Echeverría Elorza, Patricio Cirilo. Conde de Echeverría de Legazpia (I). Legazpia (Guipúzcoa), 9.VII.1882 baut. – 17.XII.1972. Empresario.
Segundo vástago varón de los cinco hijos habidos en el matrimonio formado por Agapita Elorza Olaberría y Manuel Ignacio Echeverría Apaolaza, fue bautizado en su pueblo natal, el 9 de julio de 1882. Creció en un ambiente familiar vinculado a la fabricación de papel regentado por su tío Patricio Elorza Olaberría, y llegada su juventud se incorporó a la principal empresa industrial de la zona, Vergarajauregui, Rezusta y Cía. (Mondragón). En 1904 retornó a Legazpia, estableció una pequeña herrería y, en octubre de 1906, contrajo matrimonio con Teresa Aguirre Aseguinolaza, siendo su descendencia: Lorenza, José, Donato, Juana, Felisa, Cruz, Felisa María, Patricio, Román y María Teresa.
En 1907 se asoció con el hacendado Pedro Regalado Segura y otros dos socios para crear la firma Segura, Echeverría y Cía. En 1908 en el negocio participaban once trabajadores en la fabricación de diferentes tipos de herramienta manual —azadas, horquillas, rastrillos, raederas, mazas y picos— con destino a la agricultura, minería y construcción. El taller estaba ubicado junto al río Urola y a la línea del ferrocarril del Norte. Desde tiempos inmemoriales en la cuenca alta del río Urola la actividad de sus gentes había estado vinculada a la cultura del hierro. Abundantes masas forestales, mineral de hierro en el subsuelo y una energía de origen hidromecánico permitieron el nacimiento de numerosas ferrerías.
El negocio creció notablemente hasta la finalización de la Gran Guerra. Ya en 1919 los socios decidieron desligarse del negocio y venderle sus participaciones. Después de superar una coyuntura económica recesiva, en 1925 construyó una nueva nave para la fabricación de palas. Desde un inicio sus tres principales prioridades fueron la calidad, el prestigio de la marca —Bellota— en sus herramientas y su presencia al pie de los talleres. Esta preocupación por mantener la calidad le llevó a construir su propia acería. En 1931 puso en funcionamiento su primer horno eléctrico, consiguiendo integrar verticalmente todo el proceso de la fabricación de la herramienta manual. En vísperas de la Guerra Civil española su fábrica alcanzó una producción de seis mil toneladas de acero eléctrico. Con una plantilla de setecientos trabajadores se había convertido en el decimotercer fabricante de acero de España. Los aceros especiales se habían convertido en una codiciada materia prima en la fabricación de nuevos productos y bienes de equipo.
En los años siguientes un pabellón tras otro fueron incrementando la capacidad de las instalaciones. Con tal volumen de producción, este empresario autónomo pasó a denominarse Patricio Echeverría, S.A. con un capital social de quince millones de pesetas —distribuido entre esposa e hijos—. En los años siguientes, sus hijos y yernos pasaron a ocupar los principales órganos de control y propiedad de la empresa. En la década de 1950 la fabricación de aceros especiales estaba concentrada en España en tres empresas: Sociedad Española de Construcción Naval, Sociedad Anónima Echeverría y Patricio Echeverría, S.A.
Con un origen modesto, sin recursos económicos iniciales y con una formación autodidacta, este empresario guipuzcoano respondía al modelo del empresario hecho a sí mismo. Siendo su carácter tímido, no mostró nunca interés por participar en los principales círculos empresariales y políticos guipuzcoanos. Pese a lo cual, el 18 de agosto de 1958, fue agraciado por el general Franco con la merced de conde de Echeverría de Legazpia, no sólo por su dedicación al engrandecimiento de la industria nacional sino también por destacada actividad filantrópica. De hecho, mantuvo una especial relación con su pueblo en el que construyó diferentes barriadas de pisos para sus trabajadores.
A finales de la década de 1960 surgieron los primeros síntomas de crisis en el sector de aceros especiales, a los que Echeverría pudo hacer frente debido a la fuerte diversificación en su oferta, pero en la década de 1970 la crisis en el sector sidero-metalúrgico terminó por afectar irremediablemente a todas las empresas.
A la par que había ido creciendo la fábrica, su proyección empresarial le permitió estar presente muy puntualmente en algún otro sector económico guipuzcoano. Así, entre 1941 y 1960 formó parte del Consejo de Administración del Banco Guipuzcoano y de la empresa Unión Cerrajera (1946-1970). Otros dos empresarios guipuzcoanos con los que mantuvo una fuerte colaboración fueron el empresario metalúrgico Victorio Luzuriaga y el banquero José María Aguirre Gonzalo.
El 17 de diciembre de 1972, falleció con noventa años de edad dejando una empresa con 3.500 trabajadores que ocupaba el décimo lugar en el ranking siderúrgico español, líder en el mercado nacional de herramienta manual, tercer proveedor de chapa estampada de SEAT y exportador de herramienta manual con importantes cuotas en el mercado sudamericano. Sucedió en el título nobiliario su hijo José Echeverría y Aguirre.
Bibl.: D. Iturrioz, “Las grandes factorías metalúrgicas: Patricio Echeverría, S.A. orgullo de Guipúzcoa y de España”, en Revista Metalúrgica y Electricidad (Madrid) n.º 161 (enero de 1951), págs. 86-91; J. Urrutikoetxea, Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Guipúzcoa. 1886-1986, San Sebastián, Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Guipúzcoa, 1986; B. Herreras Moratinos y J. Zaldua Goena, Patrimonio Industrial en Legazpi, Bilbao, Fundación Lenbur, 1997; B. Herreras Moratinos, “El proceso productivo y la organización del trabajo en la empresa Patricio Echeverría, S.A.”, en Revista Vasconia, San Sebastián, 1999, págs. 483-496; J. M. González García, La metalurgia guipuzcoana en la primera mitad del s. xx: Unión Cerrajera, San Pedro de Elgoibar, Orbea, CAF y Patricio Echeverría, Bilbao, Industri Arrastoak, 2005.
José María González García
