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Andrés Gimeno Tolaguera

Biografía

Gimeno Tolaguera, Andrés. Barcelona, 3.VIII.1937 – 9.X.2019. Tenista.

Entre los grandes jugadores de la generación de los cincuenta, Gimeno ha sido quien menos ha competido en España al declararse profesional en 1960 y convertirse durante ocho años en miembro de la troupe del australiano Jack Kramer.

Formó con Manolo Santana, un año más joven que él, con Juan Manuel Couder, tres años mayor, y José Luis Arilla, Juan Gisbert y Manolo Orantes la gran cosecha del tenis español con las que se abrirían para España las puertas del deporte de la raqueta en el mundo entero.

Andrés Gimeno, hijo primogénito de un gran entrenador del Real Club de Tenis de Barcelona, Esteban Gimeno, inició su brillante carrera en las pistas cuando tenía ocho años, edad a la que consiguió su primer trofeo en un torneo infantil en San Quirico de Safaja, y posteriormente ganó el Campeonato de Cataluña de su categoría, con trece años. Pecho de Gallina, por su delgadez, le llamaban de niño en Amigó, la calle donde se había criado, mitad asfaltada y mitad sin asfaltar, con compañeros vecinos que trabajaban de aprendices de carpinterías, hijos de vendedores del mercado, educado en la cartilla de racionamiento, que sólo comía pan blanco los domingos, que no se atrevía a concebir la posibilidad de estudiar una carrera.

A nadie pudo extrañar que con esos antecedentes Andrés Gimeno se arrojase sin dudarlo en los brazos de Jack Kramer cuando éste le ofreció el ingreso directo en el profesionalismo que ya ejercían Rod Laver, Ken Rosewall, Pancho González, Lew Hoad, etc. Le ofrecían, en aquel año 1960, 220 dólares por partido ganado, 150 por partido perdido y 3.000.000 de pesetas mínimo como garantía al año. Semejante cantidad de dinero no le permitió escuchar las promesas que se le hacían para continuar junto a Santana como amateur marrón. La posibilidad de obtener junto al madrileño, Couder, Arilla y Gisbert la Copa Davis, tampoco le hizo cambiar de idea. Eso no significaba que no se sintiera español como el que más. “Jamás he aceptado que delante de mí hablase nadie mal de mi patria, si alguien lo hacía sabía que tendríamos una pelea”, confesó en una entrevista Gimeno.

Cuando se abrazó al profesionalismo, a los veintidós años de edad, Andrés Gimeno ya había ganado un Conde de Godó, dos campeonatos individuales de España, 1957 y 1959, seis de dobles —de vuelta ganaría uno de singles en 1972, y otro en dobles ese mismo año—, y en vísperas de su paso a los pross triunfaba en los torneos de Caracas, Montecarlo, Barcelona y Queen’s. En Copa Davis, donde debutó en 1958, ganó catorce partidos de veintidós, entre individuales y dobles.

Al regreso, marcado por la era open, jugó en diez ocasiones y ganó en cuatro individuales, con victoria en un dobles y derrota en otro.

Su ausencia durante ocho años de los torneos oficiales de la Federación Internacional alejó a Andrés Gimeno de posibles grandes triunfos. De vuelta a los torneos abiertos a pross y amateurs, Gimeno recuperó el tiempo perdido: en 1969 fue finalista del Australian Open, cuarto finalista en Roland Garros y llegó a octavos en Wimbledon. Un año después, semifinalista en Wimbledon para, en 1972, en París, obtener el triunfo de su vida: un Grand Slam. Nada menos que Roland Garros cuando a los treinta y cuatro años, ya veterano y curtido en mil batallas, con calva incipiente, más desgarbado que nunca, pero con toda la sabiduría acumulada en su raqueta, nadie daba nada por él. Ese 4 de junio de 1972 quedaría para siempre escrito en su memoria, y en la del francés Patrick Proisy, el derrotado. Andrés Gimeno entraba en la orden de los grandes del tenis con un Grand Slam en su palmarés.

Hombre de vida sosegada y queda, se retiró del tenis en la década de los ochenta, aunque los últimos años jugaba a menor ritmo. Fundó su propio club de tenis, se dedicó a la enseñanza y fue comentarista de Televisión Española. Tras dos livianos devaneos amorosos en Italia encontraría en Cristina Corolla, buena pintora, culta, con un generoso sentido del humor, a la mujer de su vida, con la que se casó el 31 de octubre de 1962 y tuvo tres hijos: dos varones y una mujer.

Técnicamente, Andrés Gimeno ha sido un jugador perfecto. Con muy buen servicio, apoyado en su elevada estatura, un golpe de derecha potente y muy colocado, el revés muy fácil, un smash de la categoría del servicio y un resto hábil y preciso, a todo esto, le unía una especial inteligencia en el juego aderezada con un toque suave que sólo él sabía dar gracias a la poca presión que llevaban las cuerdas de su raqueta.

Andrés Gimeno ha formado pareja de dobles con los mejores jugadores españoles y extranjeros. En España ha jugado con Alberto Arilla, Juan Manuel Couder, Manolo Santana, José Luis Arilla, Juan Gisbert, Manolo Orantes, etc. Y fuera de España su compañero más frecuente fue el gran Pancho González, que, sin embargo, no era su mejor amigo en la troupe de los Kramer’s Boys. Pese a lo frecuente del apellido Gimeno en español, en el extranjero raramente era llamado con precisión. Unos le llamaban Llimeno, e incluso como si fuese un desayuno Ham and eggs. Pero todo el mundo le conocía como un gran tenista.

 

Obras de ~: Máster en tenis, Barcelona, Martínez Roca, 1999.

 

Bibl.: E. Martínez y R. Sánchez, España en la Copa Davis, Federación Española de Tenis, 2000, 2 vols.; M. Adrio, 125 años de Tenis en España, Madrid, 2005, capítulos 56-74.

 

Manuel Adrio Arrojo

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