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Matilde Altés Prats

Biografía

Altés Prats, Matilde. Montreal (Tarragona), 10.I.1882 – Madrid, 13.II.1965. Hija de la Caridad (HC) de San Vicente de Paúl, enfermera del Hospital General de Madrid y colaboradora de Gregorio Marañón.

Nació en el seno de una familia de labradores de clase media en las montañas tarraconenses de Prades.

Sus padres, Juan y Rosa, de hondas raíces cristianas, se preocuparon de proporcionar a su hija una buena educación. Desde pequeña la llevaron a las Escuelas de San Vicente de Paúl, de la cercana ciudad de Reus, regentadas por las Hijas de la Caridad. En contacto con ellas y con sus numerosas actividades sociales a favor de los pobres, experimenta la vocación de entrega total a Dios para servirle en la atención de los pobres.

Realiza la prueba y el postulantado en el pequeño Hospital de Reus, dirigido también por las hermanas.

Seguidamente se traslada a Madrid para su ingreso en la compañía (1 de junio de 1907) y a fin de efectuar su formación inicial en el seminario de la calle de Jesús, número 3. Allí conoció a sor Justa Domínguez y recibió sus clases de cultura general, previas a los estudios de Enfermería que realizará posteriormente.

Su primer destino, en los inicios del año 1908, fue el antiguo Hospital General de Madrid, donde conoció al doctor Marañón cuando estudiaba su quinto curso de licenciatura en Medicina. El jefe de la planta asignada a los cuidados de sor Matilde era entonces el doctor Mediaveitia, con el que trabajaba el doctor Marañón como médico adjunto. Tres años después, en 1911, ganó Marañón la plaza de profesor de Medicina general y pasó a ser el jefe de sor Matilde.

Desde los primeros momentos, el doctor Marañon se propuso cambiar el ambiente de asilo que dominaba el viejo hospital por una atmósfera hospitalaria integrada por cuatro elementos fundamentales: la asistencia al enfermo, la enseñanza, la investigación y la salud pública. Así lo narra Vicente Pozuelo, un discípulo del gran maestro, en su libro Marañón y su obra en la medicina. El mismo autor concibe a sor Matilde como el brazo derecho del maestro en lo que se refiere a la asistencia al enfermo, ya que ésta es quien le acompaña cada día en su visita a los enfermos, se responsabiliza del cuidado de la ropa bien uniformada en toda la sala, la condimentación de la comida especial para los más inapetentes y tristes, la aplicación de los tratamientos ordenados, el diálogo asiduo con enfermos y familiares para recoger datos e incidencias, la información diaria de las novedades habidas durante la noche en la enfermería, el cuidado del instrumental y recursos, etc. Ella es el brazo derecho en la tarea de humanización llevada a cabo por el gran maestro de la medicina en el Hospital general de 1911 a 1960.

Marañón explica el impacto recibido de esta hermana refiriéndose al significado de los atavíos que llevaban las Hijas de la Caridad colgados de su cintura: el manojo de llaves, signo de la responsabilidad, manifestada en un prudente y ordenado control de los recursos sanitarios; la tijera, símbolo de la audacia y disponibilidad para atender a los heridos graves en las urgencias hospitalarias, en las que la hermana con su tijera presta con diligencia y coraje los primeros auxilios, y el rosario, expresión de la fuerza divina que implora agarrándolo y musitando una breve oración en los momentos difíciles para los médicos y para el enfermo.

En esta colaboración mutua, el sabio médico y su enfermera comparten una convicción común: los pacientes son seres humanos con alma y dignidad de hijos de Dios, a los que hay que tratar con respeto y dedicar atención personalizada. Las ideas y actividades compartidas durante casi cincuenta años sólo fueron interrumpidas por las ausencias obligadas del sabio y la situación de la Guerra Civil. En esos años, al ser expulsada la comunidad del hospital (21 de julio de 1936), sor Matilde se refugió en Reus, en casa de una hermana, pero terminada la contienda volvió de nuevo a la planta hospitalaria dirigida por el doctor Marañón.

De este trato asiduo surge una honda estima mutua que se pone de relieve en la imposición de la Cruz de Beneficencia de primera clase con distintivo blanco a sor Matilde por parte del propio doctor Marañón (17 de junio de 1957). Al acto acudieron numerosas autoridades civiles y sanitarias. El discurso que pronunció el doctor con esta ocasión lo refleja abiertamente: “De sor Matilde, después de cuarenta años de diaria convivencia, no podríamos decir cómo y por qué ha sido buena [...]. Su bondad no ha sido una cosa postiza y llamativa, sino una bondad tan metida en la persona y en el alma de sor Matilde, que es como su persona misma y por eso no se advierte al pasar”. Las notas escritas por la compañía en torno a ella destacan su humildad, bondad y comprensión y la sintonía espiritual entre ella y su maestro en la medicina.

 

Bibl.: “La Cruz de Beneficencia a sor Matilde Altés”, en Anales de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad (ACMHC) (Madrid), LXIV (1957), págs. 327-328; “Muerte de Sor Matilde Altés”, en ACMHC (1965), pág. 232. V. Pozuelo Escudero, Marañón y su obra en la medicina, Madrid, Cultura Clásica y Moderna, 1965; N. Mass Gual, Fundación de las Hijas de la Caridad en España, Barcelona, 1976, pág. 90; R. Valladares Roldán, Hospital provincial de Madrid, Madrid, Comunidad de Madrid, Consejería de Educación, Secretaría General Técnica, 1979, págs. 145-146; M.ª Á. Infante Barrera, Sor Justa Domínguez, forjadora de apóstoles de la Caridad, Salamanca, Ceme, 2004, pág. 401.

 

Ángeles Infante Barrera, HC

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