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Guillermina Rojas Orgis

Biografía

Rojas Orgis, Guillermina. Puerto de la Orotava, Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), 25.VI.1848 – ?, p. s. XX. Feminista republicana e internacionalista.

Guillermina Rojas nació en el actual Puerto de la Cruz (Tenerife). Procedía de una familia de humildes trabajadores. Su padre, Pedro Rojas, era natural de Ferrol y de oficio zapatero y su madre, Dolores Orgis, también tinerfeña, era costurera. La familia, formada por los padres y sus tres hijos, se instaló en Cádiz cuando ella contaba seis años de edad. Pasó su infancia educándose y compartiendo el oficio materno, hasta que en 1866 ingresó en la Escuela Normal de Magisterio, obteniendo el título de maestra dos años más tarde. Nada más terminar sus estudios obtuvo una plaza de ayudanta en la Escuela Municipal de niñas de Santa María del Rosario.

Estalló, entonces, en Cádiz la Revolución que acabaría con el Trono de Isabel II. La ciudad, cosmopolita y abierta, era un foco de encendido republicanismo que se tradujo en el triunfo electoral del Partido Republicano que ganó el Ayuntamiento. La joven Guillermina no se sustrajo a ese hervidero de agitación republicana y conectó enseguida con las personalidades del partido, comenzando su actividad pública. Dejó la Escuela Municipal por no estar conforme con el modelo de educación, pacata y religiosa, que recibían las niñas, y organizó, junto a otras compañeras de militancia, una escuela de adultas, para mejorar la preparación de las mujeres y propagar las ideas republicanas. Paralelamente, fundó un club republicano femenino que llevó el nombre de la mítica heroína Mariana Pineda y se mantuvo un año más al frente de esta asociación, cuyos estatutos fueron aprobados en diciembre de 1870.

Poco después pasó a Madrid y, en octubre de 1871, intervino en un mitin en defensa de la Internacional de Trabajadores, que el Gobierno de Sagasta intentaba ilegalizar, tras responsabilizar a la Sociedad obrera de los graves disturbios de la Comuna parisina de la pasada primavera. Guillermina, que compartió espacio con dirigentes obreros de la talla de Pablo Iglesias, José Mesa o Anselmo Lorenzo, dirigió un apasionado discurso, aprovechando para hacer públicos sus puntos de vista sobre los males sociales que, particularmente, degradaban la condición de la mujer. Su alocución hizo blanco en la tutela perniciosa de la Iglesia y en la injusta organización del matrimonio y la familia, lugar donde se materializaba la subordinación de la mujer.

Su defensa encendida del “amor libre” atrajo sobre sí la condena más tajante desde todos los ámbitos de opinión, siendo atacada por la prensa madrileña. El escritor malagueño, Francisco Flores García, fue uno de sus principales detractores estableciendo una discusión dialéctica con ella desde las páginas de La Federación Española, encontrando puntual contestación por parte de Guillermina en su artículo titulado “La familia”, publicado por el órgano internacionalista madrileño La Emancipación. La campaña de desprestigio fue muy dura y en ella se implicaron otros periódicos como El Debate, que dirigía por entonces el también escritor canario Benito Pérez Galdós. Desde sus páginas se la relacionó con una buhonera que, en compañía de un francés exilado, vendía elixires practicando y proclamando las bondades del “amor libre”. Guillermina tuvo de nuevo que volver a defenderse de estos duros ataques, arropada por la prensa internacionalista.

El reconocimiento de sus compañeros la llevó a actuar como secretaria de la Federación Local Madrileña.

En esta situación, vivió los graves enfrentamientos que reproducían la división del internacionalismo entren autoritarios y antiautoritarios, es decir, marxistas y bakuninistas. Según testimonio de Pablo Lafargue, yerno de Marx, llegado de París y refugiado por entonces en la capital de España, Guillermina principió por decantarse por los primeros para después definirse a favor de la corriente antiautoritaria, mayoritaria en la F.R.E. Poco se conoce de su actividad política durante el resto del Sexenio, incluido el año republicano de 1873. Participó en algunas jornadas de desórdenes sociales ocurridos en Madrid en el entorno del barrio popular de Antón Martín, a finales de 1872 y, llegada la República, colaboró con el periódico Los Descamisados, con una poesía titulada significativamente “¡Amor libre!”.

Tras el golpe de Pavía, que terminó con la República democrática, fue nombrada por sus compañeros internacionalistas, “secretario” corresponsal de la Federación Local de Murcia. Después de esta fecha el silencio más absoluto se cierne sobre su figura y, no se tiene ningún dato plenamente fiable que ayude a continuar su biografía. Tan sólo unas referencias administrativas en el Ayuntamiento de Cádiz hacia 1893 y la firma con su nombre de una sección incluida en el periódico anarquista gaditano Rebelión en 1919 indican que aún seguía con vida por entonces.

Guillermina pasó a formar parte de la leyenda y fue recordada de forma imprecisa pasados los años. Como muestra, he aquí el testimonio del marino Manuel de Saralegui y Medina que, hacia 1907, en una reflexión claramente hostil al movimiento de emancipación femenina titulado “Feminismo... o cosa así”, recordaba la coplita que en su niñez se cantaba en Cádiz desde los tiempos del Sexenio y que decía así: “Guillermina, Guillermina / No vayas al Comité, / Que esas son cosas de hombres, / No son cosas de mujer”.

 

Bibl.: R. Flaquer Montequi, “La función social de la mujer a través de la prensa madrileña, 1868-1874”, en M.ª C. García Nieto (coord.), Ordenamiento jurídico y realidad social de las mujeres, Actas de las IV Jornadas de Investigación Interdisciplinaria, Madrid, Instituto de Estudios de la Mujer, UAM, 1986, págs. 279-286; G. Espigado, La Primera República en Cádiz. Estructura social y comportamiento político durante 1873, Cádiz, Caja de Ahorros de San Fernando, Sevilla y Jerez, 1993, págs. 290-291; M. Íñiguez, Enciclopedia histórica del anarquismo español, Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2001, pág. 526; “Las mujeres en el anarquismo español (1869-1839)”, en S. Tavera (coord.), “El Anarquismo español”, en Ayer, n.º 45 (2002), págs. 39-72; M.ª A. Rodríguez Sánchez, “Aproximación a una escritora revolucionaria en el Sexenio: Guillermina Rojas y Orgis”, en I. Lerner, R. Nival y A. Alonso (eds.), Actas del XIV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Nueva York, 16-21 de julio de 2001, Vol. III (Literatura Española Siglos XVIII-XX), Newark (Delaware), Ed. Juan de la Cuesta, Hipanic Monographs, 2004, págs. 475- 486; G. Espigado, “Mujeres ‘radicales’: utópicas, republicanas e internacionalistas en España (1848-1874)”, en M.ª D. Ramos (coord.), “República y republicanas”, en Ayer, n.º 60 (2005).

 

Gloria Espigado Tocino

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