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Álvaro Vigil

Biografía

Vigil, Álvaro. Cazorla (Jaén), 9.V.1711 – Rímini (Italia), 24.V.1792. Jesuita (SI) expulso, profesor, superior y filólogo orientalista.

Su hermano menor Ignacio (1713-1773) fue también jesuita desde el 28 de diciembre de 1728. Álvaro se hizo jesuita en Cazorla, el 16 de octubre de 1726, en cuyo colegio había estudiado antes de entrar en la Compañía. Hizo el noviciado en Sevilla. Cursó la Retórica (1728-1729) en Carmona (“estudiando las lenguas latina, griega y hebrea y otras orientales”, según Hervás), y la Filosofía y Teología (1729-1736) en Granada, donde se ordenó de sacerdote el 4 de marzo de 1736. Tras la tercera probación en San Ignacio de Baeza, enseñó Gramática (1737-1738) en Cazorla, en el Seminario de la Asunción de Córdoba (1738-1739) y en La Orotava (1739-1744) de la isla de Tenerife, emitiendo los últimos votos el 15 de agosto de 1744 en Las Palmas de Gran Canaria, donde también había sido visitador. A su vuelta a la Península, fue profesor de Filosofía (1748-1751) en San Pablo de Granada y de Teología moral (1751-1753) en Córdoba.

De nuevo en el Colegio San Pablo de Granada, tuvo la Cátedra de Vísperas de Teología (c. 1753-1755) y la de Prima (1755-c. 1758) y, luego, la prefectura de estudios mayores (c. 1758-1759) en ese importante colegio. Fue rector del Seminario de los Santos Apóstoles Bartolomé y Santiago de Granada (1759-1764) y de San Ignacio de Baeza (1765-1767) hasta la expulsión decretada por Carlos III. Entre ambos rectorados (1764-1765) trabajó en las misiones populares.

Exilado a Italia con los demás jesuitas andaluces, era superior de los escolares teólogos en Rímini al tiempo de la supresión de la Compañía (agosto de 1773). Poco antes de la extinción de la Compañía dirigía, el 21 de junio de 1772, una carta a los padres de las casas de la provincia de San Ignacio (antigua de Andalucía), ensalzando la vida y obra del jesuita profeso Pedro de Salazar.

Estimado por sus contemporáneos por la orientación moderna de su curso filosófico, y muy versado en las lenguas clásicas, se dio al estudio del hebreo y otras lenguas orientales. El erudito lingüista, Lorenzo Hervás, lo juzgaba muy aplicado al estudio hasta el final de su vida y de inmensa instrucción, sobre todo en la literatura oriental y sagrada.

En 1784 tenía listas para la imprenta la Nova Clavis regia y la Harmonia Grammaticae heptaglossae y en el tomo del Catalogo delle lingue las anuncia Hervás diciendo que “el señor abate don Álvaro Vigil, el cual, a pesar de su avanzada edad, se ocupa en escribir obras eruditas sobre lenguas (las cuales en este año de 1784 publicará en latín), desde Rímini, donde vive, en una de sus preciosísimas cartas con las que me favorece, me escribe así [...]”. Más tarde, Vigil envió a Hervás a Roma la Harmonia para su impresión en el Colegio de Propaganda (donde había una imprenta con caracteres tipográficos de lenguas orientales, por ser el organismo vaticano dedicado a la formación de misioneros), a la que había añadido la gramática de las lenguas turca y persa, pero la pobreza de Vigil y la falta de patrocinadores de la literatura oriental impidieron su publicación.

Vigil, en su carta del 14 de enero de 1784, le pide consejo a Hervás sobre dónde podría publicarlas en Italia “fuera de Roma, donde no quisiera meterme con maestros de sacros palacios [...] dos obrillas curiosas para las que se necesitan caracteres algunos de lenguas orientales, principalmente hebreos y árabes”.

La Brevis harmonia grammaticae es obra especialmente alabada por Menéndez y Pelayo. En resumen, ambas quedaron sin publicar por el temor a los censores dominicos del Sacro Colegio, capitaneados por el célebre dominico Mamachi, bestia negra de los jesuitas, según el padre Luengo, y por las dificultades técnicas para adquirir caracteres tipográficos en lenguas extrañas.

Su Expositio litteralis in Psalmos la juzgaba Hervás “obra de profunda literatura oriental”. Se conserva parte de la correspondencia lingüística entre Hervás y Vigil, en la que las noticias de Vigil sobre la extinguida lengua de las islas Canarias fueron utilizadas por Hervás en su Catalogo delle lingue. Se conservan cinco cartas del padre Vigil escritas todas en Rímini a lo largo de 1784. En la del 1 de febrero, Vigil se toma la libertad de sugerirle a Hervás otra orientación metodológica distinta de la que utilizó en el Saggio pratico delle lingue (vol. XXI, 1787): “En lugar de la corona que tiene meditada de padresnuestros [...], yo, si me hallara con menos años, tan bien proveído de talentos y noticias como vuestra merced, guisaría un muy nuevo y sazonadísimo plato para los sabios en esta forma: Historia del origen, antigüedad y oeconomía y relaciones entre sí de todas las lenguas más principales del mundo [...]”. Por desgracia, Hervás no le hizo caso. Antes de morir, Vigil envió algunos de sus manuscritos a un antiguo discípulo suyo en España. Se le enterró en la iglesia del colegio que fue de jesuitas de Rímini.

En resumen, Vigil fue un notable lingüista (especialmente en asuntos gramaticales de lenguas orientales) e informador de Hervás para las lenguas de Canarias y de Próximo Oriente, pero que no logró ver impresa ninguna de sus obras. El destierro le llegó cuando ya era viejo (cincuenta y seis años) y no supo adaptarse al nuevo ambiente, como demuestra el hecho de no haber redactado ni una sola obra en italiano, a pesar de haber vivido veinticinco años en Italia. Además, los temas de sus obras (los salmos de David, las claves de las Sagradas Escrituras y el culto al Sagrado Corazón) denotan rancio jesuitismo. Sólo la generosidad y la infructuosa ayuda de su amigo Hervás, atraído por el mutuo interés por el estudio de las gramáticas de lenguas orientales, lo han librado del olvido más absoluto.

 

Obras de ~: In psalterium Davidis nova clavis regia, qua, ope textus linguae usuumque reipublicae hebraicae, ad usum manualem horis canonicis intendentium, et literalis intelligentia cuiusque psalmi brevissime exhibetur, et eorum loca difficiliora nova luce ac brevi manu elucidatur, s. f. (inéd.); Brevis harmonia grammaticae heptaglossae orientalis cum correspondentia analoga linguarum hebraicae, chaldaicae, syriacae, arabicae, samaritanae, aethiopicae, et copticae, s. f. (inéd.); “Dissertatio de SS. Cordis Iesu” y “De vita et morte P. Josephi Morando, l769”, en Archivum Romanum Societatis Iesu, Roma, s. f. (Vitae 63); Relación de la vida y muerte del P. Pedro de Salazar, religioso professo de la Compañía de Jesús [...] que comunica el P. Álvaro Vigil, de la misma Compañía, Superior de la casa de los estudiantes theólogos en Rímini, a los Padres de las casas de esta Provincia de S. Ignacio, Rímini, 21 de junio de 1772 (inéd.); Expositio litteralis in psalmos, s. f. (inéd.); Clavis ad interpretationem sacrae scripturae, s. f. (inéd.); Dissertatio de cultu SS. Cordis Jesu, s. f. (inéd.); Corrección del diccionario de Chambres, s. f. (inéd.).

 

Bibl.: L. Hervás, Catalogo delle lingue conosciute e notizia della loro affinitá, e diversitá, Cesena, Gregorio Biasini, 1785, págs. 122, 132; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesus, vol. VIII, Bruxelles-Paris, O. Schepens-A. Picard, 1890, col. 744; M. Cascón, Los jesuitas en Menéndez y Pelayo, Santander, Santarén, 1940, pág. 593, n.º 1020; M. Batllori, La cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos, Madrid, Gredos, 1966, pág. 253; F. B. Medina, “Vigil, Álvaro”, en Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia de Comillas, 2001, pág. 3970; A. Astorgano Abajo, “La Biblioteca jesuítico-española de Hervás y Panduro y su liderazgo sobre el resto de los ex jesuitas”, en Hispania Sacra, 112 (2004), págs. 171-268; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 688-690.

 

Antonio Astorgano Abajo

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