Rocafull y Monfort, Rafael. Cádiz, 18.VI.1824 – 7.VII.1903. Fotógrafo.
Este polifacético gaditano unió al gusto y la formación artística, el espíritu emprendedor y la visión comercial, para convertirse en el fotógrafo y retratista más importante en Cádiz durante el siglo XIX.
A partir de los once años, Rocafull comenzó su formación artística en las aulas de la gaditana Academia Nacional de Nobles Artes, donde fue cursando todas las asignaturas hasta los veintinueve años.
A la exposición de 1854 de la Academia, Rocafull presentó un cuadro que fue calificado como notable; en la exposición de 1856 alcanzó el premio por un retrato pictórico y en la exposición de la Sociedad Económica de Amigos del País, de Jerez, en 1858, obtuvo una mención honorífica a sus óleos y litografías pintadas al óleo.
En 1861, la Academia de Bellas Artes de Cádiz designó a Rocafull académico de número, por pintura, y en 1869 la Academia de la Tres Noble Artes de San Fernando, de Madrid, lo nombró académico correspondiente en Cádiz.
A partir de 1856, Rocafull centró su actividad en el comercio Bellas Artes, situado en el número 16 de la calle Ancha, dedicado a almacén, exposición y venta de lienzos y útiles para la pintura, pero al año siguiente, en la misma tienda, abrió una sección dedicada al retrato fotográfico, que pronto, dadas sus buenas condiciones técnicas y artísticas, se convirtió en el estudio de referencia para la burguesía gaditana.
Circunstancia que coincidió con el relevo de la técnica fotográfica al colodión húmedo y la explosión de lo que se ha venido en llamar revolución social del retrato, ocasionada por la modalidad de la pequeña tarjeta de visita, así como por los retratos estereoscópicos, “en relieve”, que también se comenzaron a hacer en este estudio (naturalmente montado en una galería acristalada al sol de la azotea). En 1863 el estudio se trasladó al número 24 de la misma calle Ancha (Duque de Tetuán), donde permanecería hasta el final del siglo.
En el verano de 1859, en la exposición organizada por la Academia, en la que se marcó un hito nacional dando entrada a la fotografía, Rocafull ya estuvo presente con la más amplia colección fotográfica y en la exposición de 1862, clausurada por la reina Isabel II en su visita a Cádiz, Rocafull participó tanto en la sección de pintura como en la de fotografía, en la que obtuvo el primer premio.
De un gran mérito es el álbum de retratos de los académicos gaditanos que, por encargo, realizó Rocafull en 1861. Preciosas albúminas ovaladas sobre láminas litografiadas, entre las que figura, como un académico más, el autorretrato del fotógrafo.
El éxito comercial del estudio Bellas Artes y la notoriedad social de Rocafull, contribuyeron a que el fotógrafo fuese nombrado concejal del Ayuntamiento de Cádiz de 1863 a 1865 y de 1870 a 1872. Encargándole la Academia poco después, entre 1872 y 1874, “la recolocación” de los cuadros del museo; labor que realizó, a juicio de la Sección de Pintura, “con inteligencia y buen gusto”.
De especial notoriedad en el campo de la fotografía industrial es el álbum de ocho grandes albúminas que, también por encargo, Rocafull realizó en 1877 sobre la construcción de los grandes astilleros de Antonio López y Cía., en Puerto Real; que poco después el propietario de la empresa donó al rey Alfonso XII como recuerdo de su visita.
Paralelamente a la profusa labor retratística que se realizó en el estudio Bellas Artes, Rocafull atendió la comercialización de reproducciones de obras de arte y, sobre todo, de vistas de la ciudad; recogiendo también con su cámara todos los acontecimientos importantes que se fueron produciendo en Cádiz (la Exposición Regional de 1879, las veraniegas Velada de los Ángeles, las obras del Gran Teatro, la ampliación de la fábrica de tabacos, etc.), con cuyas imágenes llegó a montar en su estudio, en 1885, una Galería Panorámica de visores ópticos. Años después, sus fotografías también se publicaron (al principio como grabados) en revistas como La Ilustración Española y Americana o El Mundo Naval Ilustrado. Siendo además, generalmente, el primero que en la ciudad fue adoptando los sucesivos avances técnicos que en el campo de la fotografía se fueron produciendo, desde las placas secas de gelatino-bromuro, en 1882, a la fototipia, en 1895.
Bibl.: R. Garófano Sánchez, Cádiz en la fotografía del siglo XIX, Cádiz, Diario de Cádiz e Ingrasa editorial, 1994, págs. 103-116; Fotógrafos y Burgueses, el retrato en el Cádiz del siglo XIX, Cádiz, Caja San Fernando, 2001, págs. 307-313.
Rafael Garófano Sánchez
