Jiménez de Ayllón, Diego. Arcos de la Frontera (Cádiz), 1530 – ?, 1590. Soldado, poeta y regidor.
De noble cuna y descendiente de uno de los apellidos más influyentes de la ciudad —Ayllón—, pudo seguir sus primeros balbuceos de la enseñanza en el colegio franciscano que había fundado la duquesa Beatriz Pacheco en 1510. Por la información que ofrece en sus obras se estima que debió de continuar sus estudios en la Universidad de Salamanca y pudo conocer la de Coimbra, ciudad que describe y de donde era natural su amigo Jorge de Montemayor. Comenzó su carrera militar a los dieciocho años, enrolándose en las campañas de Italia, en el tercio que capitaneaba Álvaro de Sande, distinguiéndose en las del Adriático y ascendiendo después a alférez en la guerra de Alemania. En Flandes militó como capitán con el duque de Alba, en el tercio de Milán, al mando de Sancho de Londoño, para volver a su ciudad natal en 1578, ocupando un cargo de regidor hasta su muerte.
En el campo literario entabló amistad con Juan de Barahona Padilla, que murió en el desastre de la Invencible, autor de una silva sobre Jerez; Juan Vaca de Sotomayor, que prologó el libro del Cid, y Jorge Montemayor, ya citado. Entre sus obras destacan Sonetos a ilustres varones (Amberes, 1569) y la edición facsímil en la colección La fonte que mana y corre (Valencia, 1959), Los famosos y heróicos hechos del invencible y esforzado caballero, honra y flor de las Españas, el Cid Ruy Díaz de Vivar [...] (Amberes, 1568, y Alcalá de Henares, 1579). En el prólogo de esta última obra dice el autor que escribió “siete libros en prosa ficionalmente dediquelos (en tres cuerpos) al Serenísimo Duque de Saboya y a los Ilustrísimos Príncipe de Sulmona y Marqués de Vico”. Los sonetos se dedican a los distintos capitanes de los tercios de Italia y Flandes.
Es la octava rima asonante la empleada por nuestro poeta para enlazar un largo romance en torno a la figura caballeresca del Cid Campeador, que cuenta tanto el rescate del cuerpo de san Isidoro de Sevilla como la incursión de Alfonso VI por tierras andaluzas, toma de Valencia y muerte del Cid; pero todo ello va enlazado a una historia de amor de la que son protagonistas un hipotético hijo del Cid, llamado Diego, y la princesa Ermilla, hija de Mohamed ben Jazrum, Rey taifa de Arcos de la Frontera, al que llama Galaidón.
El asunto da pie para conformar la primera descripción poética que se conoce de la ciudad, con expresión de la moda entre la morisma, de la que estuvo Jiménez de Ayllón a treinta y ocho años vista de la realidad y viviendo la indumentaria que aún quedaba en Arcos con la vecindad de los “gomeles”. Se compone la obra de alrededor de mil quinientas octavas reales, divididas en treinta y dos cantos, entre los que se alternan los correspondientes al Cid y a su hijo Diego, denotando en su contextura una gran maestría y dominio de la métrica junto a un gran conocimiento del terreno y tradiciones a los que se refiere. Las descripciones son de una sorprendente belleza plástica, en las que triunfan el verde fatimita y el morado de las sayas de las mujeres. Se alternan los duelos, las justas y pasos honrosos con los bailes y danzas de las musulmanas que bajaban en las tardes primaverales a moler su trigo en los molinos que aún quedan en pie en el serpenteo del Guadalete.
Jiménez de Ayllón, juntamente con Boscán y Garcilaso, compone el grupo de los tres primeros sonetistas españoles.
Obras de ~: Sonetos a ilustres varones, Amberes, 1569 (ed. facs. de A. Pérez Gómez, Valencia, 1959); Los famosos y heróicos hechos del invencible y esforzado caballero, honra y flor de las Españas, el Cid Ruy Díaz de Vivar [...], Amberes, Juan Lacio, 1568 (Alcalá de Henares, 1579).
Fuentes y bibl.: M. Pérez Regordán, Vida y Poesía de Diego Jiménez de Ayllón, Cádiz, Diputación Provincial, 1992; R. Ramos, “Jiménez de Ayllón, Diego”, en R. Gullón (dir.), Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, Madrid, Alianza Editorial, 1993, pág. 793.
Manuel Pérez Rego rdán
