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Esteban Jamete

Biografía

Jamete, Esteban. Orleans (Francia), c. 1515 – Cuenca, 5.VIII.1565. Escultor y arquitecto.

Es uno de los artífices más importantes de la escultura española del siglo XVI. Nació en Orleans (Francia) en torno a 1515. Era hijo del maestro de cantería Jamet Loxin, a cuyo lado aprendió el oficio. En 1535, con veinte años de edad, llegó a España y muy pronto comenzó a trabajar. Durante casi cinco años anduvo por las dos Castillas y León, participando en la decoración de edificios tan importantes como el palacio de las Dueñas en Medina del Campo, el palacio de los Cobos en Valladolid, el convento de San Francisco en Medina de Rioseco, el convento de San Marcos en León y el monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes. En Burgos, además de ornar los pilares del crucero de la catedral, hizo, por encargo del escultor Felipe Vigarny, un modelo para la sillería alta de la catedral de Toledo. Poco tiempo después, tras haber permanecido un mes en Segovia, marchó a Toledo y, dada la envergadura de su trabajo, su estancia en esta ciudad fue más larga, ya que en la catedral intervino en la portada de la capilla de San Juan, en el interior de la puerta de los Leones y sobre todo en la sillería del coro. Desde aquí viajó a Madrid para labrar el sepulcro del obispo Calahorra. A mediados de 1540 se dirigió a Chinchilla, y durante un año se ocupo de engalanar la cabecera de la iglesia de Santa María del Salvador. Años más tarde se pusieron en esta iglesia dos púlpitos realizados por el rejero Hernando de Arenas, de los que él fue trazador. En agosto de 1541 inició su andadura por tierras andaluzas, donde intervino en obras de gran empeño, como la iglesia del Salvador de Úbeda y la casa del Ayuntamiento de Sevilla.

En abril de 1545 abandonó Sevilla y marchó a Cuenca, porque, según testimonio del propio Jamete, le habían llamado desde esta ciudad para que fuera a trabajar. El motivo de este viaje era la obra que se proyectaba llevar a cabo en la entrada del claustro de la catedral. Cuando Jamete llegó a Cuenca, ya había dejado una buena muestra de su arte en todas aquellas ciudades en las que había estado y además había tenido la oportunidad de colaborar con artífices tan representativos de nuestra escultura como Felipe Vigarny y Juan de Juni y de nuestra arquitectura como Alonso de Covarrubias y Andrés de Vandelvira. También había conocido al escultor Alonso Berruguete y había visto la obra de Diego de Siloé, y así las cintas o guirnaldas que atan las columnas y de las que penden cartelas o medallones, que serán uno de los motivos decorativos más utilizados por Jamete, estaban inspiradas en este arquitecto burgalés.

Jamete fue un artista muy representativo del tiempo que le tocó vivir. Fue un gran escultor, un extraordinario decorador, con mucho oficio, que creó obras de exquisita calidad. Como arquitecto, su trabajo no carece de interés y fue el primer maestro que en Cuenca recibió tal título de arquitecto, exactamente en 1557.

Su incursión en el arte de la rejería fue, sin duda, importante, ya que es el autor de los diseños de las rejas que forjó Hernando de Arenas, mencionándosele también como pintor en el proceso que el tribunal de la Inquisición siguió contra él en 1557. Gozó de gran renombre en su tiempo y ello hizo que, desde el momento en que se afincó en Cuenca, su taller se viera muy concurrido y se dieran cita en él numerosos artistas, algunos venidos de fuera de España. Es significativo que el hijo de Juan de Juni, Isaac, se trasladara a Cuenca para aprender el oficio con Jamete, porque, según dijo, había oído comentar su valía. Muy pronto se le encomendaron algunas de las obras más importantes que se hicieron por aquellos años en Cuenca, e incluso fue distinguido con el nombramiento de familiar de la Inquisición. Su primer trabajo fue el zaguán del claustro de la catedral (1546), que hizo en colaboración con el arquitecto Francisco de Luna.

Tiene una excelente portada, bien planteada y con abundante y cuidada decoración escultórica. El nombre del artista va ligado de tal manera a esta portada que se la conoce como Arco de Jamete. Es obra principal de la arquitectura renacentista española.

Durante unos años su actividad se centró principalmente en la catedral y, por los encargos que recibió, se desprende que el prestigio que alcanzó en las esferas religiosas era grande. Ello creó envidias entre la gente de su oficio, como se puso de manifiesto cuando fue juzgado por el Tribunal de la Inquisición.

En la catedral terminó la construcción de la desaparecida capilla de Francisco de Mendoza (1547), que había iniciado el arquitecto Pedro de Alviz. Por encargo del deán Constantino Castillo, erigió la capilla de Santa Elena (1548), en la que, siguiendo un modelo muy repetido en la catedral conquense, abrió una ventana o comulgatorio al lado de la puerta. Asimismo, Jamete es el autor del retablo que preside la capilla (1550), una de las mejores piezas de la escultura renacentista de Cuenca, y el diseñador de la reja que la cierra. Este retablo de Santa Elena, en el que se hace visible su formación francesa en el empleo de la figura humana como soporte, tiene claras semejanzas con las puertas de madera de la sala capitular. En ambas obras Jamete muestra ser poseedor de una singular delicadeza y de una exquisita técnica. También labró el grupo escultórico de la Adoración de los pastores que decora el tímpano de la portada que enmarca estas bellas puertas. En 1551 ejecutó el retablo de San Mateo y San Lorenzo, de sencilla traza, cuyo remate se suprimió para acomodarlo al lugar que hoy ocupa en el trascoro. Sirve de marco a una pintura de Martín Gómez. Además, en esta década de 1550 realizó el retablo de la capilla de San Martín, que dibujó con libertad y mostró su valentía al mezclar materiales tan distintos como la madera, siempre más cálida, y el alabastro, de sensación más fría. El diseño de la reja de la capilla se debe también a Jamete. A este mismo momento corresponde el retablo de la capilla de los Apóstoles, muy manierista en su arquitectura, en cuyo banco representa el Santo Entierro, que, a pesar de estar deteriorado, es de extraordinaria belleza.

Fuera de la catedral, en la iglesia de San Miguel labró el desaparecido retablo mayor y probablemente la cúpula que cubre la capilla mayor también sea obra suya, y en la desaparecida iglesia de San Juan hay noticia documental de que hizo la portada (1555). En la provincia de Cuenca ha dejado obras importantes.

En Alarcón en la iglesia de Santa María, además de la portada sur, labró el retablo mayor, manierista, con un planteamiento complejo, cuya multiplicación de escenas trae el recuerdo de los últimos retablos góticos, y el sagrario, en donde el contraste entre la libertad y el clasicismo con la que trata determinados elementos es muy bello. En Huete, en la desaparecida iglesia de San Pedro, ejecutó la portada de una capilla, que afortunadamente se ha conservado, y es probable que la portada de la iglesia de Santa María de Castejón sea obra suya.

A finales de 1556 marchó a Castillo de Garcimuñoz para labrar una escultura del clérigo Villamayor, que se iba a colocar en la iglesia de la Concepción.

Mientras tanto, la familia de su esposa declaraba contra él ante el Santo Oficio. El 4 de abril de 1557 fue prendido en Castillo de Garcimuñoz y tres días después entraba en la cárcel de la Inquisición de Cuenca.

En esa fecha Jamete ya había dejado de ser familiar de esta institución. Fue acusado de haber “dicho perpetrado y cometido muchos delitos heréticos feos y escandalosos contra nuestra santa fe católica”. Fue sometido a tormento en tres ocasiones. Los testigos que declararon a su favor fueron, en su mayoría, clérigos y descendientes de conversos, mientras que sus colegas —muchos de ellos actuaron movidos por cuestiones personales y celos profesionales— fueron los principales delatores. El Tribunal le declaró “hereje apostata factor y encubridor de hereje”. Tuvo en cuenta su arrepentimiento y por ello le admitió a reconciliación, le condenó a tres años de cárcel y a llevar puesto el sambenito durante ese tiempo. Asimismo, le impuso oír misa en la catedral, ir los sábados en romería a la Virgen del Puente y confesar y comulgar las tres pascuas el resto de su vida. Además, quedó inhabilitado para cualquier dignidad, beneficio u oficio público y honorífico, fuera eclesiástico o civil, así como para utilizar armas, andar a caballo y llevar sedas, oro, plata o piedras preciosas. Jamete no cumplió íntegramente la condena, pues la sentencia fue leída el 15 de mayo de 1558 en el auto de fe que se celebró en la Plaza Mayor, y el 8 de julio de ese mismo año ya había salido de la cárcel, aunque no podía moverse de Cuenca, porque, según él mismo declaró, tenía “por cárcel esta dicha ciudad”; sin embargo, en 1562 estaba de nuevo en Castillo de Garcimuñoz trabajando en la escultura que había dejado inconclusa cuando fue detenido.

Los problemas de Jamete con el Tribunal de la Inquisición no terminaron aquí, pues, a raíz de la publicación de un edicto de delación que tuvo lugar el 12 de marzo de 1560, se presentaron denuncias contra él por no llevar puesto el sambenito. También se vio involucrado, como testigo, en el proceso que el Santo Oficio abrió contra el maestro de tapicería Daniel de Botma y en el del platero Tristán del Vago, y como delator, en el del zapatero francés Pedro de Montalvo.

Cuando Jamete salió de la cárcel, trabajó muy poco, hizo una sierpe en el cirio pascual para la catedral y colaboró con Hernando de Arenas diseñando rejas.

No obstante, su arte continuaba siendo tenido en estima, como lo demuestra el hecho de que fuera el maestro elegido por el Ayuntamiento para levantar un arco en honor de Felipe II, con motivo de la visita que efectuó el Rey a Cuenca en el año 1564. Quizás, el que Jamete fuera un reconciliado por el Santo Oficio influyó de forma negativa entre una clientela que estaba compuesta principalmente por hombres de la Iglesia, aunque los verdaderos motivos hay que buscarlos en la difícil situación económica que había en Cuenca, que provocó que la actividad artística decreciera considerablemente, y en el propio Jamete, cuya salud estaba seriamente dañada. La bebida y las penalidades que había sufrido en la cárcel contribuyeron a su deterioro físico de manera muy notable, hasta el punto de que, en cierta ocasión, él mismo comentó que “no podía trabajar bien”.

El 5 de agosto de 1565 Jamete murió en Cuenca.

Tenía cincuenta años de edad. Fue enterrado en la iglesia de San Nicolás, donde también lo estaba su primera esposa.

 

Obras de ~: Palacio de las Dueñas, Medina del Campo (Valladolid), 1535; Palacio de don Francisco de los Cobos, Valladolid, 1535; Arcos en el convento de San Francisco, Medina de Rioseco (Valladolid), 1535; Decoración de los pilares del crucero de la catedral, Burgos, 1536; Convento de San Marcos, León, 1537; Monasterio de San Zoilo, Carrión de los Condes (Palencia), 1537; Portada de la capilla de San Juan en la catedral, Toledo, 1537-1538; Interior de la puerta de los Leones en la catedral, Toledo, 1538; Sepulcro del obispo Calahorra, Madrid, 1539; Sillería del coro de la catedral, Toledo, 1540; Decoración de la cabecera de la iglesia de Santa María del Salvador, Chinchilla (Albacete), 1540-1541; Decoración de la iglesia del Salvador, Úbeda (Jaén), 1541-1543; Casa del Ayuntamiento, Sevilla, 1544; Entrada del claustro en la catedral, Cuenca, 1546; Trazas de la reja del coro de la catedral, Cuenca, 1546; Capilla de don Francisco de Mendoza en la catedral, Cuenca, 1547 (desapar.); Trazas de la reja de la capilla de la Anunciación en la colegiata de San Bartolomé, Belmonte (Cuenca); Retablo mayor de la iglesia de San Miguel, Cuenca (desapar.); Cúpula de la capilla mayor de la iglesia de San Miguel, Cuenca; Trazas de la reja de la capilla de San Martín en la catedral, Cuenca, 1548; Trazas de la reja de la capilla de la Asunción en la catedral, Cuenca, 1548; Capilla y retablo de Santa Elena en la catedral, Cuenca, 1548-1550; Puertas de la sala capitular de la catedral, Cuenca; Retablo mayor de la iglesia de Santa María, Alarcón (Cuenca); Retablo de San Mateo y San Lorenzo en la catedral, Cuenca, 1551; Sagrario de la iglesia de Santa María, Alarcón (Cuenca), 1551; Portada sur de la iglesia de Santa María, Alarcón (Cuenca); Retablo de la capilla de San Martín en la catedral, Cuenca; Retablo de la capilla de los Apóstoles en la catedral, Cuenca; Portada de Santa María de Castejón, Huete (Cuenca); Portada de una capilla en la iglesia de San Pedro, Huete (Cuenca); Portada de la iglesia de San Juan, Cuenca, 1555 (desapar.); Escultura del clérigo Villamayor en la iglesia de la Concepción, Castillo de Garcimuñoz (Cuenca), 1556-1557 (desapar.); Trazas de los púlpitos de la iglesia de Santa María del Salvador, Chinchilla (Albacete), c. 1558; Trazas de la reja de la capilla Honda en la catedral, Cuenca; Trazas de la reja de la capilla de las Reliquias en la catedral, Sigüenza (Guadalajara), 1561; Trazas de las rejas de la puerta y ventana de la capilla de Santa Elena en la catedral, Cuenca, 1562; Sierpe del cirio pascual de la catedral, Cuenca, 1563; Trazas de la reja de la capilla de la Purificación en la colegiata de San Bartolomé, Belmonte (Cuenca), 1564; Arco de triunfo de Felipe II, Cuenca, 1564.

 

Bibl.: J. Domínguez Bordona, Proceso inquisitorial contra el escultor Esteban Jamete, Madrid, Blas, 1933; J. M.ª Azcárate, “Sobre el arco de Jamete en la catedral de Cuenca”, en Archivo Español de Arte, XVIII (1945), págs. 178-180; F. Chueca Goitia, Arquitectura del siglo XVI, en M. Almagro Basch et al., Ars Hispaniae: historia universal del arte hispánico, vol. XI, Madrid, Plus Ultra, 1953; J. M.ª Azcárate, Escultura del siglo XVI, en M. Almagro Basch et al., Ars Hispaniae: historia universal del arte hispánico, vol. XIII, Madrid, Plus Ultra, 1958; G. Martínez y E. Redondo, “La capilla de Santa Elena. Obra de Esteban Jamete”, en Boletín de Información del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, n.º 18 (1959), págs. 26-28; J. Camón Aznar, La escultura y la rejería españolas del siglo XVI, en J. Pijoán (dir.), Summa artis: historia general del Arte, t. XVIII, Madrid, Espasa Calpe, 1961; M. L. Rokiski Lázaro, “Proceso de Alexandre Francés y noticias sobre artistas que trabajan en Cuenca”, en Archivo Español de Arte, 184 (1973), págs. 440-449; “El sagrario de la iglesia de Santa María de Alarcón (Cuenca), obra de Jamete”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de Valladolid, XLVII (1981), págs. 423-425; Arquitectura del siglo XVI en Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 1985; Documentos para el estudio de la arquitectura en el siglo XVI, vol. V, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1988 (Col. de documentos para la Historia del Arte en España); Documentos para el estudio de la arquitectura en el siglo XVI. Arquitectura civil, vol. VI, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1989 (Col. de documentos para la Historia del Arte en España); A. Turcat, Etienne Jamet, alias Esteban Jamete, Paris, Picard, 1994; M. L. Rokiski Lázaro, Arquitecturas de Cuenca, Cuenca, Junta de Comunidad de Castilla- La Mancha, 1995; Rejería del siglo XVI en Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 1998; Documentos sobre escultura del siglo XVI en Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 2001; “Esteban Jamete en Burgos”, en Archivo Español de Arte, LXXV (2002), págs. 55-57; “Sobre el viaje de Felipe II a Cuenca”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, n.º 100 (2007), págs. 325-344.

 

María Luz Rokiski Lázaro