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María Coronel y Arana

Biografía

Coronel y Arana, María. Sor María de Jesús de Ágreda. Ágreda (Soria), 2.IV.1602 – 24.V.1665. Franciscana Concepcionista mística y escritora.

A los ocho años hizo voto de perpetua castidad. Pertenecía a una familia hidalga y muy religiosa, cuyos miembros acabaron entrando en religión por iniciativa de su madre, Catalina, según contaría la propia sor María de Jesús. Ambas, junto con la única hermana que le quedaba, lo hicieron como franciscanas concepcionistas cuando María contaba dieciséis años, en el monasterio de religiosas descalzas de la Inmaculada Concepción fundado a tal efecto en su propia casa con la fortuna familiar, no demasiado holgada.

Su padre, Francisco, que ya tenía sesenta y tres años, ingresó como lego en el convento franciscano de San Antonio de Nalda (provincia entonces de Burgos, actualmente La Rioja). Sus dos hermanos varones, Francisco y José, se hicieron también franciscanos. La pequeña comunidad de Ágreda, integrada en principio exclusivamente por la madre y las dos hijas, se incrementó pronto con otras tres monjas procedentes de la congregación franciscana de la Purísima Concepción, de Burgos. El 2 de febrero de 1620 profesaron tanto María como su madre. Su fuerte ascetismo y las numerosas privaciones a las que se sometía, así como sus frecuentes enfermedades —motivadas seguramente por aquéllas—, explican sus experiencias místicas y las visiones que confesaba tener (no sólo de carácter religioso, sino también político, como las de la reina Isabel de Borbón o el príncipe Baltasar Carlos). Pese a no haber salido nunca de su pequeña localidad soriana, se le atribuyeron fenómenos milagrosos de bilocación, predicando a los indígenas de Nuevo México, que afianzaron su fama de santidad y alertaron a la Inquisición. En 1635 se iniciaría una indagación, que fue finalmente archivada. La información o causa indagatoria —pues el proceso, según Pérez Villanueva, no llegó a incoarse— se reabrió en 1649 —probablemente por sus relaciones epistolares con el duque de Híjar, procesado por conspiración—, e incluyó el interrogatorio de la monja, acabando en 1650 con la certificación de que su doctrina se ajustaba plenamente a la de la fe católica. En opinión de Carlos Seco Serrano, los fenómenos de bilocación no serían sino una de las manifestaciones más típicas de la exaltada etapa de visiones y arrobos que tuvo esencialmente entre 1620 y 1623. En este último año, las monjas del monasterio de Burgos que habían dirigido la fundación fueron reemplazadas por otras del convento madrileño de Caballero de Gracia, casa matriz de la reforma descalza de la Orden, las cuales fueron seguramente más discretas en cuanto a las experiencias místicas y visiones de sor María. Las tres monjas procedentes de Madrid permanecieron en Ágreda hasta 1627. En dicho año, sor María fue nombrada abadesa, cargo que conservó hasta su muerte, treinta y ocho años después, a excepción del trienio 1652- 1655. En 1633 la comunidad se trasladó a un nuevo monasterio, fundado a extramuros de la ciudad, en terrenos cedidos años antes por la villa.

Destacó como escritora, centrada en el tema de la Virgen María, y también por su relación epistolar con el rey Felipe IV, que se mantuvo ininterrumpidamente durante veintidós años, desde la visita de éste a Ágreda el 10 de julio de 1643, hasta la muerte de la monja, meses antes de la del propio Rey. Sor María fue, de hecho, la principal consejera del Monarca durante la etapa final de la vida de éste, pues sus cartas no sólo trataban de asuntos religiosos y de conciencia —en los que ejercía de guía espiritual del Rey, exhortándole a la reforma de costumbres de sus reinos—, sino que le aconsejaba sobre las cuestiones más variadas: política, guerra, etc. Seco considera que su ideario político podría resumirse en tres puntos: gobierno personal del Rey, con la eliminación consiguiente del régimen de validos —los restos de la privanza del conde duque de Olivares, caído pocos meses antes, y después Luis de Haro—; paz con los príncipes cristianos —Francia—; y respeto a las bases constitucionales de los diferentes reinos y territorios que formaban parte de la Monarquía, lo que iba también en contra de la política puesta en práctica por el conde duque de Olivares. Probablemente fuera el virrey de Aragón, Fernando de Borja, quien puso en conocimiento del Rey la fama y virtudes de la monja, que mantuvo correspondencia también con otros personajes.

Su obra principal, en la que intervinieron algunos de sus confesores, fue “Mística Ciudad de Dios [...]”, publicada póstumamente por expreso deseo de su autora (Madrid, 1670) y reeditada después en numerosas ocasiones y lenguas (según Pérez Villanueva, en los años en que él escribía había alcanzado un total de 168 ediciones). Su tema central es la Inmaculada Concepción de María, si bien el carácter sobrenatural que atribuía a su doctrina —decía que le había sido enteramente dictada por la Virgen—, la utilización de relatos de los evangelios apócrifos, así como el trasfondo de la polémica sobre la Inmaculada, la hizo caer en las manos de la Inquisición española, que la retiró provisionalmente de la circulación entre 1672 y 1686. Unos años antes, había intervenido también el Santo Oficio de Roma que, con el respaldo del papa Inocencio XI, condenó el libro en 1681, si bien, a petición de Carlos II y la reina madre Mariana de Austria, el Papa suspendió la aplicación del decreto para España. No sería la única ocasión en que Carlos II y los posteriores reyes de España, animados por la tradición inmaculadista de la Casa Real y la cercanía de la monja de Ágreda con Felipe IV, intervinieran ante los diversos pontífices. En 1696 la Sorbona de París condenó oficialmente el primer volumen, que había sido editado en francés el año anterior. Por orden de Carlos II, dada en 1697, las universidades españolas hubieron de definirse sobre el libro, cosa que hicieron de manera favorable, en 1699, las principales facultades de Teología, declarándose en contra del acuerdo de la Sorbona en el que había tenido buena parte Bossuet.

Autora prolífica, dejó numerosos escritos inéditos, lo cual, junto a la intervención de numerosos editores o recopiladores de sus textos, hace muy difícil individualizar su producción. Entre sus diversos títulos figuran: “Vida de la Virgen”, “Escala para subir a la perfección”, “Autobiografía”, “Pláticas del cumplimiento de la voluntad de Dios”, “Catálogo o Letanía de elogios a la madre de Dios”, “Las Sabatinas”, “Meditación sobre la pasión de Nuestro Señor y ejercicios cotidianos y doctrina para hacer las obras con mayor perfección”, “Ejercicios espirituales”, “Conceptos y suspiros del corazón para alcanzar el último y verdadero fin del agrado del Esposo y Señor”, o “Leyes de la Esposa”. Según Palau, no obstante, la mayoría de los títulos que le atribuyen no son sino extractos y arreglos de la “Mística Ciudad de Dios”. Su obra “Letanía y nombres misteriosos de la Reina del Cielo y Madre del Altísimo”, editada en Zaragoza en 1664 —cuando aún vivía la autora—, fue incluida en el Índice romano el 30 de julio de 1678, permaneciendo en él hasta 1900.

Después de su muerte, la Inquisición ordenó un proceso ordinario o apostólico sobre su vida y obras, iniciado en 1666, y que en 1671 sería aprobado por la Congregación de Ritos como paso previo a su beatificación.

Con idéntica finalidad se desarrolló otro proceso entre 1675 y 1678, declarado válido por la Congregación en 1750. Tras la realización de la causa diocesana por el obispado de Tarazona, el 28 de enero de 1673, durante el pontificado de Clemente X, fue introducido en Roma su proceso de beatificación, lo que implica la declaración de venerable, reconocimiento por parte de la Iglesia de que poseyó virtudes en grado heroico. El 20 de mayo de 1744, Benedicto XIV aprobó el proceso de sus virtudes in genere, y años después (31 de marzo de 1756) in specie. Pero los escritos que se le atribuían, con supuestas revelaciones, constituyeron una dificultad para su beatificación.

Según indica Pérez Villanueva, su proceso fue relegado “ad perpetuum silentium” en 1773, siendo papa Clemente XIV. En tiempos recientes, sin embargo, la causa fue reabierta en Roma y cuenta actualmente con un postulador.

 

Obras de ~: Letanía y nombres misteriosos de la Reina del Cielo y Madre del Altísimo, Zaragoza, 1664; Mística Ciudad de Dios, milagro de su omnipotencia y abismo de la gracia. Historia divina y vida de la Virgen Madre de Dios [...] manifestada por la misma Señora [...], Madrid, 1670; Cartas de sor María de Jesús de Ágreda y de Felipe IV, ed. de C. Seco Serrano, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, ts. CVIII-CIX, Ediciones Atlas, 1958; Correspondencia con Felipe IV: religión y razón de Estado (introd. y ed. de Consolación Baranda), Madrid, Castalia, 1991.

 

Bibl.: L. Pastor, Historia de los Papas (versión castellana de la IV edición alemana a cargo de M. Almarcha, SI), t. XXXV, Barcelona, Gustavo Gili, 1937, págs. 274-275; A. Palau y Dulcet, Manual del librero hispano-americano, t. I, Barcelona, librería Anticuaria de A. Palau, 1948; C. Seco Serrano, “Política y mística. El perfil histórico de sor María de Ágreda”, est. preliminar a su edición de Cartas de sor María de Jesús de Ágreda y de Felipe IV, Madrid, Ediciones Atlas, 1958 (cit.), t. CVIII, págs. V-LXXIII; J. A. Pérez Rioja, “Proyección de la Venerable María de Ágreda. Ensayo para una bibliografía de fuentes impresas”, en Celtiberia (Soria), 15 (1965), págs. 77- 122; T. D. Kenorick, Mary of Agreda: the life and legend of a spanish Nun, London, Broadway, House, 1967; Gran Enciclopedia Larousse, t. I, Barcelona, Planeta, 1976, pág. 173; J. Pérez Villanueva, “Sor María de Ágreda y Felipe IV: un epistolario en su tiempo”, en R. García Villoslada, Historia de la Iglesia en España, t. IV (A. Mestre Sanchis, dir.), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1979, págs. 359-417; J. Pérez Villanueva, “Algo más sobre la Inquisición y sor María de Ágreda. La prodigiosa evangelización de América”, en Hispania Sacra, 37 (1985), págs. 585-618; Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, t. III, Madrid, Espasa Calpe, 1986, págs. 430-431; A. M. Espósito, A critical study of la Mística ciudad de Dios (1670) written by Sor María de Jesús de Ágreda, Philadelphia, 1988, 146 págs.; M. Peña García, Sor María de Jesús de Ágreda, Ágreda, Convento de Concepcionistas franciscanas, 1997, 358 págs.; J. Pérez Ligero, Sor María de Jesús de Ágreda, CDRom, Ágreda, Monasterio de Concepcionistas franciscanas, 2002; A. M. Artola, “La ‘Mística Ciudad de Dios’ en la Sorbona. Un conflicto teológico a nivel europeo”, en El papel de sor María de Jesús de Ágreda en el Barroco español, Soria, Universidad Internacional Alfonso VIII, 2002, págs. 195-208; E. García Hernán, Políticos de la Monarquía Hispánica (1469-1700). Ensayo y Diccionario, Madrid, Fundación Mapfre-Tavera y Fundación Ramón Areces, 2002, pág. 229; R. Fernández Gracia, “Los primeros retratos de la madre Ágreda. Consideraciones sobre su iconografía hasta finales del siglo xvii”, en El papel de sor María de Jesús de Ágreda en el Barroco español, Soria, Universidad Internacional Alfonso VIII, 2002, págs. 155-182; R. Fernández Gracia, Arte, devoción y política: la promoción de las artes en torno a sor María de Ágreda, Soria, Diputación Provincial, 2002, 341 págs.; R. Fernández Gracia, Iconografía de Sor María de Ágreda: imágenes para la mística y la escritura en el contexto del maravillosismo del Barroco, Pamplona, Comité Organizador del IV Centenario del Nacimiento de sor María de Jesús de Ágreda, 2003.

 

Luis Antonio Ribot García

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