Simón, Vicente. Zaragoza, 10.XII.1898 – Madrid, 12.I.1963. Tenor.
Hijo del dueño de un taller de restauración y platería, muy cerca de la basílica del Pilar, Vicente estudió con los maristas y, después, pintura en la Academia de Bellas Artes, al tiempo que ayudaba en el taller familiar. Sus afanes musicales y la buena relación de su padre con el cabildo le llevaron a formar parte del famoso coro de los Infanticos del Pilar y, luego, del Orfeón Zaragozano, donde rápidamente llegaría a solista. Su profesor de canto, Eulogio Villabella, dictaminó que su voz no era de barítono sino de tenor y así fue cultivada desde entonces. En Zaragoza da sus primeros recitales como aficionado y en 1916 se traslada a Barcelona para ampliar sus estudios de canto. Más tarde, logró también ingresar como restaurador en el Museo Municipal de la Ciudad Condal.
Hubo de servir como soldado en Marruecos, donde participó en muchas acciones y resultó herido en Annual (1921). Una vez licenciado, Vicente volvió a Barcelona para seguir con su oficio de restaurador, pero también para cantar como aficionado con el nombre de Víctor Smith. En 1929 debuta en el teatro del Bosque con El barbero de Sevilla. Es recomendado a Vives, que le hace estrenar en Madrid Noche de verbena (1929). Desde el inicio, su recepción crítica fue muy positiva. La recuperación de la zarzuela en su época le hace inclinarse hacia este género, aunque volviera a cantar ópera en otras ocasiones. Su papel más constante fue el de protagonista en La Dolorosa de Serrano, lego de un convento y pintor, como él, que llegó a cantar en más de mil cuatrocientas ocasiones. También interpretó en más de mil ocasiones otros títulos tan populares como Doña Francisquita y Luisa Fernanda. Su voz le permitía actuar también como barítono y en esta tesitura logró una gran interpretación en Molinos de viento, Igualmente, hizo papeles de barítono en La rosa del azafrán, Maravillas y Don Manolito. En esta época viajó a América y registró diversos discos.
El 31 de marzo de 1934 estrenó La chulapona en el madrileño teatro Calderón. Ni siquiera a lo largo de estos años de tráfago abandonó la otra vertiente de su actividad y llegó a decorar el techo del Salón de Ciento del Palacio de la Generalitat de Barcelona. Cuando sobreviene el estallido de la Guerra Civil, el tenor acababa de protagonizar un largometraje, La canción de mi vida (Miguel J. Mayol, 1936). Durante la contienda, que le sorprendió en Barcelona, hubo de cantar, como todos los artistas, para el sindicato correspondiente.
Terminada la guerra, aunque continuó actuando profesionalmente —a lo largo de su vida Vicente llegó a representar el alto número de treinta y seis zarzuelas—, prosiguió con su oficio, cosa sorprendente para quien conoce las exigencias profesionales del canto. Incluso existe un lienzo restaurado por él, San Cosme y San Damián, en el Museo Municipal de Barcelona. Se retiró a los cincuenta y siete años, aunque después fue requerido para grabar discos en los que muestra una voz excelente. Sus años finales los empleó en hacer copias del Museo del Prado que llegó a vender, incluso para museos sudamericanos.
Vicente Simón fue un tenor lírico-ligero de voz valiente, dulce, flexible y un poco afalsetada. Fue también muy apreciado como actor. Además de sus dos profesiones mencionadas, fue un buen cazador que obtuvo premios de tiro. El 12 de enero de 1963 el tenor zaragozano moría en Madrid, a resultas de un infarto.
Bibl: L. Traver Roselló, “Vicente Simón”, en Estímul, 170 (febrero de 1994); F. Hernández Girbal, Cien cantantes españoles de ópera y zarzuela (siglos XIX y XX), Madrid, Lyra, 1994, págs. 366-369; J. Martín de Sagarmínaga, Diccionario de cantantes líricos españoles, Madrid, Fundación Caja de Madrid-Acento, 1997, pág. 301; L. G. Iberni, “Simón, Vicente”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la zarzuela. España e Hispanoamérica, vol. II, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2003, págs. 770-771; J. Barreiro, Voces de Aragón, Zaragoza, Ibercaja, 2004, págs. 69-73.
Javier Barreiro
