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Pedro Estanislao de Valencia y Sáenz del Pontón

Biografía

Valencia y Sáenz del Pontón, Pedro Estanislao de. Conde de Casa Valencia (I). Popayán (Colombia), 1766 – San Fernando (Cádiz), 5.VI.1841. Marino y teniente general de la Real Armada.

Nació en el seno de una familia noble y acomodada española residente en Popayán, a 372 kilómetros al sudoeste de Santafé de Bogotá, la actual capital colombiana. Su padre, Pedro-Agustín de Valencia Castillo, era natural del propio Popayán (1711), y tesorero de la Real Casa de la Moneda, y su madre, Jerónima-Rosa Sáenz del Pontón y Hurtado, era natural de Santafé (Colombia), 1725. Su abuelo paterno fue el fundador y primer tesorero de la Real Casa de Moneda de Popayán. Su juventud transcurrió sin hechos destacables en la casa familiar. Realizó los estudios propios de la época y condición, y cuando le llegó el momento de decidir su futuro siguió la estela de su hermano Andrés, en ese momento guardia marina. Por tanto, sentó plaza de guardia marina en el departamento de Cádiz (26 de mayo de 1781) con tan sólo quince años. En abril de 1779, Carlos III se había decidido a intervenir en la guerra de independencia norteamericana al lado de Francia y en ayuda de las trece colonias inglesas, sublevadas desde contra la metrópoli desde 1766; las tropas españolas inician el bloqueo de Gibraltar. Sin haber terminado sus estudios elementales, fue destacado a Algeciras destinado a la escuadra combinada del mando de Luis de Córdova, y embarcado en el navío Oriente, donde se encontró en el combate que la misma escuadra sostuvo contra la inglesa del almirante Howe a la desembocadura del Estrecho (Cabo Espartel). Después fue desembarcado para continuar sus estudios en la Academia, y concluidos estos en 4 de junio de 1783, se le embarcó en el navío Guerrero, con el cual salió a patrullar sobre los cabos San Vicente y Santa María para proteger la recalada de los buques procedentes de América, hasta mediados de agosto siguiente que regresó a Cádiz, repitiendo la salida con el mismo objeto y siendo ascendido a alférez de fragata el 18 de septiembre sucesivo. El Tratado de Versalles (3 de septiembre de 1783) ponía fin al conflicto entre España, Francia e Inglaterra, a propósito de la independencia de las trece colonias inglesas de Norteamérica, que desde noviembre del año anterior constituían los independientes Estados Unidos de Norteamérica. Para España resultaba una de las más ventajosas del siglo: recuperaba Menorca, la Florida oriental y occidental y los territorios de Honduras, Nicaragua y Campeche (Inglaterra sólo conservaba Belice, al sudoeste de Yucatán). Con el dominio de las Floridas y la Luisiana, la presencia española llega a su máxima expansión.

Continuó en el mismo navío hasta el 25 de noviembre de 1785 en que trasbordó a la fragata Asunción, que unida a la división del capitán de navío Manuel Núñez Gaona, realizaron patrullas y comisiones en el Mediterráneo, con motivo de las desavenencias de España con la Regencia de Argel. Al terminar, pasó a la fragata Loreto (18 de septiembre de 1786), y en ella realizó una comisión a Filadelfia (Estados Unidos), de donde regresó concluida la misma, y desembarcó en 28 de febrero de 1787, quedando en tierra. En junio del mismo año volvió a lograr destino en la fragata Magdalena, perteneciente a la división del brigadier Gabriel Aristizabal, con la que salió para Constantinopla (Turquía), pasó el estrecho de los Dardanelos previo el correspondiente permiso del Sultán, y después de realizar la misión diplomática que llevaba, regresó a Cádiz el 28 de agosto de 1788, siendo desembarcado y obteniendo 4 meses de licencia para Madrid. Había sido ascendido a alférez de navío el 7 de junio del mismo año.

Al finalizar la licencia, fue agregado al Servicio de Batallones del Departamento de Cádiz. El 18 de junio de 1790 volvió a embarcar en la urca Viviana, con ella y la Perpetua, y los navíos Miño y San Julián, hicieron la comisión de transportar a Puerto Rico el Regimiento de Cantabria, pasando después a La Habana, donde desembarcó quedando agregado a aquel arsenal, ocupando el destino de ayudante mayor del arsenal hasta el 29 de enero de de 1792, que embarcó en la fragata Minerva, con la que se encargó de llevar situados a Puerto Rico y Santo Domingo y seguidamente volver a Cuba para la recolección de diversos efectos y pertrechos militares y marineros. Volvió a La Habana en la fragata Magdalena, de la cual trasbordó al navío Pelayo (22 de mayo del año expresado). De este fue destacado en comisión de servicio al bergantín Galveston (24 de junio), donde permaneció hasta el 8 de julio, que regresó al Pelayo, con el que salió para Cádiz el 1 de diciembre. Al llegar desembarcó para recuperar la salud bastante deteriorada.

La Convención francesa declaró la guerra a España (7 de marzo de 1793); Carlos IV replicó con un manifiesto firmado en Aranjuez (27 de marzo): así comenzaba una guerra animada por un espíritu monárquico, religioso y patriótico, que la hizo muy popular entre la población. Era la guerra de los Pirineos o de la Convención. Una vez recuperada la salud, volvió a embarcar en el navío San Dámaso (15 de mayo de 1793), en el que hizo comisiones y patrullas en el océano y Mediterráneo, y trasbordado al navío Magnánimo en 1794, transportó a Rosas el Regimiento de Extremadura, cuando dicha plaza estaba sitiada por los franceses. Se firmó la Paz de Basilea, por la que Francia devolvía a España todas las conquistas y recibía como contra partida la parte española de Santo Domingo y la autorización para sacar ganado lanar y caballar de Andalucía en los seis años siguientes. Volvió a Cádiz y pasó a la fragata Minerva, que, en conserva del navío Asia, fueron en comisión reservada a la América del Norte; llegados a La Habana quedaron incorporados a la escuadra de Gabriel Aristizabal, y ya con esta escuadra, ya con divisiones y buques sueltos, practicó diversas operaciones navales y terrestres en las Antillas, seno mexicano y principales puertos de la Costa Firme, siendo promovido al empleo de teniente de navío (27 de agosto de 1796). Se firmó entre España y Francia el Tratado de San Ildefonso (18 de agosto de 1796): ambos países establecían una alianza que alarmó a Inglaterra y llevó a España a una nueva guerra con Inglaterra (6 de octubre del mismo año), nada afortunada para las armas hispánicas. Una flota española fue derrotada por otra inglesa en el cabo de San Vicente (14 de febrero de 1797). En este mes Harvey se apoderó de Trinidad, pero en abril fue rechazado en Puerto Rico. Nelson atacó Cádiz y fue rechazado. En su intento de desembarco en Santa Cruz de Tenerife fue también rechazado y perdió un brazo en la acción. Se firmó la Paz de Amiens (27 de marzo de 1802), que permitió a España recuperar definitivamente Menorca a cambio de ceder Trinidad a Inglaterra.

Permaneció Valencia en aquellas tierras, donde obtuvo también su promoción a capitán de fragata (5 de octubre de 1802), y regresó a la Península en el bergantín Carmen (28 de junio de 1803). A su llegada a La Coruña fue desembarcado y se le concedió la Real Licencia que había solicitado (5 de noviembre del mismo año), que disfrutó hasta la misma fecha del mes de mayo de 1804, cuando se presentó en el departamento de Cádiz. En ese período de licencia aprovechó para contraer matrimonio con su sobrina Salvadora de Valencia, aunque no duraría mucho este matrimonio pues en el año 1817 Pedro Valencia figuraba como viudo.

Declarada la guerra a la Gran Bretaña por Carlos IV en diciembre de 1804 por el apresamiento de cuatro fragatas, entre ellas la famosa fragata Mercedes, en el golfo de Cádiz, procedentes de Montevideo, fue destinado de segundo comandante del apostadero de fuerzas sutiles de Cádiz (30 de enero de 1805), teniendo a su inmediato cargo la división de la Caleta. Se produjo la derrota en la batalla naval de Trafalgar de la flota combinada hispano-francesa mandada por Villeneuve, por otra inglesa, mandada por Nelson, que murió en el choque. Permaneció en este destino hasta el 7 de marzo de de 1806, que cesó para embarcar de segundo comandante del navío Príncipe de Asturias (22 del mismo), de la insignia y escuadra, primero del teniente general Ignacio María de Álava y después del jefe de escuadra Juan Ruiz de Apodaca, y en cuyo buque se halló entre 9 y 14 de junio de 1808 en el combate y rendición de la escuadra francesa del almirante Rosilly, después de que el 2 de mayo de 1808 quedase declarada la guerra a los franceses como consecuencia del alzamiento del pueblo de Madrid contra las tropas invasoras. Carlos IV había abdicado en su hijo Fernando (19 de marzo de 1808), que se convirtió en Fernando VII. Valencia fue el encargado de marinar el navío Neptune, uno de los apresados, y con este cometido estuvo ocupado hasta el 22 del mismo, que se reincorporó al Príncipe, del que desembarcó el 22 de septiembre siguiente, quedando sin destino a flote hasta que volvió a embarcar de segundo comandante del navío San Leandro (1 de febrero de 1809), con el que salió para Veracruz y La Habana y del primer puerto regresó para la Península (24 de julio) con caudales, frutos del Rey y de particulares, que no pudo efectuar por los efectos de un temporal, que le obligó al navío a entrar de arribada forzosa en La Habana, donde, recorrido el buque de la mejor forma posible, dieron la vela para Cádiz el 15 de octubre, y volviendo a sufrir un huracán, entraron de arribada en Puerto Rico y de aquí a La Habana, donde fondeó el 21 de marzo de 1810, quedando el navío inutilizado en el arsenal; Valencia se mantuvo en este puerto hasta que llegó a Cádiz de transporte en el navío inglés Baluarte (19 de diciembre de 1810). Por Real Orden de 11 de mayo de 1811 fue nombrado mayor general de las fuerzas sutiles del puente de Zuazo para la defensa de Cádiz y ascendió a capitán de navío el 24 de dicho mes y año.

Por otra soberana resolución de 18 de octubre siguiente, se le nombró vocal del Tribunal Permanente para juzgar a los oficiales que hubieran residido en pueblos ocupados por los franceses, sustituyendo al de su mismo empleo Manuel Novala. Este tribunal fue disuelto el 6 de febrero de 1813 y, por tanto, en esa fecha cesó y quedó sin destino hasta el 26 de mayo, que se le confirió el mando del navío Asia, con el que salió con destino al Callao de Lima (25 de diciembre del mismo año). Se hizo la paz con los franceses (2 de agosto de 1814) al ser expulsados totalmente de territorio nacional por las tropas nacionales. Desde ese puerto escoltó una expedición de tropas a las costas de Chile, regresando al Callao al completarla satisfactoriamente, siendo recompensado años después por este servicio con la Cruz de comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica. Desde Callao regresó con su buque a Cádiz, donde entró el 30 de mayo de 1815, siendo asignado a la división del brigadier José Rodríguez Arias, que en dicho año y en los siguientes realizó diversas patrullas y comisiones en el océano y Mediterráneo y cerca de las regencias de Argel, Túnez y Trípoli, extendiendo también sus patrullas a cabo San Vicente, Santa María e islas Terceras, para proteger la recalada de los barcos procedentes de América. El 24 de febrero de 1818 cesó en el mando del Asia, y fue nombrado mayor general del apostadero de La Habana (4 de mayo de 1820), para lo cual se trasladó de trasporte en la fragata Sabina a La Habana; sirvió este cargo con el celo y eficacia que tenía por costumbre hasta el 4 de abril de 1822 que cesó en él y regresó a la Península de transporte en el bergantín Aquiles, entrando en Cádiz el 19 de agosto siguiente. Por Real Orden de 7 de noviembre siguiente fue nombrado director de pertrechos del arsenal de La Carraca, y se mantuvo en él hasta el 1 de octubre de 1823, que cesó, continuando sin destino particular en el departamento gaditano.

Fue promovido a brigadier (14 de julio de 1825), y siguió en la misma situación hasta que fue nombrado en comisión comandante del tercio naval de Valencia (18 de agosto de 1825), que sirvió hasta el 30 de agosto de 1828, que habiendo sido relevado regresó a Cádiz, donde continuó sin destino. Por Real Decreto de 29 de octubre de 1832 le concedió Su Majestad la Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, pensionada, y por Real Orden de 2 de noviembre siguiente se le nombró comandante general del arsenal de La Carraca, y tomó posesión el 15 del mismo mes. A continuación se le nombró comandante del Real Cuerpo de Artillería de Marina (25 de abril de 1833); el 6 de mayo cesó en el destino del arsenal y al día siguiente tomó posesión de la referida comandancia principal.

Fue ascendido a jefe de escuadra el 30 de julio sucesivo y se le nombró al general Valencia vocal de la Junta Superior del Gobierno de la Armada. Resentida su salud, el Rey murió víctima de un ataque de apoplejía (29 de septiembre de 1833), y su esposa María Cristina sería la regente, asesorada por un Consejo de Gobierno, hasta que Isabel II fuera declarada mayor de edad a trece‘años. Tuvo que trasladarse a Madrid y sirvió este destino hasta que se suprimió para cambiar el gobierno superior de la Armada. Este giro orgánico, que tuvo lugar a fines de diciembre de 1835, dejó sin destino al general Valencia. El acontecimiento obligó al regreso a Cádiz del general, donde permaneció, sin destino, siendo promovido por antigüedad a teniente general (27 de abril de 1840). Poco disfrutó de su nuevo cargo, porque con gran sorpresa del Gobierno y de la gente que conocía personalmente al general, se supo que había fallecido a las cinco de la mañana del 5 de junio de 1841, por efecto de enajenación mental había atacado su existencia con un tiro de pistola.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), leg. 620/1239, Exp. personal, 1842; Archivo Histórico del Cauca, Fondo Cabildo de Popayán, Real cédula aclaratoria de las declaratorias de hidalguía y nobleza de la Casa Valencia, San Ildefonso, 2 de septiembre de 1765t. 37, Libro Capitular de 1793 [ed. en Letras y folios. Fuentes documentales para la historia colonial del Nuevo Reino de Granada. Selección de archivos colombianos y españoles, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología E Historia, 2002 (cdrom,), págs. 344-347].

F. P. Pavía, Galería de personajes de los generales de Marina, jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 1700 a 1868, t. III, Madrid, Imprenta de F. García, 1873, págs. 725-730; A. Aragón, Fastos payaneses 1536-1936, Bogotá, Imprenta Nacional de Colombia, 1939, págs. 98-101 y 106-107; D. de la Valgoma y El Barón de Finestrat, Real Compañía de guardiamarinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes, t. III, Madrid, Instituto Histórico de la Marina, 1955, págs. 80 y 143, asientos 2134 y 2247; G. Arboleda, Diccionario Biográfico y Genealógico del Antiguo Departamento del Cauca, Bogotá, Editorial Guadalupe, 1962 (col. Biblioteca Horizontes), págs. 449-452; D. Castrillón Arboleda, Muros de bronce, Popayán y sus estancias históricas, Cali, Impresora Feriva, 1994, págs. 92-93; D. Mejía, Evocación de don Santiago Arroyo (separata de Boletín de Historia y Antigüedades, 792), Bogotá, Academia Colombiana de Historia- Editorial Kelly, 1996, págs. 9-11.

 

José María Madueño Galán y Pedro Agustín Roa Arboleda