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María Barrús Martínez

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Biografía

Barrús Martínez, María. La Niña de Antequera. Antequera (Málaga), 1920 – Sevilla, 28.VIII.1972. Cantaora.

Nacida en la localidad malagueña de Antequera, de donde tomó su apodo, se crió, sin embargo, en Jaén, donde comenzó a cantar con tan sólo doce años, si bien le costó trabajo destacar en su arte de cantaora flamenca así como en el de intérprete de coplas, faceta que algunos han llamado “cancionista”. De hecho, no comenzó a sobresalir hasta finales de la década de 1940 con el espectáculo Sol andaluz, presentado en Sevilla en el teatro San Fernando, ya desaparecido, en el que durante varias décadas actuaron las más importantes compañías de variedades.

En Madrid actuó frecuentemente en el Teatro circo Price, donde la veterana Amalia Molina, en los estertores de su vida artística, le impuso en 1952, por decisión de la empresa del local, la Banda del Estrellato, galardón con el que se premiaba su entonces ya larga andadura por los escenarios. Al año siguiente fue la estrella del espectáculo Noche de coplas, compartiendo cartelera con El Niño de la Huerta y La Niña de la Puebla. Después, en 1954, fue contratada por Pepe Pinto con el que dio a conocer el espectáculo “Así canta Andalucía”, mismo año en el que se le concede, también en el Price Madrileño la Medalla al Mérito Artístico, que recibe de manos de Pepe Marchena.

En años sucesivos hizo continuas giras por la geografía española con diversos espectáculos. Coincidente con la época dorada de la copla, formó parte de compañías en que se hallaban incluidos los grandes nombres del flamenco. Así, alternó con Pepe Marchena, Juanito Valderrama, Rafael Farina, Porrinas de Badajoz, Enrique Montoya, Manuel Centeno, El Sevillano, Antonio Molina o Manolo el Malagueño.

La Niña de Antequera se significó por salir a escena vestida a la manera del hombre, con traje campero o corto y sombrero de ala ancha. Un atuendo que llamaba la atención, pero su carácter era el de una fémina independiente, que se había casado en Jaén, matrimonio que tuvo poca duración. No se parecía a nadie y sus coplas contenían, por lo general, lo que en el ambiente se llama “quejío flamenco”.

Su discografía, no muy abundante, aunque supera el centenar de títulos, destaca sobre todo por una copla que le compuso el maestro Manuel Gordillo y que sonaba muy a menudo en las programaciones radiofónicas de la década de 1950. Se trata de ¡Ay, mi perro!, que era la historia de un can muy querido por la protagonista, al que miserablemente quitaban la vida.

La letra era de Pepe del Valle. Otra canción de corte también aflamencado fue María Rosa de León, que siguió a aquélla en popularidad. Y en menor medida, Ahí va la Chata, que evocaba la figura castiza de la infanta Isabel de Borbón, Sangre en mis venas, Con los bracitos en cruz, Recuerdo a Joselito, Linares ya no es Linares y algunas otras, a ritmo de fandangos y colombianas, en las que se lucía con su hermosa garganta.

Actuaba en el verano de 1972 en la compañía de Juanito Valderrama, que la tenía en gran consideración, representando el espectáculo Los mejores. Tenían una actuación en la localidad cordobesa de Palma del Río, adonde se dirigió La Niña de Antequera conduciendo su propio automóvil, con el que se estrelló a la salida de Sevilla, en un lugar conocido como La Resolana.

Murió en el acto. Tenía un hijo y tres nietos.

 

Obras de ~: La Copla. Niña de Antequera. ¡Ay, mi perro!, Madrid, BMG Ariola, 1991; Cantaores de Época. La Niña de Antequera, 2 vols., Utrera (Sevilla), Foads Records, 2003.

 

Bibl.: Redacción, “La Niña de Antequera murió ayer en accidente de tráfico”, en ABC (Sevilla), 29 de agosto de 1972; M. Román, Memoria de la copla, Madrid, Alianza Editorial, 1993, pág. 286; M.ª L. González Peña, “Niña de Antequera, La [María Barrús Martínez]”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord. general), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, t. VII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2000, pág. 1.041; A. Burgos, Juanito Valderrama. Mi España querida, Madrid, La Esfera de los Libros, 2002, págs. 430, 431, 450 y 559.

 

Manuel Román Fernández