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Lorenzo de Magallón

Biografía

Magallón, Lorenzo de. Magallón (Zaragoza), c. 1608 – Misión de Cumarebo (Venezuela), 1675.

Religioso capuchino (OFMCap.), fundador de las misiones capuchinas en Venezuela. Nacido en torno a 1608, ingresó en la Orden Capuchina el 10 de enero de 1633.

A finales de 1649 viajó a Sevilla para formar parte de un grupo de misioneros que tenían como destino Benín. La partida de la expedición se fue demorando y durante los meses de espera conocieron a fray Francisco de Pamplona, que tenía pensado fundar una misión en la isla de Granada. Obtenidos los permisos necesarios, Francisco de Pamplona, Lorenzo de Magallón y Antonio de Monegrillo zarparon a bordo de un pequeño patache con destino al Caribe, pero al llegar a Granada se encontraron con la sorpresa de que la isla, así como las cercanas de Dominica y Matalino, habían sido ocupadas por los franceses.

Ante la imposibilidad de desembarcar, se dirigieron a la isla de Margarita y de allí alcanzaron las costas de Venezuela con el propósito de iniciar su labor evangelizadora.

Sin embargo, su presencia en estas tierras no contaba con la aprobación del Consejo de Indias, ni de la Congregación de Propaganda Fide. Por otra parte, los franciscanos establecidos en la zona no veían con buenos ojos su intrusión.

El 31 de agosto de 1651 falleció fray Francisco, impulsor de esta aventura, que había luchado con ahínco con el fin de obtener las necesarias autorizaciones para el establecimiento de los capuchinos en tierras venezolanas. El Consejo de Indias estaba dividido respecto a la postura a adoptar, así que el Rey dispuso el retorno a España de los dos religiosos.

Ya en Madrid, Lorenzo de Magallón dedicó todo su esfuerzo para convencer a las autoridades de la necesidad de fundar misiones capuchinas en Venezuela. Obtuvo apoyos importantes en su Orden y en la Santa Sede, pero encontró la firme oposición de los franciscanos y de parte del Consejo de Indias. A pesar de sucesivos reveses, nunca se desanimó; redactó varios memoriales en los que señalaba las ventajas de esta iniciativa misionera y rebatió todas las objeciones que salían al paso de la misma. Su tesón se vio recompensado con la Real Cédula de 20 de enero de 1657, por la que se autorizaba al padre Magallón a regresar a Venezuela con cinco compañeros. En la misma fecha se expide otra cédula, dirigida al gobernador de Cumaná, Pedro de Brizuela, ordenándole que señalara a los capuchinos un lugar conveniente donde establecer las misiones.

Mientras se realizaban los preparativos del viaje y la Casa de Contratación proporcionaba a los misioneros embarcación, el padre Magallón aprovechó para obtener de la Congregación de Propaganda Fide el oportuno permiso para fundar misiones capuchinas en Indias.

En el decreto expedido a tal efecto, Lorenzo de Magallón era designado prefecto por diez años de la Misión destinada “a las provincias de Cumaná, Caracas, Guarapiche, Guácharo, Aragua y Amana”.

Ya en Cumaná, se reunió con el gobernador Brizuela, el Cabildo de la ciudad y los superiores de los franciscanos, para evitar posteriores conflictos de territorio entre los religiosos. La provincia de Cumaná abarcaba un enorme territorio dividido en tres provincias: Nueva Barcelona, Cumaná y Guayana. En el acta de dicha reunión, celebrada el 3 de febrero de 1658, quedaron fijadas las zonas de predicación para ambas Órdenes: los franciscanos evangelizaron Nueva Barcelona y los capuchinos aragoneses Cumaná. Años más tarde, cuando los capuchinos catalanes comiencen sus misiones, se establecerán en Guayana.

Cuando Lorenzo de Magallón y los capuchinos que iban llegando en sucesivas expediciones dieron inicio a sus labores misionales, la provincia de Cumaná estaba muy poco poblada por españoles. Las ciudades más importantes eran Cumaná, la capital, San Felipe de Austria o Cariaco y San Baltasar de los Arias o Cumanacoa.

En cuanto a los indios, escasos en número, se hallaban divididos en varios pueblos o naciones: chaimas, caribes, parias o pariagotos, guaraúnos, cuacas o coacas y cores. En los primeros tiempos, los capuchinos trabajaron sobre todo con los chaimas, que habitaban la zona de los Llanos de Cumaná, entre la ciudad y el Orinoco, y con ellos levantaron los primeros poblados misionales. Como la lengua chaima era la más extendida por las tierras cumanesas y la conocían otros pueblos, como los cores, parias y guaraúnos, los misioneros orientaron sus esfuerzos lingüísticos hacia ella. Santa María de los Ángeles del Guácharo fue el primer poblado misional de los capuchinos en Cumaná y, aunque existen dudas respecto a la fecha de su fundación, parece que sería entre finales de 1658 y principios de 1659.

En esa época se declaró una grave epidemia de peste en Caracas, a donde acudieron Lorenzo de Magallón y varios compañeros para socorrer a la población. Su comportamiento fue muy alabado por el gobernador Porres y Toledo en cartas dirigidas al Rey, en las que señalaba lo mucho que trabajaron y el riesgo que corrieron atendiendo a los enfermos. Por su parte, el deán y el chantre de Caracas, en nombre del Cabildo de la ciudad habían solicitado al provincial de los capuchinos que enviara más misioneros para la conversión de los indios de los Llanos de Caracas. Así empiezan a llegar a Venezuela religiosos procedentes de la provincia capuchina de Andalucía Pasada la epidemia en Caracas, los misioneros se dirigieron hacia el interior, con el objetivo de predicar entre los indios guayamonteses, pero, solicitados sus servicios en otras ciudades afectadas por la peste, decidieron separarse. Se sabe que Lorenzo de Magallón estuvo sólo en Barquisimeto, el Tocuyo y Nirgua y que, en San Mateo se encontró a dos de sus compañeros, a los que ordenó dirigirse primero a Nirgua y después a Corora, Trujillo y Maracaibo.

La acogida que tenían los capuchinos en las ciudades de españoles llevó a Magallón a cometer un grave error, que puso en riesgo las misiones capuchinas. Solicitó al Rey y al Consejo de Indias poder ocupar a sus compañeros en la predicación y confesión de españoles.

La petición no gustó en España y se decretó la vuelta de todos los capuchinos que se hallaban en tierras venezolanas. Si las misiones no fracasaron fue por los informes favorables enviados por los gobernadores de Caracas y Cumaná y de los Cabildos de ambas ciudades, que escribieron insistentemente sobre el buen comportamiento de los religiosos y los logros que estaban teniendo entre los indios.

Vueltas las aguas a su cauce y con la llegada de nuevas remesas de misioneros, el padre Magallón se encontró con un buen número de hombres dispuestos a trabajar. Hay que señalar que seguía al frente de dos territorios de Misión: el de Cumaná y el de los Llanos de Caracas. La distancia que separaba ambos territorios y las dificultadaes que entrañaba desplazarse de una a otra, le convencieron de la necesidad de nombrar un viceprefecto encargado de la de los Llanos, mientras él permanecía en Cumaná. La elección recayó en fray Rodrigo de Granada. A partir de entonces, los campos de apostolado se fueron fijando de la siguiente forma: Cumaná para los aragoneses y Caracas para los andaluces, separándose definitivamente en 1676, muerto ya el padre Magallón.

De la última etapa de su vida se sabe que, transcurridos los diez años desde que le fuera concedida la prefectura, le sucedió en la misma fray Pedro de Berja. Se ignora si por voluntad propia o por orden del nuevo prefecto, el padre Magallón pasó sus últimos años en las misiones de Caracas, no en Cumaná.

Muy apreciado por el obispo de Caracas, Antonio González Acuña, y acompañando a este prelado en su visita pastoral a las misiones, falleció el padre Magallón en Cumarebo, en 1675, siendo enterrado en la cercana ciudad de Coro. Años después se comprobó que sus restos permanecían incorruptos y se le atribuyeron prodigios obrados por su intercesión.

 

Bibl.: M. M. Abaurre Valencia, “El Padre Magallón y las primeras Misiones de Capuchinos aragoneses en Venezuela (1650-1675)”, en Cuadernos de Estudios Borjanos, XXI-XXII (1989), págs. 77-146.

 

Miren Maite Abaurre Valencia

 

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