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Felipe José de los Santos Toro y Freyre

Biografía

Santos Toro y Freyre, Felipe José de los. Conde de Argelejo (VII). Tarragona, 2.VI.1721 – Guinea Ecuatorial, 14.XI.1778. Brigadier de Infantería, regidor perpetuo de la villa de Antequera, jefe de la expedición española a la isla de Fernando Poo.

Felipe José de los Santos Toro Villalón, Santaella y Beltrán, Freyre, González de Andrade, Altamirano y Amandeau de Feleries, VII conde de Argelejo, nació en Tarragona el 2 de junio de 1721, ciudad donde estaba acuartelado el Regimiento de Infantería de Sevilla n.º 36 del que su padre, Tomás de los Santos Toro, era capitán. Del matrimonio de éste, en 1717, con Cecilia Freyre Altamirano, hija del coronel del Regimiento de Zaragoza, nacieron cuatro hijos: dos hembras y dos varones. La línea paterna de la familia era oriunda de Antequera y su padre, fiel a la Casa de Borbón, participó en la Guerra de Sucesión e intervino en la guerra de Italia, formando parte de la expedición que finalizaría con la coronación, en Palermo, del infante don Carlos como Rey de las Dos Sicilias en junio de 1735.

La infancia y adolescencia de Felipe José de los Santos transcurrió en Tarragona. A los doce años, ingresó como cadete en el Regimiento de Cantabria n.º 31, siendo trasladado en 1737 al Regimiento de Sevilla al que perteneció hasta su muerte en 1778.

A los treinta y cinco años, tras participar en dos campañas y, después de ascender a capitán, acuartelado su regimiento en Alicante, se casó en Denia con Josefa Vives Chinart. Tuvieron tres hijas: Ignacia, Antonia y Ángela. Ya conde de Argelejo por el fallecimiento de su padre, en 1765 participó en el sitio de Almeida (Portugal), y ese mismo año falleció su esposa.

En 1775, coronel al mando del Regimiento de Sevilla, Felipe de los Santos se encontraba en Cádiz a la espera de formar parte de la flota expedicionaria que, al mando del teniente general Pedro de Cevallos, partiría hacia América en misión de castigo a las colonias portuguesas como respuesta a los continuos conflictos con Portugal por los límites con Brasil. En este mismo año, el 10 de marzo, el VII conde de Argelejo se casó otra vez con la gaditana María Josefa de los Dolores Fontao y Losada, un matrimonio del que disfrutó apenas nueve meses, pues el 13 de noviembre de 1776 partía para América la flota expedicionaria, viaje del que no regresaría. Esta expedición surge de la decisión de Carlos III de atacar la isla de Santa Catalina y la Colonia de Sacramento tras el último ataque portugués en las Indias Occidentales de febrero de 1776. Los españoles tomaron en febrero de 1777 Santa Catalina, situada en la frontera con las costas de Brasil y, seguidamente, la colonia de Sacramento; se preparaban para el ataque a la colonia de Río Grande, cuando recibieron la orden de suspender las hostilidades. Por su comportamiento, el conde de Argelejo fue ascendido a brigadier.

Ante los éxitos españoles en Sacramento, Portugal reanudó las relaciones diplomáticas con España y su embajador negoció con el conde de Floridablanca el tratado preliminar de Límites en la América Meridional, conocido como Tratado de San Ildefonso, firmado en La Granja el 1 de octubre. En virtud del citado tratado, España recobraba la Colonia del Sacramento y las misiones jesuitas orientales del Paraguay, y devolvía a Portugal la isla de Santa Catalina y otros territorios en la colonia del Río Grande. Tres artículos secretos revelaban los verdaderos planes de Floridablanca que se insertaban en las medidas modernizadoras de la Corona con respecto a la liberalización del comercio colonial y en ellos se concedía a España la soberanía de las islas de Fernando Poo y Annobón (bajo teórico dominio portugués) en el golfo de Guinea, cuya posesión le permitía a la Corona acabar con el “Asiento” para el tráfico de esclavos negros que, hasta ese momento, detentaban ingleses, franceses, holandeses, italianos y portugueses.

En febrero de 1778, una comunicación firmada por el ministro de Indias, Gálvez, nombraba al conde de Argelejo jefe de la expedición para la toma de posesión de las islas y primer jefe militar de las mismas, hecho por el cual ha pasado a la historia. Se nombraba como segundo al teniente coronel Joaquín Primo de Rivera.

El 11 de marzo de 1778 se firmó entre los dos países el Tratado del Pardo, mediante el cual se hicieron públicas las tres cláusulas secretas. La rapidez y la sorpresa en la ocupación de las islas, para presentarla como un hecho consumado, eran dos de los factores decisivos ante la mayor competidora de España en la zona, Inglaterra, que mantenía la flota más numerosa y mejor equipada del golfo de Guinea. Por ello, la flota española salió de Montevideo el 17 de abril de 1778, veintiocho días después de la ratificación del Tratado del Pardo.

Formaban la expedición: dos fragatas, la Santa Catalina y Nuestra Señora de la Soledad, al mando de José Varela Ulloa y Ramón Topete; un bergantín, El Santiago, dirigido por José de Grandellana, doce oficiales, dos tambores y ciento veinte soldados. Llegó el 29 de junio a la isla de Príncipe, donde ya debería estar el comisario real luso encargado de realizar la cesión.

Éste se retrasó más de tres meses, lo que supuso que la misión perdiese su carácter secreto, pues en la isla fondearon durante la estancia española barcos negreros de muchas nacionalidades. Argelejo comentaba: “Es de la mayor consideración, y de nuestra responsabilidad, el malogro y fallimiento del efecto pronto y sigiloso tan deseado y encargado por ambas majestades a fin de ocultar este tratado en Europa hasta que llevase una de nuestras fragatas la noticia de quedar efectuada completamente la entrega y posesión por el Rey de España, mi Amo, de las mencionadas islas. Este secreto ya no puede mantenerse [porque] habrán arribado otras embarcaciones, y en las mismas navegaciones que éstas hagan y encuentro con otras en la mar, se hará comunicable a todos” (Conde de Argelejo, 1999: 41).

Pronto se dieron cuenta los españoles del engaño de Portugal, que tenía abandonadas las dos mencionadas islas y, por lo tanto, ni gozaba de su soberanía efectiva ni los nativos la conocían; los datos geográficos dados por la Corte portuguesa estaban equivocados y, ni en Príncipe ni en Santo Tomé, trataron los portugueses a los españoles como “nación más favorecida” como rezaba el artículo 3.º del Tratado del Pardo.

Las flotas lusa y española salieron el 14 de octubre para Fernando Poo, donde llegaron el 24 a la bahía que bautizarían con el nombre de San Carlos, en el suroeste de la isla. Una vez en tierra, Argelejo recitó el acta y realizó todo el ritual de toma de posesión.

Mientras tanto, los habitantes de la isla (los bubis) habían huido al interior y tan sólo se les presentó un adolescente. En este momento, más del setenta y cinco por ciento de la expedición estaba ya enferma.

El comisario portugués hizo a los españoles la oferta alternativa de entregarles Annobón con su población pacificada y las infraestructuras necesarias para el comienzo de una colonización. Partieron para esta isla el 25 y el 14 de noviembre murió el conde de Argelejo, probablemente a causa de la malaria. Su cadáver, después de la ceremonia de rigor, fue arrojado al mar por sus hombres.

El 24 de septiembre de 1780 las tropas se amotinaron y tomaron preso a Primo de Rivera. El 31 de octubre, la expedición dejaba definitivamente Fernando Poo. Los españoles no volverían a pisar la isla hasta 1843 con la expedición de Lerena y, en realidad, no se empezaría a colonizar hasta 1858.

 

Bibl.: M. Cencillo de Pineda, El Brigadier Conde de Argelejo y su expedición militar a Fernando Poo en 1778, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Estudios Africanos, 1948; M. de Castro y M.ª L. de la Calle, Origen de la colonización española en Guinea Ecuatorial (1777-1860), Valladolid, Universidad, 1992, págs. 29-49; J. Creus, “Guinea Ecuatorial, 1883-1911: la invenció d’una identitat”, en Recerques, 30 (1994), págs. 103-119; Conde de Argelejo, Noticias, Documentos y Avisos. Expedición de 1778, ed. de M. L. de Castro, Vic, Ceiba, 1999; E. Abásolo, “La proyección africana del Derecho de Indias. La expedición del Conde de Argelejo a las Islas de Annobón y Fernando Poo (1778) en perspectiva histórico-jurídica”, en F. Barrios (coord.), Derecho y administración pública en las Indias hispánicas: actas del XII congreso internacional de historia del derecho indiano (Toledo, 19 a 21 de octubre de 1998), vol. I, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2002, págs. 35-54; D. García Cantús, Fernando Poo: una aventura colonial española, I. Las islas en litigio: entre la esclavitud y el abolicionismo, 1777-1846, Vic, Ceiba, 2006, págs. 7-40.

 

Dolores García Cantús

 

 

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