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José Alejandro y Álvarez de Sorribas

Biografía

Alejandro y Álvarez de Sorribas, José. Madrid, 11.XI.1813 – 20.IV.1850. Arquitecto.

Hijo de Cipriano Alejandro Mondragón, visitador general de policía urbana de Madrid, y de Manuela Álvarez de Sorribas Pingarrón, hermana del arquitecto Manuel Álvarez de Sorribas, José Alejandro se formó en el estudio de Custodio Teodoro Moreno, que en 1833 había sucedido a su tío materno como teniente del arquitecto mayor de Palacio Isidro Velázquez. Permaneció junto a Moreno por espacio de seis años, asistiéndole en las obras del Teatro Real. Obtuvo el título de maestro arquitecto por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en abril de 1838; el asunto que eligió como “prueba de pensado”, Un cuartel de inválidos para Madrid, era acorde con su condición de miliciano nacional, adscrito a la Compañía de Granaderos del 7.º batallón.

La actividad de José Alejandro y Álvarez –siempre firmó así, con el apellido materno abreviado– se centró especialmente en dos campos muy en auge durante el reinado isabelino: construcción de cementerios para diversas archicofradías sacramentales y mansiones para la alta burguesía.

Inició su carrera profesional en 1839, llevando a cabo una profunda reforma y ampliación del cementerio de la Sacramental de San Nicolás, que había construido Manuel de la Peña y Padura en 1816-1819.

En dicho camposanto, lamentablemente demolido en 1912, levantó una nueva fachada y añadió un segundo patio, siguiendo en ambos su peculiar estilo clasicista, y, al parecer, revistió con formas góticas —las primeras, en arquitectura no efímera, del Madrid decimonónico— la capilla del patio primitivo.

Esta intervención, muy aplaudida en la época, le proporcionó otros encargos de carácter similar. Así, ese mismo año de 1839 firmó los planos del cementerio de la Sacramental de Santa María, su proyecto de mayor envergadura, pero las dificultades económicas de la archicofradía obligaron a simplificarlo radicalmente, frustrando su realización: aunque en 1852 llegó a levantarse la fachada de la capilla, acabaría derribándose al no poder continuar con las obras.

De esta manera, la única obra cementerial de José Alejandro que ha sobrevivido a la piqueta –aparte de la hermosa verja que diseñó en 1848 para el atrio de la ermita toledana del Cristo de la Vega– es el patio tercero o de San Isidro de la Sacramental homónima, donde su padre ostentaba el cargo de tesorero y su hermano Ildefonso el de secretario primero. Construido entre 1842 y 1849, y recientemente restaurado, presenta un esquema claustral en cuyas pandas alternan arcos escarzanos y de medio punto apoyados sobre gruesos pilares, disposición inspirada en un proyecto de nuevo cementerio para dicha corporación ideado en 1835 por Isidro Velázquez. En el centro de los lados menores del rectángulo, pórticos tetrástilos de orden de Paestum dan paso a sendas rotondas cubiertas con cúpulas de casetones que articulan, a derecha e izquierda, galerías abovedadas para panteones de familia, motivos ya presentes en el cementerio de San Nicolás y en su proyecto para la Sacramental de Santa María.

En sus Escenas matritenses, Mesonero Romanos menciona a José Alejandro –junto a Martín López Aguado, Narciso Pascual y Colomer, Domingo Gómez de la Fuente, Antonio Zabaleta Gutiérrez, Aníbal Álvarez Bouquel y Manuel de Mesa– como uno de los jóvenes arquitectos “ilustrados y entusiastas por lo bello”, autores, en los años cuarenta, de “una verdadera revolución en el caserío de Madrid”. Así, en 1846 proyectó dos casas-palacio: una para el opulento empresario vizcaíno Francisco de las Rivas y Ubieta, marqués de Mudela, todavía subsistente, aunque muy reformada, y otra para Bartolomé Santamarca y Donato, primer conde de Santamarca, derribada en 1926 para ampliar el Banco de España. En 1850, año de su prematura muerte, proyectó la casa-palacio del financiero alavés Mateo de Murga y Michelena, padre del primer marqués de Linares, recientemente demolida.

En las fachadas de todas ellas empleó un esquema italianizante de gran elegancia: cuerpo inferior almohadillado, plantas nobles escandidas con un orden colosal de pilastras corintias rematado con entablamento muy adornado, y una última planta, a veces coronada con balaustrada, que en la casa de Rivas se enfatiza con cariátides.

Su catálogo se completa con el desaparecido Teatro del Instituto Español de Madrid, sociedad benéfico-instructiva creada en 1839 y disuelta en 1853 que, gracias al mecenazgo del marqués de Sauli, en 1845 estableció su sede definitiva en un inmueble de la calle de las Urosas, hoy de Luis Vélez de Guevara. José Alejandro, socio de mérito de la sección de Bellas Artes del Instituto, levantó en dicho local un teatro a la italiana, con planta de herradura de dos pisos y ochocientas cincuenta localidades. Su noble fachada, con cuatro columnas de orden corintio en el piso superior, era claramente deudora del frente sur del Museo del Prado, evidenciando un tanto extemporáneamente su admiración por Villanueva, demostrada también en la fachada de la capilla del cementerio de Santa María, que seguía el modelo del Oratorio del Caballero de Gracia.

Arquitecto de la Junta Provincial de Beneficencia, miembro fundador de la Sociedad Artística de Socorros Mutuos, codirector de la compañía constructora “La Proveedora”, José Alejandro y Álvarez falleció a los treinta y siete años, tras una larga y penosa enfermedad, recibiendo sepultura en la galería cubierta del costado norte del patio de San Isidro. Su entierro constituyó una impresionante manifestación de duelo, contó con la asistencia de los duques de Medinaceli y de Abrantes, del conde de Montijo, de José de Salamanca y de distinguidos miembros del Instituto Español. Estaba casado con Victoriana Rubio López, que le seguiría a la tumba un año después, y con la que había tenido tres hijos: Josefa, Francisca y Eduardo.

 

Obras de ~: Reforma y ampliación del cementerio de la Sacramental de San Nicolás, Madrid, 1838-1839; Proyecto original para el cementerio de la Sacramental de Santa María, Madrid, 1839; Patio de San Isidro en el cementerio de la Sacramental de San Isidro, Madrid, 1842; Teatro del Instituto Español en la calle de las Urosas, Madrid, 1844-1845; Casa-palacio de Francisco de las Rivas en la carrera de San Jerónimo, 40, Madrid, 1846; Casa-palacio de Bartolomé Santamarca en la calle de Alcalá, Madrid, 1846; casa de su propiedad en la calle de Lope de Vega 35, Madrid, 1847; casa para don Francisco Recur en la calle del Prado 24, Madrid, 1847; verja del atrio cementerial de la ermita del Santo Cristo de la Vega, Toledo, 1848; proyecto de fachadas para las casas del conde de Vegamar en la población de Chamberí y calle conocida por paseo del Obelisco, 1849; Casa-palacio de Mateo de Murga en la calle Infantas, 44 c/v Marqués de Valdeiglesias, 8, Madrid, 1850.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, legs. 10-3/2 y 29-4/2.

S. R. Parro, Toledo en la mano, t. II, Toledo, Imprenta de Severiano López Fando, 1857, pág. 336; M. Lasso de la Vega y López de Tejada, marqués del Saltillo, “Casas madrileñas del siglo XVIII y dos centenarias del siglo XIX”, en Arte Español, t. XVII (1948-1949), págs. 13- 59; P. Navascués Palacio, Arquitectura y arquitectos madrileños del siglo XIX, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1973, págs. 89 y 132; P. Navascués Palacio, “Puerta del Ángel y Sacramentales”, en M. de Terán Álvarez (coord.), Madrid, t. I, Madrid, Espasa-Calpe, 1979, págs. 308-309. P. Navascués Palacio, “La casa-palacio y el asilo Santamarca” en A. E. Pérez Sánchez (dir.), Colección Santamarca. Pinturas restauradas en 1983 por la Fundación Banco Exterior, Madrid, Fundación Banco Exterior, 1984, pág. 16; VV. AA., Guía de Arquitectura y Urbanismo de Madrid, Madrid, Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, 1984; C. Saguar Quer, “El cementerio de la Sacramental de San Isidro: un elíseo romántico en Madrid”, en Goya, 202 (1988), págs. 223-233; Á. L. Fernández Muñoz, Arquitectura teatral en Madrid. Del corral de comedias al cinematógrafo, Madrid, El Avapiés, 1988; J. Hernando, Arquitectura en España 1770-1900, Madrid, Cátedra, 1989; P. Navascués Palacio, Arquitectura española (1808-1914), en J. Pijoan (dir.), Summa Artis: historia general del arte, t. XXXV, Madrid, Espasa Calpe, 1993, págs. 192, 223 y 225; C. Saguar Quer, “El cementerio de la Sacramental de San Nicolás”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños (AIEM), XXXIV (1994), págs. 143-166; “Arquitectura y escultura en el cementerio de la Sacramental de Santa María”, en AIEM, XXXVII (1997), págs. 101-118; Mesonero Romanos y el otro Madrid: los cementerios, Madrid, Imprenta Municipal, 2004 (Ciclo de conferencias: Don Ramón de Mesonero Romanos y su tiempo, 20); M. Fernández García, Parroquias madrileñas de San Martín y San Pedro el Real. Algunos Personajes de su Archivo, Madrid, Caparrós editores, 2004; A. Pérez Sánchez, El Liceo Artístico y Literario de Madrid (1837-1851), Madrid, Fundación Universitaria Española, 2005; M. J. Muñoz de Pablo, Chamberí, s. XIX. Trazas en la ciudad, t. I, Madrid, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, 2008, pág. 330; C. Saguar Quer, “Alejandro y Álvarez de Sorribas, José, en Diccionario Biográfico Español, t. II, Madrid, Real Academia de la Historia, 2009, págs. 552-554; C. Saguar Quer, “Un proyecto inédito de Isidro Velázquez: nuevo cementerio y ermita de la Sacramental de San Isidro”, en A. Cañestro Donoso (coord.), Scripta artivm in honorem Prof. José Manuel Cruz Valdovinos, Alicante, Universidad de Alicante, 2018, págs. 1091-1115.

 

Carlos Saguar Quer

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