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Miguel Rodrigo Martínez

Biografía

Rodrigo Martínez, Miguel. Santa Clara (Cuba), 27.XII.1895 – Madrid, 15.XI.1968. Teniente general y caballero Laureado de San Fernando.

Ingresó en la Academia de Infantería a los diecisiete años, saliendo de la misma en 1916 con el empleo de segundo teniente.

Destinado al Regimiento de San Fernando, en 1918 fue ascendido a teniente, pasando a ocupar vacante en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, en el que permaneció tras su ascenso a capitán en 1923 y a comandante, por méritos de guerra, en 1926.

Durante las campañas de Marruecos fue recompensado por Real Orden de 7 de abril de 1925 con la Medalla Militar Individual, concedida por su excepcional actuación en la operación efectuada el día 23 de agosto de 1923 en territorio de la Comandancia General de Melilla para levantar el asedio que el enemigo había establecido a la posición de Tifaruin.

Al mando de la 3.ª Compañía del 2.º Tabor formó parte el 12 de septiembre de 1925 de la columna mandada por el teniente coronel Balmes, cuya misión era librar del cerco a la posición de Kudia Tahar, habiendo de forzar para ello la resistencia organizada por el enemigo a lo largo del barranco de Izarduy, con el núcleo más numeroso en el bosque y poblado de Dar Gassi.

Apenas iniciado el movimiento en Tetuán, al amanecer del día 11, el enemigo detuvo con sus fuegos el avance de la columna, dirigiéndose entonces el capitán Rodrigo a ocupar con dos secciones el poblado de Dar Alka, con objeto de proteger desde allí el avance del resto de las fuerzas, sosteniéndose todo el día en dicho poblado, hasta que al llegar el anochecer, viendo que la columna no avanzaba, se replegó a reunirse con su Tabor.

Al día siguiente se le ordenó de nuevo el avance, recibiendo orden de ocupar con su Compañía los montes existentes a la izquierda del barranco y a la altura de Dar Gassi, consiguiendo desalojar al enemigo de sus primeras posiciones, para a continuación perseguirle rápida y encarnizadamente para entrar a establecerse en Dar Gassi, pero cuando llegaba con su Compañía a unos doscientos metros de dicho lugar, un fuego intenso e inesperado del enemigo causó numerosas bajas en su tropa, obligándole a detenerse y cubrirse para estudiar la situación, que no podía ser más comprometida y peligrosa, lo mismo para él que para el resto de la columna, que quedó detenida sin hacer posible la menor maniobra a cubierto, sufriendo bajas continuamente.

Ante la gravedad de la situación no dudó en adoptar una heroica determinación: arengó a su tropa, la enardeció con su ejemplo y se lanzó a la bayoneta sobre el referido bosque, arrastrando a sus soldados, arrollando al enemigo y poniéndolo en fuga, causándole gran número de bajas.

Propuesto para la Cruz Laureada por su heroica acción, el juicio contradictorio se prolongaría durante los siguientes diez años, no siéndole concedida hasta el 10 de marzo de 1933. Por igual hecho recibieron también la Cruz Laureada el comandante Francisco García Escámez, el capitán José Gómez Zaracíbar, y los tenientes José Martínez Anglada, Bartolomé Muntané Cirici y Antonio Nombela Tomasich.

Al llegar la República seguía destinado en Regulares de Melilla, continuando en esta misma Unidad hasta el inicio de la Guerra Civil, en la que intervino al mando de un tabor, combatiendo en los frentes de Extremadura, Toledo y Madrid.

El 16 de agosto de 1936 ganó una segunda Medalla Militar Individual, concedida en premio a las numerosas acciones en las que había participado en el primer mes de campaña, en muchas de las cuales había sido citado como “Distinguido” y “Muy distinguido” y demostrado sus inmejorables cualidades de valor, serenidad y aptitud para el mando, sobre todo en los ataques sufridos por su Unidad después de la ocupación de Griñón, en los cuales el enemigo, en número muy superior, pretendió recuperar dicho lugar, a lo que se opuso resueltamente el comandante Rodrigo con las fuerzas de su mando, resistiendo tenazmente, contraatacando con un arrojo y pericia tales que puso en desordenada fuga al enemigo, al que desmoralizó de tal forma, que huyó a la desbandada, dejando en el campo gran número de bajas, prisioneros y diverso material, resolviendo una situación apurada en extremo y que de no haberlo hecho así habría podido dar lugar a un revés en la marcha de las operaciones. Poco después resultó herido en la ocupación de Las Rozas, pero no dudó en incorporarse a su Tabor cuando todavía no se encontraba completamente restablecido, dando una vez más pruebas de su gran espíritu militar. Antes de finalizar 1936, fue ascendido a teniente coronel.

En enero de 1937, siendo coronel habilitado y estando al mando de la División n.º 61, recibió una herida grave, por lo que se le recompensó con la Medalla de Sufrimientos por la Patria.

En octubre de 1939 se le nombró jefe del Grupo de Fuerzas Regulares de Alhucemas y en abril de 1941 se le concedió el ascenso a coronel por méritos de guerra, recibiendo en julio la orden de organizar el primer Regimiento de la División Española de Voluntarios, combatiendo a partir de octubre de ese año en el frente de Rusia como coronel jefe de la Infantería Divisionaria y luego del Regimiento 269, siendo ascendido a general de brigada en 1942 y ganando la Cruz de Hierro de 1.ª Clase.

Al regresar de Rusia estuvo, sucesivamente, al frente de las Divisiones 31, 13 y 113, que cubrían la zona pirenaico-catalana, y en 1944 mandó la 1.ª Brigada de la División Acorazada.

Ascendido a general de división en 1946, pasó a mandar la División n.º 12. En los años siguientes desempeñó los cargos de director general de Reclutamiento y jefe de la División Acorazada, hasta que a su ascenso a teniente general, en 1953, se le nombró capitán general de Canarias y posteriormente de la 1.ª Región Militar.

En 1961 pasó a la situación de reserva, quedando a las órdenes del ministro del Ejército en Madrid, quien dos años después le nombró inspector general de Movilización y Reclutamiento, cargo que desempeñaba en Madrid en el momento de su fallecimiento.

En julio de 1964 el Ayuntamiento de Mengíbar (Jaén) acordó dar a una de las calles de la población el nombre de “Avenida del general Rodrigo”, levantando un monolito en su homenaje al final de la misma, a cuya inauguración acudió éste; el nombre de dicha avenida desapareció en 1983, como también las letras del citado monolito. Badajoz, Jaén y Madrid dieron el nombre de este héroe a una de sus calles; en 1983 sería borrado del callejero de Badajoz por el Ayuntamiento democrático de esa ciudad.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. R-1549.

J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

José Luis Isabel Sánchez

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