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Manuel de Marchamalo Simón

Biografía

Marchamalo Simón, Manuel de. Humanes (Guadalajara), 14.IX.1748 – 22.IV.1825. Abogado, magistrado, alcalde del Crimen de Barcelona, oidor de Barcelona, regente de la Audiencia de Extremadura, fiscal del Consejo de Órdenes.

Hijo de María Simón de Gonzalo y de Francisco de Marchamalo y Gómez, notario de Humanes, lugar donde nació Manuel de Marchamalo Simón, antes denominado Humanes de Mohernando. Estudió en la Universidad de Alcalá de Henares, a la que llegó en 1761, graduándose de bachiller en Cánones el 25 de febrero de 1766. En los dos años siguientes fue profesor de la Facultad de Leyes y Sagrados Cánones de Alcalá, siendo admitido en la Academia de San José de Profesores Juristas. Comenzó una pasantía de cuatro años en Madrid con Jacinto Moreno de Montalvo, fiscal del Consejo de Castilla. El Consejo Real lo aprobó como abogado el 5 de marzo de 1770, ingresando en el Colegio de Abogados de Madrid el 22 de julio de 1773. Marchamalo estableció estudio abierto en Madrid y a los treinta años servía como abogado de varios nobles titulados, entre otros, los duques de Híjar, Santiesteban, Liria, Wervilc y Veragua, así como de los de Cogolludo, Cañete, Fuentesol, Campotejar, Iscar, Torresoto y Valdeguerrero y Espeja, o de los condes de Torrepilares, de Oliva y Gaitán, y, también del teniente general Francisco Sabatini, del obispo, deán y cabildo de Ciudad Rodrigo y de las ciudades de Vera, Gerona, Cartagena y Zamora.

Tras servir desde 1785 como fiscal para el juzgado de obras del Real Palacio en Madrid, deseando el rey Carlos III unificar la múltiple legislación española, el Consejo de Castilla encomendó a Marchamalo la revisión de la obra del jurista Alonso de Acevedo que defendía la creación de un Código Nacional de Leyes y en 1790 se le encargó también el análisis del Código Penal del Emperador de Austria José II publicado en 1787. De este modo se incorporó a los nuevos juristas que servían al Rey en su deseo de modernizar las enseñanzas de las universidades y de revisar la legislación española, anticuada y dispersa en numerosos códigos, para hacer un único código para toda la nación.

Por Decreto del 11 de diciembre de 1791, Marchamalo fue nombrado para reemplazar a José María Vaca de Guzmán y Manrique como alcalde del Crimen de la Audiencia de Barcelona, donde destacó en su lucha contra el contrabando de tabaco, papel y monedas de oro y plata encargándose también de la Casa-Galera para reclusas. El 11 de julio de 1797 avanzó a la Sala Civil para reemplazar a Epifanio Fortuni como oidor de la Audiencia, tomando posesión del puesto el 14 de agosto de 1797, encargándose de la obra de la capilla nueva en las Reales Cárceles. Este mismo año ante la situación de epidemia de la ciudad el capitán general de Cataluña, Pedro Caro y Sureda, III marqués de La Romana le nombró individuo de la Real Junta de Sanidad. El 2 de enero de 1800 fue nombrado gobernador de la Sala del Crimen de la Audiencia de Barcelona.

Al estallar la Guerra de la Independencia en 1808 era regente interino de aquella Audiencia. Él mismo escribió al Rey en 1813: “Son bien notorias la prisión y humillantes vejaciones que desde 1809 padeció el exponente y sus compañeros del intruso gobierno francés por haberse resistido a reconocer su autoridad y prestar el juramento que se le exigió. En el silencio de la noche del 29 al 30 de enero de este año fueron él y sus compañeros arrebatados de sus casas por los ministros de la policía de Barcelona para ser conducidos a Francia al día siguiente si no prestaban el juramento debido [...]”. Permaneció preso de los franceses algo más de un año entre el castillo de Montjuic, la Ciudadela de Barcelona y la Cárcel Militar de Perpiñán. Padecía ya diversos achaques a sus sesenta y seis años y ante la amenaza de ser llevado andando hasta Saboya, pensó que sería más útil al Rey vivo que muerto, prestando finalmente el juramento que se le exigía. De este modo, volvió a Barcelona para enseguida huir a Tarragona y a Palma de Mallorca, valiéndose de salvoconductos que le había facilitado Carlos O’Donnell, capitán general de Cataluña interino en 1810.

En octubre de 1811 era el único oidor propietario aún en el listado de la Corte. De hecho, desde el 1 de mayo de 1811 a febrero de 1812 sirvió como regente interino de la Corte hasta que por decreto del 21 de diciembre de 1812, fue nombrado para volver a reemplazar a José María Vaca de Guzmán y Manrique, esta vez como regente de la Audiencia de Extremadura en Cáceres, tomando posesión del puesto el 28 de junio de 1813. Un par de años después, se incorporó como fiscal del Consejo de Órdenes para reemplazar al jubilado Felipe Gil Taboada, conde de Taboada, pero solicitó el permiso para arreglar asuntos familiares en Humanes, donde finalmente consiguió retirarse, donde se jubiló por decreto de 27 de octubre de 1816 con la cantidad de 40.000 ducados de renta, muy considerable para la época si se tiene en consideración que el salario anual de un párroco era de trescientos ducados. Sin embargo, a sus setenta y cuatro años, continuó una vida muy activa, comprando y administrando distintas tierras de labor, viñas y olivares.

Hizo testamento el 29 de septiembre de 1821 en el que ordenó ser enterrado en la iglesia de San Esteban de su pueblo natal, donde falleció en la tarde del 22 de abril de 1825.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Consejos, 13488 (relación de méritos de 1802); 18518, 18519, 20099, exp. 42; Justicia, 4576(1), exp. 4934.

Gazeta de Madrid, 24 de agosto de 1816; I. Campoamor Fernández, La familia Marchamalo. Humanes, 1500-2005, Humanes de Mohernando (Guadalajara), 2005 (inéd.); A. Marchamalo Sánchez y M. Marchamalo Maín, La Orden de Santiago en Guadalajara. La Encomienda de Mohernando al Condado de Humanes, Guadalajara, AACHE Ediciones, 2007.

 

Mark A. Burkholder y Antonio Marchamalo Sánchez