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Lucius Cornelius Bocchus

Biografía

Cornelius Bocchus, Lucius (Boco o Cornelio Boco). Salacia, Alcácer do Sal (Portugal), c. 1 – 60 d. C. Caballero romano de origen turdetano, erudito e historiador.

L. Cornelius Bocchus, Cornelio Boco o simplemente Boco debió ser natural de Salacia, la actual Alcácer do Sal, en el estuario del Sado, población de origen tartésico que se había convertido en municipio romano.

Su nombre, Bocchus, coincide con el de dos reyes de Mauritania del siglo i a. C., por lo que algunos autores, como M. L. Albertos, pensaron que pudiera ser africano. Pero este nombre aparece usado, además de en Alcácer do Sal, en Beja, Melides (Grándola) y Viseu, en Portugal, y en Coria y Córdoba, en España, y, además, su dispersión coincide con la de otros nombres indígenas semejantes, como Broccus, por lo que debe considerarse de origen tartésico-turdetano, como los nombres de otros ilustres hispano-romanos de la Bética, como Seneca o Trahius, del que deriva el del emperador Trajano.

Una inscripción honorífica de su ciudad, Salacia, a L. Cornelius L. f. Bocchus (CIL II, n.º 2479/5617) informa que vivió en tiempos de Claudio y que desempeñó diversos cargos del orden ecuestre. Fue duumviro de Salacia y dos veces ejerció la praefectura Caesarum. La inscripción indica que fue homenajeado por sus conciudadanos como flamen provinciae Lusitaniae, sacerdocio del culto imperial con sede en la capital provincial, Augusta Emerita (Mérida), como también lo fue en la vecina colonia romana de Scalabis (Santarém) en reconocimiento a los servicios prestados.

La importancia histórica de Cornelio Boco radica en que pertenecía a las ricas y cultas elites provinciales de la Bética de origen tartésico-turdetano, que fueron tempranamente romanizadas y que pasaron a ser partidarias de César, viéndose beneficiadas por la continuidad en dicha política de Augusto, como los Balbos de Cádiz. Como éstos, Boco debía ser persona culta, pues forma parte de los escritores hispano-romanos del siglo i de la Era contemporáneos de Claudio y Nerón, que corresponden a la Edad de Plata de la Literatura Latina, entre los que destacan los cordobeses L. Anneo Séneca y A. Lucano, además de T. Gracilis de Mellaria (¿cerca de Tarifa?), el geógrafo Pomponio Mela de Tingentera (¿cerca de Algeciras?) y el historiador, también de Bética, F. Rustico.

Las escasas noticias conservadas de Boco explican que su figura haya pasado casi desapercibida y que su obra no se haya valorado, pues no se conserva. Sin embargo, fue autor de obras utilizadas y citadas por diversos autores romanos, algunos bien conocidos, como Plinio el Viejo y Solino. De admirandis Hispania debía de ser una obra de estilo erudito con noticias y anécdotas históricas y naturales, probablemente siguiendo un afán anticuario muy de la época, como el que se sabe practicaba por esos años el emperador Claudio, quien estudió la lengua etrusca y llegó a escribir una historia etrusca en veinte volúmenes, según Suetonio (Claudius, III, 1,41-42). También hay indicios de que otra obra suya pudo ser una Chronica universalis, igualmente dentro del género de la historia erudita y anecdótica basada en la recopilación de datos de otros autores anteriores. Pero el principal interés actual de las noticias llegadas de su obra, siempre a través de otros autores, es que permite suponer que conocía y manejó, probablemente de forma directa, obras de la literatura tartesio-turdetana de la que se tiene noticia sólo por la escueta referencia de Estrabón en su Geografía (III, 1, 6) y de la que no ha quedado ningún otro testimonio.

El gran erudito y polígrafo romano Cayo Plinio II (23-79), más conocido como Plinio el Viejo, que debía ser ligeramente más joven que Boco y que fue procurator del emperador Vespasiano en la Hispania Tarraconensis el año 73, le cita varias veces en su Historia Natural (NH XVI, 216; XXXIII, XXXIV, XXXVII, 9, 23) y parece que debió conocerle personalmente durante sus viajes por Hispania como procurador del Emperador, por lo que es lógico que se estableciera cierta amistad entre ellos, pues ambos personajes pertenecían al orden ecuestre y estaban interesados por los estudios eruditos históricos y las curiosidades de la naturaleza, afición propia de las elites romanas cultivadas de su época. Por otra parte, Theodor Mommsen ya señaló que Solino, gramático latino del siglo iii autor de una obra del mismo género, De mirabilibus mundi, también debió utilizar directamente la crónica de Cornelio Bocco, pues lo cita dos veces en su capítulo I.

Entre las noticias que Plinio recoge de Boco, una es de tipo naturalista, pues hace referencia al gran tamaño del cuarzo cristalizado de la Lusitania (NH, XXXVII, 9, 23), que el turdetano debía conocer perfectamente.

Más interés es la noticia mítica que transmite sobre el templo de Diana situado en la parte baja de Sagunto, que, según Boco, habría sido fundado doscientos años antes de la destrucción de Troya (NH, XVI, 216), al tiempo que indica que sus vigas de sabina todavía se conservaban, pues había sido respetado por Aníbal, lo que denota cierta actitud filopúnica o un origen púnico de sus fuentes. La noticia del templo de Sagunto que Plinio tomó de Boco hace suponer que de este autor procedan también otras noticias del mundo turdetano llegadas a través de diversos autores. Entre ellas pudiera incluirse el conocido mito de Gárgoris y Habis, recogido por Justino (44, 4, 1-16), un autor del siglo iv, en sus Epitoma Historiarum Philippicarum Pompei Trogi. Pero las fuentes de Pompeio Trogo, autor de tiempos de Augusto, no son fáciles de identificar; aunque se han supuesto autores griegos como Asklepíades, Posidonios y Timágenes de Alejandría, Justino tendía a seleccionar textos de origen local, por lo que pudieran proceder de fuentes hispano-fenicias, bien gaditanas o incluso turdetanas, como las que todavía debió utilizar Boco en su obra De admirandis Hispaniae. Incluso, es posible que de dicha obra también hubiera tomado otras noticias Solino, quien, como se ha indicado, reconoce seguir a Boco en dos ocasiones. En consecuencia, se podría atribuir a Boco la referencia de Solino (Col., 4, 1) sobre la fundación de Nora, en Cerdeña (Italia), por Norax, personaje mítico que, según Pausanias (10, 17, 5), era nieto de Gerión por ser hijo de Erithía. Aunque Mazzarino consideró que esta noticia procedería de los anales de Tiro recopilados por Sanchunjathon y conocidos a través de Timeo y Menandro de Éfeso, es más lógico suponer que Solino la tomara directamente de Cornelio Boco, autor que conocería mucho mejor estas tradiciones míticas de Tartessos y al que Solino cita en sus obras.

Su interés por la erudición permitiría, igualmente, considerar que también pueden proceder de Boco otros dos pasajes míticos tartesio-turdetanos que aparecen transmitidos por Macrobio en sus Saturnales, hacia el 400 d. C.: uno es la narración de un frustrado ataque a Gadir (Cádiz) de Theron, rex Hispaniae Citerioris (1, 20, 12); otro es la noticia sobre Neton (Sat., 1, 16, 5), dios céltico solar y de la guerra de los accitanos (Guadix, Granada). Macrobio no indica de dónde toma estas noticias, pero ambas corresponden al mundo turdetano y, como otro pasaje más incierto de Justino (44, 5, 1), aunque pudieran proceder directamente de fuentes hispano-fenicias gaditanas o, indirectamente, de fuentes griegas, sería lógico atribuirlos a la obra perdida de Cornelio Boco, De admirandis Hispaniae, cuya huella en eruditos como Plinio el Viejo y Solino está perfectamente documentada.

En consecuencia, el salacitano L. Cornelio Boco, hasta ahora casi desconocido, además de un importante personaje de la política provincial romana de tiempos de Claudio, debe incluirse entre las significativas figuras de origen hispano-romano que conforman la “generación de plata” de la literatura latina, pues su erudición anticuaria ha permitido transmitir los escasos testimonios hoy conocidos sobre la literatura y la mitología tartésicas.

 

Obras de ~: Chronica Universalis; De admirandis Hispaniae. Referencias seguras: Plinio el Viejo, Historia Natural (NH, XVI, 216; XXXIII, *?; XXXIV, *?; XXXVII, 9, 23). Cayo Julio Solino, De mirabilius mundi, I. Referencias posibles: Justino, Epitoma Historiarum Philippicarum Pompei Trogi, 44, 4, 1-16 y 44, 5, 1-3; Solino, Col., 4,1; Macrobio, Saturnales (1, 16, 5 y 1, 20, 12).

 

Bibl.: ILS, n.º 2920-21; CIL II, n.º 2479/5617 (=ILER 1546); PIR2 C 1333; Henze, 1897: s.v. “Bocchus”, Real-Encyclopädie der classischen Altertumswissenschaft, III, 1, Stuttgart, col. 579; J. M. Abascal, Los nombres personales en las inscripciones latinas de Hispania, Murcia, Universidad, 1994, pág. 301; J. Fugmann, s.v. “Cornelius Bocchus”, en R. Herzog y P. L. Schmidt (eds.), Handbuch der lateinischen Literatur der Antike (Handbuch der Altertumswissenschaft, VIII, 5), vol. III, München, *, § 317, 2; A. M. Dias Diogo y L. Trindade, “Homenagem a L. Cornelius Bocchus, encontrada nas termas dos Cássios (Lisboa)”, en Ficheiro Epigráfico (Suplemento de Conimbriga), 60, n.º 275 (1999); M. Gonzáles Herrero, “Contribución al estudio prosopográfico de los equites lusitanorromanos: El cursus honorum del tribuno Lucius Cornelius Lucii filius Galeria Bocchus”, en Aquila Legionis, 2 (2002), *; L. da S. Fernández, “Cornelius Bocchus, auctor Lusitanus e notável de Salacia?”, en De Augusto a Adriano. Actas do Colóquio de Literatura Latina, Lisboa, 29 e 30 de Novembro de 2000 (Supl. Euphrosyne), Lisboa, 2002, págs. 155-171.

 

Martín Almagro-Gorbea

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