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Francisco Fernández de la Pastora

Biografía

Fernández de la Pastora, Francisco. Málaga, c. 1712 – Costa Caribe (Costa Rica), 2.VII.1756. Gobernador y capitán general de la provincia de Costa Rica.

Sus padres fueron José Fernández de la Pastora y Magdalena Miranda y Córdoba. Casó en Cartago con Francisca de Arburola y Hoces Navarro, viuda de José Antonio López del Corral e hija de Lorenzo de Arburola y Ribaren y Josefa de Hosés Navarro y Calvo.

Tuvo por hija a Manuela Fernández de la Pastora.

Llegó a Costa Rica entre 1730 y 1734. En 1738, Francisco Fernández de la Pastora fue demandado ante la autoridad eclesiástica, por Águeda Pérez de Muro, para que contrajera matrimonio con su hija, María Manuela de Barros. En esa ocasión, Fernández de la Pastora, para salir de la cárcel, dio como fiadores a Tomás López del Corral. Según se indica en la escritura pública, ésta no pasó. Ya para 1743, Fernández de la Pastora aparece casado con Francisca de Arburola.

Francisco Fernández de la Pastora fue mayordomo de la cofradía de Concepción y patrón de una capellanía que fundó el capitán Diego de Aguilar.

Desempeñó el cargo de teniente de gobernador del valle de Matina en varias ocasiones: 1730, 1739, 1750. Fue teniente de gobernador en lo político en 1746 para sustituir al gobernador Gemir y Lleonart, que estaba enfermo. También lo era cuando tuvo que sustituir al gobernador Soria, quien se tuvo que retirar por motivos de salud. En 1755 fue nombrado gobernador y teniente de capitán general. En el momento de su nombramiento presentó como fiadores a Gregorio Siles, Pedro Jiménez, Diego de Soto, Francisco Pérez, Cosme Damián Gutiérrez, Francisco Antonio Pérez Cote, Alonso de Porras, quienes se obligaron por la mencionada fianza a 200 pesos de plata cada uno. Ejerció el mando desde el 9 de diciembre de 1754 al 2 de julio de 1756, a los cuarenta y cuatro años, asesinado por los zambos-mosquitos.

Realizó varias incursiones punitivas a Talamanca en busca de indígenas, entre 1742 y 1748. Bajo el mando del brigadier Alonso Fernández de Heredia, se nombró a Fernández de la Pastora teniente de gobernador en Talamanca. Éste tenía como propósito realizar entradas al territorio indígena, para luego capturarlos.

En especial, se ubicó en el territorio cabécar y en 1747 capturó ciento veintitrés nativos. Algunos pueblos les habrían de servir de aliados, entre ellos los Derbis, quienes estaban en guerra contra los Cabécares, Viceítas y Chánguenas. Una consecuencia de estas luchas interétnicas fue la población de los pueblos aliados en San Francisco de Térraba y de la Luz de Cabagra. Otras etnias por su lado persistían en la rebelión contra los españoles.

Las entradas a Talamanca realizadas por Fernández de la Pastora entre 1747 y 1748 servían para proveerse de mano de obra y fundar nuevos pueblos de indios.

Por ejemplo, con doscientos catorce que habían sacado, fundaron en la península de Nicoya, en Cabo Blanco, un pueblo. A la mayoría se les ubicó en el pueblo de Nuestra Señora del Pilar de los Tres Ríos, San José de Pejivalle y más adelante fueron trasladados a Orosi. El resto de los indígenas se fugó y sólo quedaron algunos niños al mando de doctrineros.

Siendo aún teniente de gobernador persistió e inició otra campaña contra los indígenas de Talamanca. Para esa ocasión reporta haber pagado de su propio dinero veinte soldados armados para tales incursiones y poco después costeó la entrada a Talamanca de cincuenta soldados más. En 1748 ingresó nuevamente a la región.

En esa ocasión el grupo se dividió: un grupo entraría desde el Pacífico y el otro, al mando del gobernador, ingresaría por el cerro Chirripó, hasta llegar a Cabécar, un mes más tarde.

Durante su gobierno, Tomás López del Corral, alcalde de Cartago, invitó a los vecinos de los valles de Barba y Aserrí a trasladarse a vivir en la Boca del Monte, más tarde la villa de San José. Esto tenía el propósito de reunir a la población en un solo sitio para fines religiosos y de control social y económico.

La orden fue aceptada por el gobernador Fernández de la Pastora. Perteneció a la elite comercial de Cartago. En 1748, junto con el comerciante Tomás López del Corral fundó una compañía, que fracasó al poco tiempo de establecida. Ambos compraron una embarcación llamada Santísimo Sacramento con el fin de fortalecer los lazos comerciales con Panamá. En 1747 el barco llevó a Panamá 325 arrobas de azúcar, 13 quintales de ajos, 7 quintales de culantro, 6 tercios de puerco salado, petates, soyates, asientos de sillas, hamacas y huacales pintados, 18 zurrones de sebo, 18 arrobas de cebada, con una cantidad no especificada de anís, borrajas y uvas.

Al fracasar este envío, López del Corral y Fernández de la Pastora procedieron a vender tabaco en el mercado panameño, que fue más ventajoso. También pretendieron vender cacao en Acapulco, pero fracasaron.

Poco tiempo después el barco se hundió en Barranca y terminó la pequeña empresa. Se supone, sin embargo, que este comercio dio inicio al comercio de tabaco, que tan exitoso fue después en la provincia.

La causa de su muerte fue su presencia en Matina, debido a la llegada de una embarcación española con armamento. En compañía de soldados, los españoles habían apresado a tres zambos-mosquitos en una goleta. Algunos zambos llegaron a Matina, hablaron con el gobernador por algún tiempo. Sus soldados recibieron la orden de no acercarse mientras Fernández de la Pastora dialogaba con los extranjeros. En ese momento un grupo aproximado de veinte zambosmosquitos salieron del monte, armados con fusiles y se acercaron al gobernador.

Fernández de la Pastora solicitó a alguien que hablara mejor el español para escuchar las quejas de los zambos-mosquitos. El traductor le indicó que los extranjeros estaban molestos por la captura de sus tres compañeros y una de sus canoas. Los visitantes solicitaron hablar con el teniente del valle de Matina y acudió ante la orden de Fernández de la Pastora. Tanto el gobernador como su subalterno, estaban sin armas.

Rompieron fuego los visitantes contra la sede de los españoles y se llevaron a una canoa al gobernador y su teniente. Se nombraron a dos funcionarios para negociar el rescate: Dionisio Salmón Pacheco y Joaquín González y sólo alcanzaron a ver las canoas de los zambos-mosquitos. Por un tiempo se desconoció la suerte de Fernández de la Pastora y García de Miranda, su teniente. Posteriormente se supo que los zambos-mosquitos se los habían llevado a una isla, en donde los mataron a lanzadas.

Su juicio de residencia se efectuó. En 1777 su hija, Manuela Fernández de la Pastora, otorgó poder al exgobernador José Joaquín de Nava para que le cobrara una herencia que su padre había dejado en España.

Al parecer la herencia no fue cobrada porque el ex gobernador Nava murió en Granada, Nicaragua, antes de regresar a España, en 1784.

 

Bibl.: Archivo Nacional de Costa Rica, Índice de protocolos coloniales de Cartago, San José, Imprenta Nacional, 1909; R. Obregón Loría, De nuestra historia patria. Los gobernadores de la colonia, San José, Oficina de Publicaciones de la Universidad de Costa Rica, 1979; J. Solórzano, “Los años finales de la dominación española. 1750-1821”, en Historia General de Centroamérica, t. III, Madrid, Ediciones Siruela, 1990; “El comercio de Costa Rica durante el declive del comercio español y el desarrollo del contrabando inglés: período 1690- 1750”, en Anuario de Estudios Centroamericanos, 20 (1994), págs. 71-119.

 

Elizet Payne Iglesias