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José Antonio Picasarri

Biografía

Picasarri, José Antonio. Segura (Guipúzcoa), 13.II.1769 – Buenos Aires (Argentina), 21.IX.1843. Sacerdote, músico.

Fueron sus padres Buenaventura de Picassarri y María Josefa de Olozaga. En marzo de 1783, cuando contaba con catorce años de edad, viajó a Buenos Aires llamado por su tío Pedro Ignacio Picasarri, deán de la catedral y rector del Real Seminario de San Carlos. En 1784 estudió música en ese instituto con el padre Juan Bautista Goiburu, vasco como él y pariente, quien influirá decisivamente en su formación. Siguió los cursos de Lógica, Física y Metafísica con Pedro Miguel de Aráoz, y luego los cuatro años de Teología y Cánones, cuyo examen final aprobó en 1791. Dispuesto a consagrarse a la vida sacerdotal, marchó a Córdoba, para su ordenación de manos del obispo Mariano Moscoso, quien le dio la tonsura y las cuatro órdenes menores, en octubre de 1796. En la iglesia catedral recibió el subdiaconado, el diaconado y el presbisterado. De regreso a Buenos Aires ocupó una plaza de cantor en la catedral Metropolitana, la que desempeñó hasta 1804. A fines de ese mismo año, el obispo Benito Lué y Riega lo nombró su maestro de ceremonias. Durante la Segunda Invasión Inglesa de 1807, fue designado capellán del cuerpo de Indios, Pardos y Morenos. También fue nombrado maestro de capilla de la Catedral de Buenos Aires, donde además de asistir al coro, debía dar una hora diaria de clase de canto y órgano.

Al producirse la Revolución de Mayo de 1810 se mantuvo fiel a la causa del rey, por lo que fue incluido en una lista de individuos expatriados por sospechosos al gobierno, que fue enviada al gobernador de Córdoba con la orden de ser trasladado a Fátima, hasta que la junta fijó La Rioja como lugar en que habría de cumplirse la pena. Picasarri redactó una nota para solicitar la conmutación de la pena y se trasladó a Buenos Aires en noviembre de 1811, en virtud de las medidas adoptadas por el Triunvirato. El obispo Lué y Riega lo designó sacristán de los canónigos, y unos días más tarde, estuvo encargado de preparar el entierro y funeral del obispo porteño.

Cuando se descubrió la conjuración de Alzaga, se le hizo la acusación acerca de supuestas señales luminosas realizadas desde su habitación a barcos enemigos. En julio de 1812 fue confinado a Melincué, pero obtuvo conmutación de ese destino, por el de la Guardia del Monte, invocando su mala salud. Allí lo acompañó su sobrino Juan Pedro Esnaola, el futuro músico. Aquietadas transitoriamente las pasiones políticas, volvieron a Buenos Aires, aunque no por mucho tiempo, ya que la decisión de Picasarri de no renunciar a su condición de español, le valió ser expulsado del país en 1818, por orden del director supremo Martín de Pueyrredón. Alejado de Buenos Aires, pasó del Brasil a Lisboa y, al año siguiente, llegó a Madrid. En la corte presentó una serie de méritos y servicios en procura de algún beneficio eclesiástico en la catedral de Buenos Aires. El rey lo nombró racionero de la catedral de Trujillo, en el Perú, cargo que no llegó a desempeñar.

Aprovechando la sanción de la Ley del Olvido en las provincias Unidas del Río de la Plata, sancionada por el gobernador Martín Rodríguez, regresó a Buenos Aires en junio de 1822. Meses después fundó una escuela de música en la que su sobrino Esnaola daba clases de canto y piano. Fueron numerosos los conciertos dados en piano y canto por tío y sobrino. En 1823 Picasarri regresó a ejercer sus funciones en la catedral, y en 1826 obtuvo la carta de ciudadanía. En el mismo año ingresó en la Tercera Orden de Santo Domingo. En 1827 contribuyó con cincuenta pesos para la guerra con el Brasil. En diciembre de 1829, al realizarse los funerales del gobernador federal porteño Manuel Borrego, asesinado por sus opositores unitarios, Picasarri compuso y dirigió la música que se ejecutó en esa ceremonia. Es probable que haya sido el autor de una Marcha fúnebre a Borrego, que se imprimió ese año en la litografía de Bacle. A partir de 1830, bajo el gobierno de Juan Manuel de Rosas, aparecía como el promotor y organizador de la música religiosa de Buenos Aires, en la que intervino como director y solista. En 1831 el obispo Medrano lo nombró su maestro de ceremonia episcopal.

Hombre de elevada cultura, entre sus bienes figuraba una colección de música selecta, sagrada y de ópera de los mejores autores y una librería de obras sacras e históricas. Seis días después de su fallecimiento, se realizaron los funerales en la catedral porteña. Sus restos descansan en el Panteón del Clero en el Cementerio de la Recoleta.

 

Bibl.: V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. IV, Buenos Aires, Elche, 1975, págs. 473-474; T. Terges, “José Antonio Picasarri y la introducción de la música italiana en Buenos Aires”, en Histonium, (1943), págs. 12-18; V. Gesualdo, “El Padre Picasarri y su sobrino Juan Pedro Esnaola”, en Noticias Gráficas, (enero de 1957), págs. 2-8; Historia de la música en la Argentina, t. I, Buenos Aires, Beta, 1961, págs. 241-246; J. P. Franze, “Juan Antonio Picasarri en el bicentenario de su nacimiento”, en Buenos Aires Musical, 407 (1970), págs. 5-12.

 

Sandra Fabiana Olivero

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