneider, 1978; C. Codoñer Merino, “The Poetry of Eugenius of Toledo”, en F. Cairns (ed.), Papers of the Liverpool Latin Seminar, vol. 3, Liverpool, Francis Cairns, 1981, págs. 323-342; U. Domínguez del Val, Historia de la antigua literatura latina hispano-cristiana, vol. 4, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1998, págs. 113-155; M. C. Díaz y Díaz, “Escritores de la Península Ibérica”, en A. di Berardino (ed.), Patrología, IV: Del Concilio de Calcedonia (451) a Beda. Los Padres latinos, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2000, págs. 71-145 (espec., págs. 118-121); P. F. Alberto, “Eugenius Toletanus archiep.”, en P. Chiesa y L. Castaldi (eds.), La trasmissione dei testi latini del Medioevo. Mediaeval Latin Texts and their Transmission. Te.Tra. I, Firenze, Società Internazionale per lo Studio del Medioevo Latino (SISMEL)-Edizioni del Galluzzo, 2004, págs. 97-117.

 

Salvador Iranzo Abellán

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