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Diego de los Ríos y Nicolau

Biografía

Ríos y Nicolau, Diego de los. Guadalajara, 9.IV.1850 – Madrid 3.XI.1911. Militar, penúltimo gobernador general de Filipinas.

Hijo del teniente general Diego de los Ríos, en 1860 por gracia especial, fue nombrado “alférez de Caballería de menor edad” en consideración a los méritos contraídos por su padre en la toma de Tetuán (Guerra de África, 1859-1860); el mismo año pasa al arma de Infantería y en 1865 asciende a teniente del mismo cuerpo.

En 1868 se adhirió, con su regimiento, a la Revolución de Septiembre y ascendió al grado de capitán como recompensa a los servicios prestados a la causa de la libertad. Después pasó dos años destinado al Ejército de Puerto Rico donde permanece durante tres años en la guarnición de San Juan.

Al regresar a la Península participa en operaciones en Cataluña contra los carlistas levantados en armas (Tercera Guerra Carlista) donde fue herido de gravedad en la acción de Castellfullit (julio de 1874); fue ascendido a comandante de Infantería. Tras su recuperación siguió luchando contra los partidas carlistas en la zona norte, Castilla y las provincias catalana-aragonesas, tomando parte en numerosos combates (Sierra de Puyarruego, Trinidad, la Sierra de Leire, etc.).

En 1876, con el grado de teniente coronel, pasa destinado a Cuba donde había estallado la guerra (Guerra Grande). Durante su permanencia en dicha Isla estuvo al frente de una columna de operaciones formada por varios batallones (Cazadores de Bailén, Talavera, Guerrillas y una batería de artillería). Tras el Convenio de Zanjón (1878) regresa a la Península, donde contrae matrimonio con Matilde Sáenz Santa María.

Tras desempeñar varios destinos, entre ellos el de ayudante de campo del rey Alfonso XII, en 1886, mandando el Batallón de Ciudad Rodrigo en Madrid y con motivo de la sublevación de los regimientos Garellano y Albuera (19 de septiembre), salió con su unidad a las órdenes del capitán general Manuel Pavía, en persecución de los sublevados por el paseo de Atocha, Vallecas, Morata de Tajuña y Arganda; por dichas acciones fue propuesto al Ministerio de Estado para la Encomienda de Isabel la Católica.

Ascendido a general de brigada, en 1895 es enviado a Filipinas a las órdenes del capitán general Ramón Blanco, que lo nombra jefe de la primera brigada de la división de Mindanao en misión de proteger la construcción de varios fuertes y reducir a las rancherías moras (Tugayas) en rebeldía. Ejerciendo, interinamente, de gobernador político-militar de Mindanao consiguió, tras la reducción de numerosas rancherías, la firma de un ventajoso tratado para España por lo que fue recompensado por el Gobierno de Madrid con la Gran Cruz del Mérito Militar. Posteriormente fue nombrado comandante general de las islas de Panay y Negros y en septiembre de 1896 se trasladó a Manila con fuerzas, para participar en la Insurrección que había estallado en agosto de dicho año; fue nombrado comandante general de la provincia de Cavite y más tarde del Centro de Luzón. Durante el mando de Polavieja llevó a cabo una serie de operaciones con muy buenos resultados en la provincia de Cavite (Cascarón de Sile, San Luis, Noveleta, Cavite Viejo, etc.), fue ascendido a general de división y condecorado con la Cruz roja del mérito militar.

Bajo el gobierno de Primo de Rivera volvió a Mindanao como gobernador político militar para sofocar la rebelión que había estallado. A principios de abril de 1898, aislado en Mindanao, pasa a las islas de Cebú, Negros e Iloilo, al frente de un considerable número de fuerzas, para sofocar los levantamientos surgidos en dichas islas; días más tarde, y con motivo de la declaración de guerra por parte de los Estados Unidos, sin cesar en Mindanao, se hace cargo de las islas Visayas y a partir del mes de mayo, se le conceden atribuciones de capitán general en todo el archipiélago filipino excepto Luzón a cargo del gobernador Basilio Augustín.

Rendida Manila el 14 de agosto de 1898, asume el mando superior de todo el archipiélago filipino; tras firmarse el protocolo de paz reunió en aguas de Panay varios pequeños buques de guerra y un mercante armado con los que persiguió a las escuadrillas rebeldes; sitiado en Iloilo por los rebeldes, tras duros combates, recibe orden de Madrid de evacuar la plaza y dirigirse a Zamboanga (Mindanao) con el mismo fin. En enero de 1899 viaja hasta Manila para hacerse cargo, ya ilusorio, del gobierno general de Filipinas (en manos del general de ingenieros Francisco Rizo) con órdenes precisas de Madrid de liquidar la Hacienda española y evacuación general del archipiélago; consigue, además, que el general filipino Emilio Aguinaldo decretase la libertad a los prisioneros españoles enfermos, mujeres y niños.

A su regreso a la Península se le nombró gobernador militar de Sevilla (1902) y fue ascendido a teniente general (1907). Desempeñó altos cargos civiles y militares, como consejero del Consejo Supremo de Guerra y Marina, capitán general de Andalucía, jefe del Estado Mayor del Ejército, senador por la provincia de Cáceres y capitán general de la primera Región Militar (1909), mando del que estuvo en posesión hasta su muerte.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Hoja de Servicios del teniente general D. de los Ríos y Nicolau.

E. Reverter, La Insurrección de Filipinas, Barcelona, Centro editorial de Alberto Martín, 1899; M. Sastrón, La insurrección en Filipinas y Guerra Hispano-Americana, Madrid, 1901; S. Gómez, La guerra hispano-americana: Puerto Rico y Filipinas, Madrid, 1902; A. Ubieto, J. Reglá, J. M. Jover y C. Seco, Introducción a la Historia de España, Barcelona, Teide, 1986; A. F. Rodríguez Coro, Los Carlistas 1800-1876, Vitoria, Fundación Sancho el Sabio, 1991; J. Barón, La guerra hispano-norteamericana de 1898, Sada (La Coruña), Ediciós do Castro, 1993; A. Castellanos, Filipinas de la Insurrección a la intervención de EEUU, Madrid, Sílex, 1998.

 

Alicia Castellanos Escudier

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