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Rodrigo de Cota

Biografía

Cota, Rodrigo de. El Tío. Toledo, 1430-1440 – Torrijos (Toledo), 4.VIII.1505 post. Poeta.

Rodrigo Cota (o de Cota) perteneció a una de las familias de origen judío más conocidas de Toledo, donde es probable que se hubieran establecido los Cota a inicios del siglo XIV y, con seguridad avalada por documentación fidedigna, a mediados de siglo.

Por tradición, los Cota ocuparon cargos importantes en la administración, en la jurisprudencia y en las artes. Del padre de Rodrigo Cota, Alonso Cota, se sabe que desempeñaba el cargo de tesorero de Toledo cuando en 1449 Álvaro de Luna pidió en nombre del monarca Juan II un préstamo a esta ciudad con el que afrontar parte de los gastos de la campaña militar contra el rey aragonés, que había invadido territorio castellano. Esta petición habría de suponer una ocasión nefasta para los Cota, ya que el domingo 6 de enero de ese año, el pueblo, al que también se le había pedido contribución económica para la guerra, protagonizó una revuelta encabezada por Pedro Sarmiento, alcalde del alcázar toledano y repostero mayor del Rey, que instigó a la población contra las personas y las posesiones de Alonso Cota, el cual pudo escapar con vida en el último momento. En los meses posteriores, además, se promulgaron sentencias contra los conversos para excluirles de todo oficio y beneficio público en Toledo, mientras se inhabilitaba a los miembros de la familia Cota de los que ya ocupaban.

Pasada esta época adversa para los conversos toledanos, el 23 de septiembre de 1461, Alonso Cota, junto con su mujer, Teresa Ortiz, crea un mayorazgo a favor de su primogénito Rodrigo Cota, nacido probablemente entre 1430 y 1440. Aunque en la carta fundacional se especifica de manera clara e inequívoca los términos legales de este vínculo a favor de Rodrigo, ésta habría de ser causa de numerosos pleitos familiares.

Por otra parte, la larga y detallada lista que aparece en este documento de las posesiones de los Cota (casas, molinos, viñas, pastos…) da una idea de la bonanza económica de que entonces gozaba esta familia, cuyos miembros volvían a ocupar puestos importantes en la administración y jurisprudencia toledana.

Hacia 1468 o 1469, meses después de sufrir un nuevo saqueo en su propia casa promovido por los cristianos viejos de Toledo, el converso Alonso Cota fallece dejando viuda y seis hijos, de los cuales era el mayor Rodrigo Cota, aunque no siempre firmó con este nombre, sino también con el de Ruy Sanches Cota o Ruy Sanches de Toledo, a veces apodado el Viejo o el Tío, seguramente para distinguirse de familiares que tenían su mismo nombre. Casó muy joven con la noble Isabel de Sandoval, que falleció en el año 1477 dejándole un hijo, Juan de Sandoval. Rodrigo contrajo nuevas nupcias con Isabel de Peralta, y de esta unión nacieron tres hijos más. Siguiendo la tradición familiar, Cota desempeñó con celo el cargo de “jurado” de Toledo, desde 1477 hasta 1483. En esta ciudad pasó la mayor parte de su vida, aunque en 1483 se avecindó en la villa de Torrejón de Velasco, donde vivió, al menos, hasta 1505. El nombre de Rodrigo Cota aparece en una lista de reconciliados que se publica en 1497.

Durante décadas tuvieron los Cota que pleitear con las familias de origen converso los Ciudad Real y los Arias Dávila o de Ávila, tesoreros de los Trastamara, con los que además estaban emparentados: todavía en 1504, el propio Rodrigo Cota, ya anciano, contendía en los tribunales con su propio hijo, Juan de Sandoval, a causa de alguna de las cláusulas del mayorazgo fundado por Alonso Cota.

El 4 de agosto de 1505 Rodrigo Cota suscribió en Toledo una escritura por la que dona cierta cantidad de joyas a su hijo Martín y a su esposa Isabel de Zapata: se trata del último documento que se conoce relacionado con la biografía de Cota, que fallece en Torrijos y es enterrado en Toledo.

La obra más conocida de Rodrigo Cota es el “Diálogo entre el amor y un viejo”, compuesta probablemente entre 1470 y 1480, y publicada por primera vez de forma anónima en el Cancionero General de Hernando del Castillo (Valencia, 1511), en cuyas reediciones no vuelve a ser incluida, hasta que una edición facsimilar de 1958 al cuidado del académico Antonio Rodríguez Moñino la recuperó. A lo largo de 630 versos octosílabos repartidos en 70 estrofas mixtas, con estructura “abbacdccd” y rima consonante, se asiste al desarrollo del antiguo tema del amor y la vejez. Un anciano describe la ruina en la que se encuentran su casa y su jardín, que funcionan como elementos simbólicos que representan su propia vida y emociones.

Cuando ha llegado a la conclusión de que, para no sufrir más daños ni penas, conviene mantenerse alejado de los peligros del Amor, éste se presenta e intenta convencerle de que debe buscar una hermosa joven de la que enamorarse. Estas razones acaban persuadiendo al anciano, ya completamente entregado a su pasión: es entonces cuando el Amor hace mofa de su locura y presunción. Frente a la exposición de los debates medievales, que buscan ofrecer razones enfrentadas, y en los que no hay un claro ganador, en el “Diálogo entre el amor y un viejo” sí existe un vencedor en la contienda (el Amor) y un vencido (el anciano), pues el poeta busca no sólo mantener una tensión dialéctica, sino también convencer a través del hábil manejo de imágenes y de símbolos. En este mismo Cancionero se incluye una “Esparsa suya, en que descubre las propiedades del amor”, pieza conceptuosa que emplea sus ocho versos en una constante antítesis de imágenes, sensaciones y conceptos, contrastes que le sirven al poeta para ilustrar la condición y naturaleza del amor.

Obra de circunstancias y ferozmente satírica es el “Epitalamio”, que se piensa dirigido contra la reputada familia conversa de los Arias Dávila, y también contra la de los Mendoza. La composición de esta pieza, de más de doscientos versos dispuestos en combinaciones de redondillas y quintillas, habría sido motivada por la ofensa que para el poeta supuso no haber sido invitado a una boda. La obra, en la que hay descripción e intervención de algunos personajes, resulta oscura en ocasiones, y contiene pasajes sólo accesibles al imaginario y a la terminología de los conversos y criptojudíos de la época.

Algunos estudiosos han considerado a Rodrigo Cota como probable autor del “Acto I” de La Celestina que el propio Fernando de Rojas afirma haber elaborado a partir de unos “papeles” encontrados en Salamanca.

El estudio de distintos aspectos de esta obra y su examen textual no terminan de arrojar luz definitiva sobre este asunto, pero no pocos investigadores defienden la autoría única por parte de Rojas de la obra.

Igualmente, aunque no se han encontrado argumentos definitivos para ello, se han atribuido a Rodrigo Cota las Coplas del Provincial y las de Mingo Rebulgo.

 

Obras de ~: “Epitalamio”, ú. t. s. XV (ed. de F. Cantera Burgos, El poeta Ruy Sánchez Cota (Rodrigo Cota) y su familia de judíos conversos, Madrid, Universidad-Facultad de Filosofía y Letras, 1970, págs. 111-129); “Diálogo entre el amor y un viejo”, en H. del Castillo (comp.), Cancionero General de muchos y diversos autores, Valencia, Cristóbal Cofman, 1511, fols. 72v.- 75v. (ed. de J. González Cuenca, Madrid, Castalia, 2002, págs. 1-22); “Esparsa suya, en que descubre las propiedades del amor”, en H. del Castillo (comp.), Cancionero General [...], op. cit., fol. 75v. (ed. de J. González Cuenca, op. cit., pág. 23).

 

Bibl.: E. Cotarelo, “Algunas noticias nuevas acerca de Rodrigo de Cota”, en Boletín de la Real Academia Española, 13 (1926), págs. 11-17 y 140-143; A. Cortina, “Rodrigo de Cota”, en Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo de Madrid, 6 (1929), págs. 151-165; C. H. Leignton, “Sobre el texto del Diálogo del amor y un viejo”, en Nueva Revista de Filología Hispánica, 12 (1958), págs. 385-390; R. F. Glenn, “Rodrigo Cota’s Diálogo entre el amor y un viejo: Debate or Drama?”, en Hispania, 48 (1965), págs. 51-56; F. Cantera Burgos, El poeta Ruy Sánchez Cota (Rodrigo Cota) y su familia de judíos conversos, op. cit.; C. Alvar, “La ‘vaquilla’, el ‘solimán’ y otras cuestiones del Diálogo entre el amor y un viejo”, en Revista de Filología Española, 58 (1976), págs. 69-79; F. Pedraza Jiménez y M. Rodríguez Cáceres, Manual de literatura española, vol. I, Navarra, Cénlit, 1981, págs. 658-659; M. García-Bermejo y M. Isabel Toro, “De nuevo sobre Rodrigo de Cota”, en VV. AA., Actas del III Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, vol. I, Salamanca, Universidad, 1994, págs. 379-387; E. Franchini y F. Gómez Redondo, “Debates medievales castellanos”, en C. Alvar y J. M. Lucía (eds.), Diccionario filológico de literatura medieval española, textos y transmisión, Madrid, Castalia, 2002, págs. 387-388.

 

Óscar Urra Ríos