García de Toledo, Gómez. Toledo, p. m. s. xiii – 29.VII.1286. Privado de Sancho IV, embajador del Rey, notario mayor del reino de León, prior provincial de la Orden de Predicadores (OP) y abad de la colegiata de Santa María de Valladolid.
Nació en el seno de una antigua familia de mozárabes toledanos próximos a la realeza, en el matrimonio formado por María Fernández Gudiel y García Yáñez. Su padre fue alguacil de Toledo y vasallo de Alfonso X, quien le donó el señorío territorial de las villas de Magán y Mocejón, en el término jurisdiccional de Toledo, a cambio de las fortalezas de Novela y Mompot en el levante peninsular que eran propiedad de García Yáñez.
Siguiendo la tradición de los caballeros ciudadanos, el hijo primogénito del matrimonio, Juan García de Toledo, siguió el linaje familiar, y fue vasallo del rey Sancho IV, ejerciendo el oficio de portero mayor de Castilla; mientras que el segundo, Gómez García de Toledo, fue destinado a seguir la carrera eclesiástica, profesando como fraile en la Orden de Predicadores de Santo Domingo. Su carrera eclesiástica culminó cuando fue nombrado prior provincial de la Orden en Valladolid, y abad electo de la colegiata de Santa María de esa misma ciudad.
Su formación académica le posibilitó el acceso al cargo de notario mayor del reino de León en los últimos años del reinado de Alfonso X, sirviendo de testigo al documento que este Rey, unos meses antes de fallecer, envió al papa Martín IV, expresando su intención de perdonar la subversión de su hijo el infante Sancho IV.
La subida al trono de Sancho IV supuso una nueva oportunidad para fray Gómez, pues no sólo le confirmó como notario mayor de León, sino que le eligió como consejero privado, interviniendo en asuntos de política exterior, sobre todo en las relaciones con Francia.
La primera embajada para la que fue enviado tuvo lugar en 1285, cuando el rey de Francia comunicó a Sancho IV su intención de invadir Aragón como apoyo al Papa, pues el rey aragonés iba a tomar el reino de Sicilia, en estos momentos perteneciente a la Iglesia. Para recabar información de los preparativos bélicos de Felipe III de Francia, el rey castellano envió a Gómez García de Toledo, abad de Valladolid, y a Nuño, obispo de Calahorra.
La segunda embajada a Francia se produjo a raíz de la muerte del rey francés a causa de su invasión de Aragón, en el asedio de Gerona. Sancho IV le envió de nuevo junto al obispo de Calahorra con la intención de establecer buenas relaciones con Felipe IV. El nuevo Monarca sugirió a los embajadores castellanos la anulación del matrimonio de Sancho IV con María de Molina, que aún no había recibido la dispensa papal, y el enlace posterior con su hermana, como signo de alianza de los reinos. La proposición le pareció tan descabellada al abad, que la mantuvo en secreto. Pero concertó una entrevista entre ambos Monarcas en Bayona en 1286. Fue en ese encuentro cuando Sancho IV conoció el proyecto de boda que Felipe IV había propuesto al abad de Valladolid, dando por finalizado airadamente el encuentro.
Desde aquel momento, Gómez García cayó en desgracia, porque fue responsabilizado del proyecto de boda insinuado por el rey francés. Esta circunstancia fue aprovechada por sus enemigos, entre ellos Gonzalo García Gudiel, arzobispo de Toledo, para enemistarle con el Monarca y con la Reina, acusándole de corrupción en la percepción de las rentas que tenía que recaudar por el Rey, y de apropiación del dinero que se tenía que utilizar para conseguir la dispensa papal del matrimonio real. Con el fin de alejarle de la Corte, Sancho IV influyó en su nombramiento como obispo de la sede episcopal de Mondoñedo, aunque no llegó a tomar posesión, pues falleció en Toledo el 29 de julio de 1286, siendo sepultado en la capilla funeraria familiar de la catedral toledana, donde se conserva su lauda sepulcral.
Fuentes y bibl.: Real Academia de la Historia, Col. Salazar y Castro, M-36, fol. 156; O-3, fols. 72-75.
L. Salazar de Mendoza, Origen de las dignidades seglares de Castilla y León, Madrid, 1794, pág. 111 (ed. facs., Valladolid, Maxtor, 2004); C. Rosell (ed.), “Crónica de Sancho IV”, en Crónica de los Reyes de Castilla desde don Alfonso el Sabio hasta los Católicos don Fernando y doña Isabel, vol. I, Madrid, Atlas, 1953 (Biblioteca de Autores Españoles, vol. 66), págs. 70-74; P. Linehan, La iglesia española y el papado en el siglo xiii, Salamanca, Universidad Pontificia, 1975, pág. 204; S. de Moxó, “El auge de la nobleza urbana de Castilla y su proyección en el ámbito administrativo y rural a comienzos de la Baja Edad Media”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 178 (1981), pág. 458; J. López de Ayala, conde de Cedillo, Catálogo monumental y artístico de la ciudad de Toledo, Toledo, Diputación Provincial, 1991, pág. 189; M. González Jiménez, Alfonso X, Palencia, Diputación Provincial, 1993, pág. 299; J. M. Nieto Soria, Sancho IV, Palencia, Diputación Provincial, 1994, págs. 58, 68- 71, 75 y 78; P. Molenat, Campagnes et Monts de Tolède du xiie au xve siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 1997, pág. 158, nota 220.
Pilar Morollón Hernández
