Ayuda

Victoriano Gracia Colás

Biografía

Gracia Colás, Victoriano. Tentetieso. Zaragoza, c. 1886 – 17.II.1935. Camarero y líder anarcosindicalista en Aragón.

Desde 1920, Victoriano Gracia simbolizó lo más característico del anarcosindicalismo aragonés en los más de quince años en los que ocupó un lugar visible en la organización. Victoriano Gracia, junto con Valeriano San Agustín —otro líder cenetista de aquellos años, el líder de los obreros azucareros—, procedía de la corriente del republicanismo autónomo en Aragón, corriente que ambos abandonaron para incorporarse a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) para defender sus demandas sociales y morales. En la segunda década del siglo xx —como muchos otros republicanos lugareños que cambiaron de campo después de la crisis de 1917 y el abandono de los líderes políticos de las reivindicaciones populares—, Gracia y San Agustín fueron formados en la corriente federal del republicanismo aragonés y pasaron a militar en la corriente radical del obrerismo, con similares planteamientos federales, representada por la CNT.

En ella descubrieron y se identificaron con las ideas del sindicalismo revolucionario y el anarquismo. Gracia —convertido ya en activista— contribuyó decisivamente a la dinamización de su ramo, como camarero; mientras San Agustín desplegó un trabajo clave entre los obreros azucareros (y llegó a afiliar a más de ocho mil, en veinticuatro secciones locales a lo largo de la región). Ambos, a finales de la década de 1910, desempeñaron un papel esencial para la concentración en una única organización sindical de la fuerza social de distintas tareas o sectores de actividad, según la modalidad adoptada en Cataluña desde 1918- 1919.

Victoriano Gracia colaboró en Solidaridad Obrera de Bilbao, desde su estancia en la cárcel zaragozana de octubre de 1920. En julio de ese mismo año con el seudónimo de Tentetieso publicó un folleto, para desbaratar el montaje policial que le había inculpado en el atentado del céntrico café Royalty, con ocasión de una huelga de camareros en Zaragoza. Con la publicación de la maniobra —que involucraba al jefe de la policía Pedro Aparicio, y la defensa del abogado barcelonés Francisco Layret— no sólo consiguió dar al traste con su procesamiento, sino que además permitió la liberación de presos, terminando con uno de los procesos más resonantes de aquellos años en Zaragoza.

La misma decisión y eficacia demostró en junio de 1922, en la gestión del comité nacional de la CNT trasladado a Zaragoza, así como en la celebración de una conferencia cenetista, que ese año concentró en la capital aragonesa a lo más granado del liderazgo de aquel sindicato (Seguí, Pestaña, Peiró, Buenacasa).

Victoriano Gracia, como secretario de la federación local de la CNT, abrió sus sesiones de discusión, intervino en su mitin final —en la plaza de toros— y llegó a amenazar al delegado gubernativo —que había intentado clausurar la reunión cenetista— con una huelga general, si intentaba suspender la conferencia.

Estas amenazas al delegado gubernativo se repitieron al año siguiente, en 1923, tras las detenciones de obreros cenetistas por simples suposiciones sobre el asesinato del cardenal Soldevila. Gracia había sido detenido ese mismo año en abril, acusado por otro de tantos incidentes que se habían venido produciendo en Zaragoza, como consecuencia del traslado a esta capital —durante dos años anteriores a la dictadura de 1923— del pistolerismo patronal del llamado Sindicato Libre.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, Victoriano Gracia permaneció en Zaragoza, manteniendo —con otros veteranos dirigentes anarcosindicalistas zaragozanos, como Abós y Canudo— los cuadros militantes de una clandestina CNT, que reorganizaron, muerto el dictador y permitida cierta normalidad pública, en junio de 1930. En junio del siguiente año de 1931 Victoriano Gracia dirigió el reaparecido órgano cenetista aragonés Cultura y Acción y representó al comité regional cenetista en su Congreso Nacional, en el Conservatorio de Madrid. Se ocupó transitoriamente —en el verano de 1931— de la secretaría de la federación local zaragozana de la CNT, hasta el Congreso Regional, a fines de septiembre, en que dejó el cargo al joven activista anarquista Ramón Andrés.

Durante el primer bienio de la Segunda República, Gracia permaneció en su cargo del comité regional, asistiendo como delegado por Aragón —con el joven obrero del sector de la piel, Rubén Pérez— al pleno nacional CNT en agosto de 1932, que discutió y preparó la estrategia de oposición cenetista a los decretos restrictivos laborales de Largo Caballero en el Ministerio de Trabajo (en particular al Decreto de 8 de abril de aquel año). Además, Gracia también participó por su regional, el 15 de septiembre de 1932, junto a otros líderes nacionales —como Durruti, García Oliver o Benito Pabón—, en un mitin de rechazo de aquel entramado laboral restrictivo, acto que tuvo lugar en el barcelonés palacio de Artes Decorativas de la Exposición, ante más de ochenta mil personas.

Aunque retirado de cargos, al año siguiente, en 1933, Gracia volvió a ser detenido en Zaragoza —junto con otros líderes jóvenes, Joaquín Ascaso en especial, o también maduros, como los médicos Moisés y Miguel Alcrudo— para prevenir un movimiento insurreccional de la CNT en la región, que de todas maneras se dio, entre el 8 y el 10 de diciembre de 1933. Apenas en un año largo, en febrero de 1935, Gracia moría en Zaragoza a consecuencia de un proceso de gastro-tuberculosis, una de las secuelas frecuentes de reos en las infectas cárceles aragonesas de la época, acudiendo a su entierro un silencioso pero impresionante séquito de cientos de obreros zaragozanos que acompañó al cadáver.

 

Bibl.: M. Buenacasa, El movimiento obrero español, 1886- 1926 (Historia y crítica), pról. de M. Nettlau, Barcelona, Impresos Costa, 1928, págs. 135 y 204; E. Fernández Clemente y C. Forcadell, Aragón Contemporáneo. Estudios, Zaragoza, Guara Editorial, 1984, págs. 199-203; G. Kelsey, Anarcosindicalismo y Estado en Aragón: 1930-1938, Madrid, Fundación Salvador Seguí-Institución Fernando el Católico, 1994, págs. 46-47, 57, 111, 167, 198-199, 217, 230, 304, 307 y 499; A. Paz, Durruti en la revolución española, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1996, págs. 80, 84, 86, 203 y 335; A. R. Díez Torre, Orígenes del cambio regional y Turno del Pueblo. Aragón, 1900-1938, vol. I (Confederados), Madrid, Publicaciones de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003, págs. 54, 59, 67-68, 84-85, 106, 110, 118, 120, 164 y 279-280.

 

Alejandro R. Díez Torre