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Julio Benítez Benítez

Biografía

Benítez Benítez, Julio. El Burgo (Málaga), 17.VIII.1878 – Marruecos, 21.VII.1921. Militar y caballero laureado de San Fernando.

Ingresó en la Academia de Infantería a los dieciséis años, de la que salió con el empleo de segundo teniente en 1896 y destinado al Regimiento de Aragón.

Tras incorporarse a su unidad en Lérida, le correspondió por sorteo formar parte de la compañía expedicionaria que marchaba a Cuba, donde desembarcó el 30 de septiembre de 1896, pasando a guarnecer la línea de Artemisa.

En el mes de noviembre enfermó, teniendo que ser hospitalizado hasta su restablecimiento, en marzo del año siguiente. De nuevo en campaña, intervino en multitud de operaciones, ganó una Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo en el paso de la Plunca, fue herido en 1898 en el combate de la Perala y se le recompensó con la Cruz de María Cristina. En el mes de octubre, recién ascendido a primer teniente, regresó a la Península, donde estuvo destinado en varias unidades.

En 1904 ascendió a capitán, continuando con su vida de guarnición hasta que en 1912 embarcó hacia Melilla con el Regimiento de Ceriñola. En 1916 ascendió a comandante, y quedó en situación de reemplazo.

En 1918 volvió a Melilla, donde actuó como jefe de posiciones, campamentos y líneas, y al mando de columnas.

En junio de 1921 ocupó posiciones en Sidi Dris, y siendo jefe de aquel campamento resistió un violento ataque del enemigo, durante el que resultó herido, estando a punto de conseguir que se le concediese la Cruz Laureada.

Entre los días 17 y 21 de julio de 1921 dirigió la defensa de Igueriben, no dejando un momento de alentar a la guarnición, elevando el espíritu de su tropa y dándole tan alto ejemplo de virtudes militares, que todos los supervivientes reconocieron que era el alma de la defensa, siendo su figura admirada por su bizarría por todos los defensores, que, desde el primer momento, depositaron fe ciega en su jefe.

A partir del primer día, los ataques del enemigo no tuvieron ya interrupción un solo momento y, además, desde el día 18 la posición fue hostilizada por dos piezas de artillería, que produjeron bajas en las tropas.

El día 19 se intentó llevar un convoy desde Annual, pero fracasó debido a la superioridad numérica del contrario. En ese día, la guarnición había sufrido ya cuarenta bajas, producidas por el fuego enemigo, y hubo entre los defensores bastantes enfermos por falta de agua y, principalmente, por tener que sufrir los efectos de un sol abrasador, ya que toda la guarnición se hallaba en el parapeto para rechazar los continuos ataques del enemigo.

A pesar de que las penalidades producidas por la sed y los efectos del sol fueron en aumento, la guarnición supo soportarlas con gran disciplina por la confianza que le infundía su jefe, pero, agotados todos los recursos de la defensa y ordenada por el general Navarro que se evacuara la posición, previa destrucción de cuanto pudiera aprovechar el enemigo, dicha evacuación se llevó a cabo por grupos mandados por oficiales, siendo el comandante Benítez el último en abandonar la posición, resultando muerto entre las alambradas y el parapeto, donde cayó también la mayor parte de los que habían luchado tan bravamente contra el numeroso enemigo.

De la guarnición, que se elevaba a trescientos hombres, únicamente se salvaron un oficial y cuatro soldados, que fueron hechos prisioneros, y siete soldados que consiguieron llegar a Annual, donde algunos de ellos fallecieron por agotamiento físico.

Sometido este hecho a juicio contradictorio, le sería concedida la Cruz Laureada de San Fernando por real orden de 3 de enero de 1925.

Como homenaje de sus paisanos, en Málaga se le levantó un monumento a la entrada del Parque, obra de González Pola. El pedestal, de piedra berroqueña, consiste en una base cuadrada con un fuste que lateralmente afecta forma de castillo y de cruz en sus frentes anterior y posterior. En los lados del fuste ostenta el emblema de Infantería; en el frente anterior lleva la Laureada y por debajo la dedicatoria “Al heroico comandante Benítez”; en el posterior se advierte una corona de espinas sobre la frase “Los de Igueriben mueren pero no se rinden”. En el frente de la base se destaca un oficial muerto amparado por la Bandera; en los otros tres frentes se leen los nombres de los jefes y oficiales fallecidos en Igueriben.

La estatua, de bronce, representa al héroe en actitud militar reposando sus manos sobre la empuñadura del sable.

El 11 de febrero de 1926 se inauguró el monumento ante la presencia de los Reyes de España, interviniendo el general Primo de Rivera, que dedicó unas palabras de recuerdo para el héroe y su mujer —Nieves Fernández de Aja— e hija, tras las cuales, las Banderas de las unidades participantes se colocaron ante el monumento y se interpretó la Marcha Real, pasando Alfonso XIII a descubrirlo. A continuación, S.M. el Rey conversó con la viuda del héroe y con el teniente Pedro Casado, único oficial superviviente de la posición de Igueriben. Durante la ceremonia, varios hidroaviones llegados de Melilla evolucionaron sobre la zona arrojando flores.

También en su pueblo natal se le rindió homenaje, consistente en una lápida que se colocó en la casa donde había nacido, en la que se podía leer: “En esta casa nació el 17 de agosto de 1878 D. Julio Benítez Benítez, heroico comandante del Regimiento de Ceriñola, muerto gloriosamente en la defensa de la posición de Igueriben, de los campos de África, el 21 de julio de 1921. Al jefe que aconsejaba la rendición, le contestó con el siguiente telegrama que resume toda la grandeza del espíritu militar legionario: ‘Los de Igueriben mueren pero no se rinden. Tengo doce disparos de cañón, cuéntenlos, y cuando oigan el último hagan fuego sobre la posición pues estaremos revueltos con los moros’. El Burgo y su ayuntamiento le dedican este recuerdo perpetuando su memoria”.

En 1922 Melilla le dio su nombre a una plaza, antes llamada de África, cuya lápida fue colocada el 6 de diciembre de 1923, y actualmente conserva su nombre una de las calles de las ciudades de Barcelona y Madrid, así como una avenida de Málaga.

Sus restos están enterrados en el Panteón de Héroes de Melilla. En el Museo del Ejército se puede contemplar su guerrera con la Cruz Laureada bordada en seda.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), secc. 1.ª, leg. B-1755.

J. M. Gárate Córdoba (dir.), España en sus héroes: historia bélica del siglo xx, Madrid, Ornigraf, 1969; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

José Luis Isabel Sánchez

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