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Pedro de Rivera y Villalón

Biografía

Rivera y Villalón, Pedro de. Antequera (Málaga), c. 1664 – Ciudad de México (México), 1745. Gobernador y capitán general de Guatemala y brigadier inspector general de la Frontera Norte de Nueva España.

Hijo de Andrés Rivera Villalón y de Catalina Rodríguez de Reyna.

Ingresó muy joven en el Ejército, hacia 1680, donde realizó muchas y variadas campañas por la Península, Flandes e Italia. Se granjeó el respeto de sus superiores gracias a sus innatas cualidades como militar y organizador.

Hacia 1705 llegó al virreinato de Nueva España con comisiones menores hasta que paulatinamente fue introduciéndose en los círculos que le podían dar mayores empleos políticos y militares donde pudiera demostrar su potencial.

Esa oportunidad le llegó en 1710 cuando sucedió a Juan Álvarez de Tagle en el cargo de gobernador de la provincia y ciudad de Tlaxcala, siendo formalmente expedido dicho título el 26 de marzo de 1711.

Sus progresos fueron desde entonces permanentes.

En 1711 fue nombrado, mientras ostentaba su anterior cargo, también como gobernador del presidio de Veracruz, deber muy importante desde el punto de vista militar y político, ya que Veracruz era la cabecera de los navíos que partían del Virreinato de Nueva España hacia la metrópoli, bien directamente o bien pasando por La Habana. Por este motivo, el cargo en Veracruz presuponía una excelente relación de méritos anteriores y un alto grado de respetabilidad entre sus iguales.

En 1713 consta ser también general de la Armada de Barlovento, algo que era lógico pues como responsable político y militar de Veracruz, cabecera de la Armada de Barlovento y adonde llegaban las flotas españolas de la metrópoli, debía controlar todos los mecanismos defensivos del enclave. En este sentido, incluso llegó a tener una polémica con el todopoderoso general Juan de Ubilla por el asunto de los honores debidos a los diferentes rangos militares.

Ostentando el rango militar de coronel parece que se le quiso conferir también el cargo de gobernador de las armas de la provincia de Yucatán en 1719, cuyo máximo responsable político era Juan José Vertiz de Hontañón, pero finalmente hubo de desistir debido a sus ya consolidadas y duras tareas de gobierno.

En 1724, ya como brigadier, aparecía aún como gobernador de la provincia de Tlaxcala, aunque rápidamente pasó a la capital del virreinato a hacerse cargo de su principal proyecto: la visita a la frontera norte del septentrión. En efecto, su ascenso militar y la llamada del virrey Casafuerte a la capital fueron los elementos clave, junto con su impecable hoja de servicios, para ser comisionado para una misión larga, difícil y de riesgo, pues si ya el marqués de Aguayo había llevado a cabo un viaje similar en 1718, éste había estado muy limitado en el espacio, y las autoridades virreinales necesitaban una visión más amplia del estado político y militar de su larga frontera norte.

El cometido principal de Rivera era, por consiguiente, realizar una visita de inspección militar por todos los presidios españoles del septentrión, con la idea última de modificar o reestructurar los mismos con vista a ajustar las necesidades militares de la frontera norte a los medios físicos y económicos de que se disponían. El largo viaje tuvo su comienzo el 21 de noviembre de 1724, cuando partiendo de México capital llegó el mismo día a Guadalupe. Desde ahí prosiguió en jornadas sucesivas hasta San Juan del Río, Querétaro y Zacatecas, donde celebró junta con los mineros locales. Posteriormente visitó los cinco presidios de Nayarit para luego regresar por la misma ruta y dirigirse a Durango y Santiago de Mapimí. El viaje le llevó entonces hacia el presidio de San Miguel de Cerro Gordo, en diciembre de 1724, para luego, ya en enero de 1726, visitar Río Florido, San José del Parral y el presidio del Pasaje, donde visitó al gobernador de Nueva Vizcaya, Martín de Aldai.

En abril de 1726, se encontraba ya en Chihuahua y desde allí prosiguió hasta Santa Fe por la ruta de El Paso. Estuvo en Nuevo México hasta agosto cuando retrocedió para dirigirse entonces hacia Janos, internarse en la provincia de Sonora y continuando por el sur pasar por Álamos y el presidio de San Felipe y Santiago, donde finalmente llegó en diciembre. Después de hacer algunas rutas menores por la zona, fue hacia el este en junio de 1727 para llegar hasta El Álamo de Parras y Saltillo, emprendiendo desde allí la marcha hacia la peligrosa provincia de Texas atravesando Monclava, el presidio de San Juan Bautista de Río Grande y San Antonio de Béjar, donde finalmente pudo descansar en agosto de 1727. Visitó el presidio de El Pilar de los Adais, ya colindante con la frontera francesa de la Luisiana y posteriormente regresó pasando por el presidio costero de Bahía de Espíritu Santo, en Texas. Después de un largo recorrido que le llevó a San Luis de Potosí, hacia el oeste, entró en la capital del virreinato el 21 de junio de 1728, después de tres años y nueve meses de recorrido, que incluyeron 12.912 kilómetros de tránsito e innumerables ataques indios.

Su visita fue un claro precedente de las que más tarde realizaron el marqués de Rubí, José de Gálvez (aunque por motivos diferentes) o Juan de Villalba. Rivera fue el primero en dibujar, incluso físicamente a través de planos, una imagen global de las defensas del virreinato en la Frontera Norte, adecuando los presidios a la realidad del momento. Fruto de su viaje y de la enorme cantidad de información militar y económica que pudo recoger, fue el primer reglamento para los presidios de la frontera norte del virreinato de Nueva España, publicado en 1729, bajo el virrey Casafuerte, en el que se cerraban algunos presidios por considerarlos inútiles, al tiempo que se recortaban los gastos militares que se tenían por dispendiosos para el erario público.

El diario que escribió del viaje, las noticias sobre las poblaciones y misiones que encontró, así como la información descrita en su derrotero, fueron de tan grande estima que incluso a finales de siglo se seguía utilizando como un manual de conocimiento indispensable de la frontera del septentrión. El Reglamento de 1729 contenía, además, abundante información sobre productos y precios en la frontera, así como la localización exacta de innumerables enclaves.

En 1731, sin duda como recompensa por sus servicios, y ya con el grado de mariscal de campo, fue nombrado gobernador y capitán general de Guatemala, cargo que finalmente pudo asumir oficialmente en julio de 1733. En su nuevo empleo, al parecer, tuvo agrias disputas con el obispo Pedro Pardo por las competencias entre el Cabildo Eclesiástico y la Audiencia, bajo su mando. En octubre de 1742 fue sustituido por Tomás de Rivera y Santa Cruz para retirarse poco después.

Murió en la capital en noviembre de 1745.

 

Obras de ~: Diario y derrotero de la visita a los presidios de la América septentrional española (1724-1728), Málaga, Editorial Algazara, 1993.

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Nación (México), Reales Cédulas, t. 36, exp. 19; t. 45, exp. 20; t. 45, exp. 148; Real Acuerdo, t. 4, f. 364.

C. W. Hackett, Pichardo´s Treatise on the limits of Louisiana and Texas, Austin, University of Texas, 1931-1946; C. E. Castañeda, Our Catholic Heritage in Texas, Austin, Von Boeckmann, 1936-1958; R. Murphy, “The Journey of Pedro de Rivera, 1724-1728”, en Southwetsern Historical Quarterly, n.º 41; A. C. Villacorta, Historia de la Capitanía General de Guatemala, Guatemala, Tipografía Nacional, 1942; L. Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia General de las Provincias Internas del Norte de Nueva España, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1964; R. S. Weddle, San Juan Bautista: Gateway to Spanish Texas, Austin, University of Texas Press, 1968; V. Alessio Robles, Coahuila y Texas en la época colonial, México, Porrúa, 1978; P. Gerhard, La Frontera Norte de la Nueva España, México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1986; Th. H. Naylor y Ch. W. S. J. Polzer, Pedro de Rivera and the Military Regulations for Northern New Spain, 1724-1729, Tucson (Arizona), The University of Arizona Press, 1989; D. E. Chipman, Texas en la época colonial, Madrid, Mapfre, 1992; M.ª L. Rodríguez Sala, Los gobernadores de la provincia de Sonora y Sinaloa, 1733-1771, México, Instituto de Investigaciones Sociales, 1999.

 

José Manuel Serrano Álvarez