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José Antonio Uría

Biografía

Uría, José Antonio. Azcoitia (Guipúzcoa), 1769 – México, 1815. Franciscano (OFM), misionero en California, evangelizador.

Probablemente fue hermano de Javier Uría, también franciscano y misionero y, al igual que éste, mantenía una estrecha relación con José Antonio de la Guerra, capitán del fuerte de Santa Bárbara. Tomó el hábito franciscano en el Convento de Arántzazu en 1789. Fue seleccionado para el Colegio de San Fernando de México (que formaba parte de un conjunto de colegios franciscanos de propaganda fide destinados a la concentración de los sacerdotes y religiosos que llegaban a las colonias y a su formación como misioneros antes de ser enviados a sus destinos) por fray Manuel Arévalo en 1796, y ese mismo año salió de Cádiz rumbo a Veracruz. Era alto, delgado, blanco, pelo y ojos castaños, nariz larga con una cicatriz en la barba y una verruga en la frente.

Desembarcó en Monterrey el 28 de julio de 1799. El padre presidente Fermín Francisco de Lasuén, sucesor de fray Junípero Serra, le asignó la misión de San José y permaneció allí desde agosto de ese año hasta julio de 1806. En San Juan Bautista ofició bautismos el 27 de junio de 1801, el 17 de julio del mismo año y el 18 de octubre de 1803, y matrimonios el 20 de diciembre de 1805, el 15 de julio de 1806 y el 17 de junio del mismo año. También bautizó en San Francisco entre febrero y marzo de 1801, y en San Carlos en julio del mismo año. No gozaba de muy buena salud y pidió licencia en 1806 para retirarse a España, pero se encontró con que otros frailes estaban peor, por lo que se quedó en San Fernando, donde hacía falta un misionero. Allí administró el primer bautismo el 31 de octubre de 1806 y el último el 25 de abril de 1808. En carta del 6 de noviembre de 1807 se quejaba de permanecer todavía en dicha misión, y volvía a pedir licencia para su retiro, ya que estaba angustiado y se expresaba amargamente: “Parece que todos los elementos se han conspirado para hacerme más penosa esta vida; pues si en los primeros años experimenté tantas angustias, las de este último año exceden a todas ellas, y si no hubiera tomado la providencia de buscar el aire de otras misiones, la fuerza de la melancolía, que se apoderó de mí, hubiera destruido la poca salud que me quedaba, o transformado el poco juicio que tengo”. Uría permaneció más tiempo en la misión, donde además de los trabajos rutinarios, seguramente enseñaba música a los indígenas, ya que en 1808 pedía un tratado de lecciones de clave, además de un piano para aquella misión. Más tarde se incorporó en la misión San Juan Bautista hasta octubre de 1812.

En el año 1806 le encomendó el padre presidente de las misiones, fray Esteban Tapis, realizar una expedición con la tropa del presidio de San Francisco. Se le pedía que atendiese las necesidades espirituales de la tropa y escribir un diario detallado de la expedición, donde anotase, con sumo cuidado, las rancherías, distancias, número de indígenas que vivían en ellas, idiomas, calidad de las tierras, la abundancia o escasez de agua, madera y paraje que, a juicio de Uría, fuese bueno para el establecimiento de una misión. Esta orden la recibió con gran satisfacción. Y parece ser que formó un exacto diario de la mayor recomendación, además de realizar un exitoso trabajo expedicionario.

El 10 de septiembre de 1811 pedía permiso y pasaporte para regresar a España, una vez que había cumplido y sobrepasado el tiempo prescrito. Aduciendo razones de salud, decía: “Experimentando en estos dos últimos años una decadencia tal en mi salud, que creo voy declinando a un total desfallecimiento y probablemente al término de mi existencia, me veo en la necesidad de buscar clima más adaptable a mi constitución cual es el de los reinos de España”. En 1812 recibió el permiso, sin embargo falleció en México en 1815. Georg von Langsdorff, quien conoció a Uría en 1806, le consideraba un hombre inteligente, pero muy serio. Los demás compañeros y otros contemporáneos elogiaron su labor misionera.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Nación de México, Californias, vol. 53; Documentos para la Historia de México, serie I, ts. 3 y 5.

H. H. Bancroft, The Works of Hubert Howe Bancroft, XVIII. History of California, San Francisco, The History Company Publishers, 1884; M. Engelhardt, San Fernando Rey: The Mission of the Valley, Chicago, Franciscan Herald Press, 1927; L. Lamadrid Jiménez, El alavés Fray Fermín Francisco de Lasuén, OFM. (1736-1803), Vitoria, Diputación Foral de Álava, 1963, 2 vols.; M. Geiger, Franciscan missionaries in Hispanic California (1769-1848). A biographical dictionary, San Marino (California), The Huntington Library, 1969; R. R. Flores Caballero, La contrarrevolución en la independencia. Los españoles en la vida política, social y económica de México 1804-1838, México, El Colegio de México, 1969; R. H. Jackson, “The impact of Liberal Policy on Mexico’s Northern Frontier: Mission secularization and the Development of Alta California”, en Colonia Latin American Historial Rewiev, 2, 2 (1992), págs. 195-225; I. Arrieta Elizalde, Transculturización y civilización en la formación de California: la RSBAP y el aporte vasco (1769-1834), tesis doctoral, Vitoria, Universidad del País Vasco, 1996; J. Martín Cepeda y J. A. Cota Sandoval, “El proceso de consumación de la independencia en la península de Baja California”, en P. Galeana (coord.), La consumación de la Independencia, México, Archivo General de la Nación, 1999, págs. 29-55; I. Arrieta Elizalde, Ilustración y utopía. Los frailes vascos y la RSBAP en California (1769-1834), San Sebastián, Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, 2004 (col. Ilustración Vasca, vol. 13), págs. 312-314.

 

Antonio Astorgano Abajo