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José Antonio de Liendo y Goicoechea

Biografía

Liendo y Goicoechea, José Antonio. Cartago (Costa Rica), 3.V.1735 – Capitanía General de Guatemala, 2.VII.1814. Religioso franciscano (OFM), teólogo, catedrático, reformador universitario y misionero entre los indios.

“El P. Goicoechea nació el 3 de mayo de 1735 en Cartago, donde apenas había escuela de primeras letras. Perdió a sus padres y quedó huérfano a los 9 años de edad” (José Cecilio del Valle, Elogio fúnebre).

Hijo de Luis de Liendo y Goicoechea y Baltasara de Inza, a los doce años, posiblemente aprovechando una capellanía establecida por su padre, pasó de Costa Rica a Guatemala. Allí entró en la Orden Franciscana.

En la Universidad de San Carlos se doctoró en Cánones y profesó en la cátedra de Teología.

De 1765 a 1767 permaneció en España en misión de procurador general; se proveyó de equipo didáctico y reclutó una buena cantidad de religiosos para que fueran a Guatemala. A su regreso explicó Filosofía, Física y Matemáticas en el convento de su Orden, y Filosofía y luego Teología en la Universidad, reemplazando a los profesores jesuitas, expulsados en aquel año. Desempeñó amplia actividad en la Sociedad Económica.

Propició la reforma de los planes y métodos de estudio en la Universidad. Colaboró en La Gaceta de Guatemala sobre temas variados. Se internó en las montañas de Agatta a cuyos habitantes predicó el evangelio reduciéndolos a dos pueblos que fundó: San Esteban de Tonjagua y Nombre de Jesús Pavura.

Fue de cuerpo robusto y disfrutó siempre de salud. Gran predicador, confesor y consejero, de espíritu muy caritativo, socorría las necesidades espirituales y corporales de los pobres. Desempeñó las comisiones con que lo distinguieron los presidentes, la Real Audiencia, la Sociedad Económica y el intendente y catedráticos del Jardín Botánico de Madrid.

En la Universidad de Guatemala introdujo las Ciencias Experimentales, en la cátedra de Filosofía de Escoto.

Mata Gavidia dice que “franquea esta escuela el libre acceso a numerosos aspectos cartesianos y de otros filósofos y científicos modernos, fomenta los métodos experimentales y eleva el método histórico a su alta jerarquía”. Agrega: “Quien a más de su admirable formación científica y humanista realizó en Guatemala el antiguo movimiento de los franciscanos de Oxford, que hoy también por medio de su orden iba a iniciar el derrocamiento de la Física de Aristóteles”.

Desde 1769, abrió el “primer curso de filosofía, según el sentido moderno”, como el mismo Liendo afirma (solicitud de jubilación, en marzo 1802), y sigue: “Les enseñé de paso los principios de Geometría, Óptica, Geografía y Astronomía”. “Para promover en esta Universidad esta nueva Filosofía me fundé primeramente en su misma utilidad, considerando que era la única que podía instruir en la verdadera Física.

En segundo lugar, el General de toda mi orden Fr. Pascual de Baricio en una carta despachada de oficio, en que da algunas reglas sobre el método de los estudios regulares encomienda el curso incomparable de Física Experimental, que dictó Fr. Fortunato de Brixia. En tercer lugar tuve presente la aprobación que el Rey nuestro señor ha dado a esta nueva Física en España; y aun el Reverendísimo Mi General de Indias aprobó mi curso y método después de habérsele escrito en contra, de que tengo en mi poder instrumento constante. A más de lo dicho, una de las constituciones de esta Universidad ordena que se lean en ella alternativamente doctrinas contrarias, para que el celo de la disputa sirva al adelantamiento de la juventud; y efectivamente esta Real Universidad jamás hubiera permitido que introdujese en ella esta dicha Phisica experimental, si sus sabios individuos no hubieran presentido, y conocido con antelación los frutos, y evidentemente aumento de luces, que se están experimentando en estos estudios”.

Tuvo un número importante de discípulos, que divulgaron los nuevos métodos; de ellos dice: “Han explicado en este año (1782) en Actos Públicos los más delicados Fenómenos de Física y elevados principios de Metaphisica”.

El hecho es que se aficionó por el experimentalismo en Física. Sustituyó la doctrina de los cuatro elementos por las partículas, de origen cartesiano. Fue el primero en divulgar en Centroamérica las ideas científicas racionalistas de principios del siglo xviii, ya adaptadas a través de los pensadores eclesiásticos españoles. Produjo gran efecto por traer consigo “libros y aparatos”.

Careció de originalidad y por escrito no fue expositor brillante. Su mérito fue iniciar en Centroamérica la apertura a la modernidad, provocando una reacción general en el ambiente.

Algunas proposiciones de física que presentó en 1769: “Ni el agua, como decía Thales; ni la tierra, como parecía a Pherécides; ni el aire, como juzgaba Anaximandro; ni el fuego, como creía Hipase; ni todos los cuerpos juntos son los elementos de los seres físicos.” “Todos los compuestos sensibles se resuelven en agua, tierra, aceite, sal y mercurio”. “Los seres físicos obran en el organismo sensitivo: el movimiento se propaga por las fibras nerviosas que lo componen: a este movimiento sigue la percepción del alma: he aquí la sensación”. “El objeto que se nos presenta en ésta no es el mismo objeto sensible, sino el movimiento de los nervios sensitivos. Luego, ningún accidente es sensible por sí mismo, ni necesario para que los cuerpos sean sensibles”. “La perfecta dureza de un cuerpo consiste en el enlace de sus partículas trabadas y encadenadas, de suerte que no dejen ningún vacío”.

“No se encuentra en los cuerpos esta concatenación perfecta”. “La fluidez no es otra cosa que la unión leve de las partecillas que apenas se tocan”. “El olor es aquella sensación que causan los efluvios que exhalan las sustancias sulfúreas; y el sabor es producido por las partículas que obran en el órgano del gusto”.

“El sonido es el movimiento vibratorio de las partes minustísimas de un cuerpo comunicado al aire que circunda a éste y llevado al órgano del oído.” “Del número de vibraciones, mayor o menor, en igual espacio de tiempo, resulta el sonido agudo o grave”. “De la correspondencia de vibraciones que comienzan y acaban en un mismo tiempo, nace la consonancia”. “El eco no es más que el sonido reflejado, formando un ángulo igual al que hizo en su incidencia”. “A esta misma ley obedece la luz cayendo en un plano, pero cuando pasa de un medio ralo a otro denso, se quiebra, acercándose a la perpendicular y apartándose de ésta en el caso contrario”.

Desempeñó la cátedra de Teología Moral de 1782 a 1802. Primero exponía los principios del Derecho Natural y de Gentes, luego los lugares teológicos, y una breve historia del origen de ambos Derechos. Procuró cuidadosamente evitar el “autor único”. Citaba como bibliografía recomendada por él obras de Berrí, Tournelli, Colet, Duhamel, Scherminier, Henno, Van Spen y Concina. “Con este método, he conseguido la utilidad, y provecho, de que cada estudiante sepa en la clase cuánto han enseñado los referidos autores”. Y se muestra fuertemente racionalista: “... no admitir conclusión que no esté fundada en la razón, por los cánones sagrados, y fundamentos de la revelación”.

Se supone que en Teología se mantuvo dentro de un escotismo moderado. Presentó un proyecto de reorganización de los estudios universitarios que, aunque no fue aprobado, influyó en la posterior organización. José Mata Gavidia comenta: “En Filosofía se rompe el trazo de las formas cerradas de escuela y se le da un carácter de especialización, por eso al problema crítico del conocimiento no se le arrumba al plano meramente de Lógica instrumental, sino que se abre Cátedra especial de Lógica y de Metafísica, como también de Física, se abre cauce para la Philosofía Moral o Etica, y como conexas complementarias de lo científico plantea estudios de Geometría, Óptica, Machinaria, Astronomía, Esphera, no olvidando la experimentación”. “... crea las auxiliares disciplinas del Derecho Internacional ‘De Gentes’ y cimenta la cátedra de Filosofía del Derecho bajo el nombre de ‘Derecho Natural’, entre cuyos autores cita a los clásicos Hugo Grocio, Heinecio y al gran jurista español Covarrubias”.

Escribió Fernández Hall: “El franciscano Antonio de Liendo y Goicoechea, originario de Cartago, Costa Rica, y que vivió y murió en Guatemala, dejó su nombre escrito con caracteres de luz en la historia intelectual de la América del Centro como uno de sus más grandes sabios y como el principal autor de la innovación en el sistema de estudios de la Universidad, habiendo Goicoechea y los que con él colaboraron en la empresa, logrado sustituir el método arcaico del peripato [por] el estudio sobre bases experimentales.

Se le han tributado por su mucha sabiduría grandes elogios, habiendo sido sus principales panegiristas el prócer don José Cecilio del Valle que pronunció el elogio fúnebre de Goicoechea [...]; y el doctor don Ramón A. Salazar, que ocupó el puesto de Bibliotecario Nacional y que tributa a Goicoechea grandes merecidos aplausos en sus obra acerca del desenvolvimiento de Guatemala”.

Dice Láscaris “Inspirado en el enciclopedismo manifestó preocupación social: remediar las causas de la pobreza y mejorar la condición de los indios. Sin embargo, se mantuvo estrictamente en el plano de la caridad y no en el de las preocupaciones sociales de su tiempo. En sus poesías carece de aliento lírico. Tendió a veces a la sátira ligera y a la ironía. De Liendo se han hecho elogios desmesurados y ha sido comparado con Voltaire, Rousseau, Quevedo, etc.”.

Amó mucho Liendo a Guatemala, lo que expresó de esta manera: “Todo se lo debo a Guatemala // de amarla como a madre me hago gala”.

 

Obras de ~: Acto Público de Tesis de Física Experimental, presidido en Guatemala en el año 1769; Elogio fúnebre de dicho señor Calvez, Presidente de Guatemala y Virrey de México, Guatemala, Imp. por Sánchez Cubillas, 1785, pág. 4; Curso de Física (Nueva Filosofía) enviado al Rey (en Catálogo del Archivo de San Francisco de Guatemala, clasificado en 1787) (ms. perdido); Acto Público de Teología Dogmática (en que defendió el autor esta proposición: Omnia Catholicae Fidei Dogmata, atque celebrioris sac, Theolog. controversiae propugnabuntur), Guatemala, 1792; Aprobación de la obra Breve relación de la solemnidad con que se recibió en Guatemala el Real Sello de Carlos IV, 1793; Acto Público de Religiones, Gaceta de Guatemala; Acto Público de Legibus, Guatemala; Disertación Político-Económica sobre los medios de destruir la mendicidad y socorrer a los verdaderos pobres de Guatemala, Guatemala, 1797, pág. 4; Discurso gratulatorio de la Junta Pública. de la Sociedad de Guatemala, Guatemala, 1798, pág. 4; Notas a J. Mariano Moriño, Tratado del Ziquilite y Añil de Guatemala, Guatemala, Ignacio Beteta, 1799 (Manila, Imprenta Filipinas, 1826); Elogio fúnebre de los Españoles muertos en la gloriosa defensa de España, Guatemala, 1810; Elogio fúnebre de los Españoles muertos en la gloriosa defensa de España, Guatemala, 1810; “Carta a fray Ramón Casaus”, en R. A. Salazar, Historia del desenvolvimiento intelectual en Guatemala, t. I, Guatemala, Tipografía Nacional, 1897, págs. 110-111; “Cáthedras y Plan de Estudios (de la Universidad de Guatemala)”, en Revista Archivos Nacionales (1938), pág. 46; “Relación... los indios de Pacura...”, en Revista Archivos Nacionales (1938), págs. 47-59; Disertación canónica sobre lo que pueden recibir los Obispos de Indias en las visitas de sus diócesis (ms.); Memoria patriótico-económica sobre hospicios, s. l., s. f. (ms.); “Memoria sobre el trabajo de los Indios”, en Gaceta de Guatemala, s. f.; “Carta a...”, en Vallejo, Historia de Honduras, s. l., s. f.

 

Bibl.: F. Molina, Bosquejo de la República de Costa Rica, Nueva York, 1851, págs. 67-68; J. M. Castro, Discurso pronunciado por el señor Rector [...], 4 de enero de 1863; M. Diéguez Flores, Tradiciones y artículos literarios, Guatemala, Tipografía Sánchez, 1923; R. Fernandez Guardia, “Carlos IV y el Padre Goicoechea”, en Revista de Costa Rica, V, 3 (1924), págs. 57-63; M. Valladares, “Un fraile de Cartago y un tribunal de Nueva España”, en Revista de Costa Rica, año VI, n.º 10 (1925), págs. 201-206 (reproducido en: Estudios Históricos, Guatemala, 1962, págs. 45-53); R. Salazar, Historia de veintiún años. La independencia de Guatemala, Guatemala, 1928, págs. 28-32 y 57-59; R. Fernández Guardia, “Fray José Antonio de Goicoechea...”, en Rev. Archivos Nacionales, I, 12 (1936), pág. 87; “El Padre José Antonio Goicoechea...”, en Boletín de la Biblioteca Nacional, n.º 2 (julio de 1937); F. Fernández Hall, “Antonio de Liendo y Goicoechea, poeta”, en Rev. Arch. Nac. Costa Rica, apéndice al n.º 2 (1938), pág. 75; R. Salazar, Historia del desenvolvimiento intelectual de Guatemala, Guatemala, Ministerio de Educación Pública, 1951; Revista de los Archivos Nacionales (San José) (1938), págs. 1-88; C. Martínez Durán, Las Ciencias Médicas en Guatemala (Guatemala, 1941), cap. XVII; “La personalidad de fray...”, en Rev. Arch. Nac. Costa Rica, VII (1943), págs. 536; D. Vela, Literatura Guatemalteca, Guatemala, 1943, t. I, c. XVI; L. González. Historia del desarrollo de la Instrucción Pública en Costa Rica (1945), págs. 49-52; L. Lamadrid, Una figura centroamericana, San Salvador, Tipografía La Unión, 1948; J. Mata Gavidia, Panorama filosófico de la Universidad de San Carlos al final del siglo xviii, Guatemala, 1948, págs. 14 y 22- 27; “Méritos y servicios de Fray...”, en Rev. Arch. Nac. Costa Rica, XIII (1949), págs. 27-39; Temas de Filosofía Moderna sustentados en 1785 en la Universidad de San Carlos de Guatemala, ed. por José Mata Gavidia, Guatemala, 1949; L. Díaz Vasconcelos, Apuntes para la Historia de la Literatura Guatemalteca, Guatemala, 1950 (2.ª ed.), págs. 205-209 y 408-409 y 449 (reproducida en R. A. Echeverría, Antología de prosistas guatemaltecos, 1957, págs. 93-98); A. Bonilla, Historia y Antología de la Literatura Costarricense, t. I, San José, 1957, págs. 57-62; C. Meléndez, “Algunos detalles familiares sobre fray José Antonio de Liendo y Goicoechea”, en Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, t. XII (1961); J. Coronel Urtecho, Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua, t. I, León, 1962, págs. 184-195.

 

Juan Guillermo Malavassi Vargas

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