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Santa Oria

Biografía

Oria, Santa. Villavelayo (La Rioja), c. 1042 – San Millán de Suso (La Rioja), 13.III.1070. Religiosa, santa.

También llamada Aurea o Auria (Dorada), fue hija de García Nuño y Amunia, al parecer, personas de relativamente acomodada posición, que llevaban una vida tan ejemplar como austera. Por lo que a Oria se refiere, se sabe que desde su infancia mostró especial inclinación hacia las lecturas piadosas, la penitencia y la oración, sometiéndose a toda suerte de mortificaciones.

Cierto día, tal vez de mayo de 1053, padres e hija se pusieron en peregrinación hacia el Monasterio de San Millán de Suso (el de Arriba), coincidiendo con la traslación de las reliquias del santo anacoreta Millán (o Emiliano) de este cenobio al de Y uso (el de Abajo), con la presencia del rey navarro García y de los obispos de Pamplona y Calahorra.

Una vez allí, solicitaron del abad, Domingo de Silos, que les fuera adjudicada una celda o cueva para vivir allí en santidad el resto de sus días. No le pareció aquello suficiente a Oria, que le suplicó que le fuera permitido tomar el velo y vivir separada del mundo (en aquella época había en Suso una comunidad de frailes y monjas, disuelta en 1080 por el papa Gregorio VII). Más aún, deseando una mayor rigidez, solicitó ser emparedada. Domingo le pidió que lo pensara mucho y la puso en manos del sabio monje Munio —su maestro y padre espiritual— y de la “fraila” Urraca, cuyas enseñanzas la hicieron perseverar en su vocación.

Concluido su noviciado y recibido el hábito, fue, finalmente, emparedada, tras abrir un pequeño hueco en un muro de la iglesia de Suso, un lugar húmedo, próximo a los sepulcros; allí apenas podía moverse y casi no podía ponerse en pie, situado frente al altar mayor y el coro: el aire y la luz los recibía por un ventanuco abierto hacia la iglesia para que pudiera seguir los cultos y recibir la Eucaristía. Bebía agua y se alimentaba de muy poca cosa, casi siempre pan de centeno. Así pasó trece o catorce años rezando, leyendo las Escrituras y vidas de santos, remendando los ornamentos litúrgicos y aconsejando a cuantos a ella acudían, y cuando rezaba los salmos con los monjes “la su oración foradaba los cielos”.

En tan larga oración alternó las visiones celestiales con las demoníacas. Hubo de hacer venir el santo abad Domingo de su Monasterio burgalés de Silos, quien celebró misa ante el sepulcro de san Millán, la roció con agua bendita, la confesó y administró la comunión; desde entonces, se dice que el Maligno no volvió a molestarla.

Muy quebrantada su salud, enfermó gravemente en el invierno de 1070. El 12 de marzo, su padre, García (muerto prematuramente), se apareció a su esposa anunciándole la inmediata muerte de su hija, lo que aconteció en la noche del 12 al 13; tenía veintisiete años.

Fue sepultada junto al altar en un hueco de la roca (“in ipsa rupe viva exciso”). Algunos años después pusieron a su lado a la madre. El 6 de junio de 1608, las reliquias de ambas se trasladaron a Y uso; algunas fueron llevadas a Villavelayo. Las de Y uso fueron robadas en 1809, durante la Guerra de la Independencia, por los soldados franceses, junto con la urna de plata que las guardaba; no obstante, ya desde el siglo xvii se tenían dudas acerca de su autenticidad. Quedan, en todo caso, las de su pueblo natal, en una capilla situada en el emplazamiento original de su casa.

Su contemporáneo, el monje Munio, escribió una vida suya en latín, hoy perdida, pero conocida por el prelado o historiador vallisoletano Prudencio de Sandoval (siglos xvi y xvii), que realizó una versión de ella. Hacia 1260, el poeta y clérigo de San Millán, Gonzalo de Berceo, casi al final de su vida, achacoso y medio ciego, escribió una Vida de Sancta Oria, inspirada en la narración de Munio, si bien los datos que pudo recabar fueran tan escasos como poco exactos.

 

Bibl.: VV. AA., “Auria, Santa”, en Enciclopedia Universal ilustrada europeo-americana, vol. VI, Barcelona, Hijos de Espasa Calpe, 1909; Bibliotheca Sanctorum, Roma, Istituto Giovanni XXIII, della Pontificia Università Lateranense, 1961; Santos de La Rioja, Logroño, Museo Catequístico Diocesano, Seminario Conciliar, 1962; G. de Berceo, Obras Completas, ed. de B. Dutton, London, Tamesis, 1981; J. Gimeno Casalduero, La Vida de Santa Oria de Gonzalo de Berceo: nueva interpretación y nuevos datos, en http: //rua.ua.es/dspace/bitstream/ 10045/7412/1/ALE_03_09.pdf.

 

Fernando Gómez del Val

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