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Santos Fernández San Miguel y Valledor

Biografía

Fernández San Miguel y Valledor, Santos. Gijón (Asturias), 1.XI.1787 – Madrid, 11.II.1860. Militar y senador.

Fueron sus padres José Benito Fernández San Miguel y Bances y Rita Valledor Navia. En 1805 ingresó como cadete en el batallón de Infantería Ligera de Aragón, y dos años fue después promovido a subteniente y trasladado al Regimiento de Voluntarios de Estado.

Al producirse el levantamiento del Dos de Mayo se encontraba en Madrid; abandonó su unidad y se trasladó a Asturias, incorporándose durante el camino al Regimiento de Covadonga, en el que se le concedió el empleo de ayudante mayor. En el mes de julio combatió en la batalla de Rioseco (Valladolid), en la que ganó el empleo de capitán, y luchó seguidamente en las acciones de San Vicente de la Barquera (Santander), Llanes (Asturias) y Colindres (Santander).

En 1809 resultó herido en el combate que en el mes de mayo tuvo lugar en las alturas de Pajares (Asturias); y en junio se halló en el ataque y toma de la plaza de Santander y posteriormente en su defensa.

En agostó luchó en la acción de Cabezón de la Sal (Santander), al mes siguiente participó en la sorpresa dada a la guarnición francesa de Benavente (Zamora) y, en octubre, en el bloqueo puesto a la ciudad de Zamora, para, en noviembre, luchar en la acción de Medina del Campo (Valladolid) y un mes después en la de Alba de Tormes (Salamanca).

Combatió en 1810 en Extremadura y en el Condado de Niebla, en las acciones de Ronquillo (Sevilla), Higuera la Real (Badajoz) y Aracena (Huelva), en esta última al mando del regimiento al que pertenecía.

Al año siguiente regresó a Asturias para combatir en las acciones de Puelo e Infiesto, y en el mes de agosto acompañó a la vanguardia del Ejército de Galicia en su retirada desde La Bañeza; en diciembre fue ascendido a sargento mayor y destinado al Regimiento de Asturias n.º 1.

Desde el 8 de julio de 1812 se halló en el sitio puesto a la plaza de Astorga, contribuyendo a que el 18 de agosto se rindiese la guarnición francesa. En el mes de septiembre alcanzó el empleo de primer sargento mayor y, en diciembre, el de teniente coronel comandante.

Al mando del Regimiento de Asturias n.º 2 se incorporó en 1813 al Ejército Aliado y marchó con él a las Vascongadas, donde luchó en las batallas de Vitoria y San Marcial. Obligó al enemigo francés a retirarse a su país, siguiéndole y asistiendo en febrero de 1814 al sitio de Bayona y, en abril, a la batalla de Tolosa, en el que resultó herido.

Con ocasión del retorno de Napoleón, entró de nuevo en Francia en 1815, formando parte del ejército al mando del conde de La Bisbal.

En 1818 se le ascendió a primer comandante del Ejército de Ultramar, al que no llegó a incorporarse.

Tomó parte en la conspiración para retrasar el embarque del Ejército Expedicionario a América y, al ser descubierta su participación, fue encerrado en el castillo de San Sebastián (Cádiz) —en unión de su hermano Evaristo, que llegó a alcanzar también el empleo de teniente general—, de donde se fugó en enero de 1820 para unirse en la Isla de León a las tropas alzadas. Tras concedérsele el empleo de coronel, siguió a Riego en su deambular por Andalucía, interviniendo en las acciones de El Puerto de Santa María, Tahivilla, Marbella y Málaga, en el ataque y retirada de Antequera y en las acciones de Ronda, Morón y Fuenteovejuna, hasta que se consiguió el triunfo de la revolución. Se agregó entonces al Regimiento de Guadalajara y se le nombró al año siguiente jefe en comisión del de Galicia. En 1822 se le confió el mando del de Aragón, al frente del cual combatió en Cataluña a las partidas que se oponían al Gobierno; en el mes de julio de 1822 fue nombrado gobernador militar del castillo de San Fernando de Figueras, y se dedicó durante los siguientes meses a mantener libre de enemigos la comarca del Ampurdán.

Tras producirse la entrada en España del ejército del duque de Angulema, en el mes de abril de 1823 fue sitiado en el citado castillo y conminado a la rendición, que no aceptó; mantuvo la defensa hasta que en el mes de septiembre, falto de víveres y municiones, y hospitalizada más de la tercera parte de la guarnición, hubo de capitular. Fue trasladado prisionero a Francia y permaneció en esa situación hasta el mes de abril de 1824. Puesto entonces en libertad, se vio obligado a emigrar a Gran Bretaña, al haber sido excluido de la amnistía concedida por Fernando VII.

Tras el fracaso de la invasión de 1830 continuó emigrado hasta que en 1833 se acogió a la amnistía decretada por la Reina regente, pero no le fue reconocido el empleo de coronel y se le expidió el retiro en abril del año siguiente. Muy pronto, sin embargo, se le concedió destino en el Ejército de Operaciones de Portugal y fue nombrado jefe de la Plana Mayor de la División de Vanguardia. En el mes de septiembre siguiente se le destinó al 2.º batallón del Regimiento del Infante, con el que combatió en Navarra en las acciones de los puertos de Olazagutia y Artaza. Habiéndosele dado el mando interino del Regimiento, luchó en Mendaza y Zúñiga, resultando levemente herido en la última de esas acciones.

En 1835, al frente del Regimiento del Infante, combatió en Orbiso (Álava) y se distinguió posteriormente en las acciones de los puentes de Arquijas y Lárraga (Navarra), donde resultó herido de gravedad al atravesarle una bala una de las piernas. Como premio a su extraordinario comportamiento, en el mes de mayo fue promovido a brigadier y nombrado jefe en propiedad del Regimiento de Castilla, en el que cesó en diciembre al encomendársele el cargo de comandante militar de la provincia de Santander, del que en abril de 1836 fue trasladado al de las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya. En los meses siguientes realizó numerosas salidas con objeto de hostilizar al enemigo e impedirle cumplir sus misiones. En los meses de octubre y noviembre dirigió la defensa de Bilbao durante los sitios segundo y tercero, y cayó nuevamente herido, pero se incorporó enseguida a su puesto, todavía convaleciente. Estas muestras de valor y competencia le valieron el ascenso a mariscal de campo y la concesión de la Gran Cruz de San Fernando.

Nombrado segundo cabo de Aragón y capitán general interino de ese distrito en agosto de 1837, tres meses después pasó a ser comandante en jefe del Ejército de Operaciones de Aragón, con el cual, en el mes de febrero de 1838, socorrió la plaza de Gandesa (Tarragona), a la que había puesto sitio Cabrera, consiguiendo que la evacuasen todos sus habitantes, a los que escoltó hasta Zaragoza. En abril recibió por segunda vez el nombramiento de segundo cabo de Aragón, al que se unía el de jefe del Ejército de Operaciones en el distrito. Persiguió a continuación a Cabrera, que se dirigía a Montalbán (Teruel). En el mes de mayo se encontró en las inmediaciones de Monreal con los restos de la expedición de Negri, que marchaba a reunirse con Cabrera, e hizo numerosos prisioneros; cooperó a continuación en el levantamiento del sitio de Alcañiz, antes de regresar a Zaragoza. En el mes de julio participó en el sitio de Morella (Castellón), a las órdenes del general Oráa, y tras fracasar la operación, volvió de nuevo a Zaragoza.

Durante estos años se reconoció su labor con las Grandes Cruces de San Fernando (1836), San Hermenegildo (1837) e Isabel la Católica (1838).

En el mes de febrero de 1839 fue nombrado segundo cabo de Baleares y, en junio, de Castilla la Vieja. En noviembre del año siguiente pasó a desempeñar el mando de la Capitanía general de Galicia. En ese mismo año, la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid le nombró académico de honor.

Fue senador del reino por la provincia de Oviedo en 1841 y, en mayo de 1843, se le confió la Capitanía general de Castilla la Vieja, cuyo mando resignó cuando en el mes de junio estalló en Valladolid un movimiento revolucionario que no quiso sofocar con la fuerza de las armas, y se retiró a Madrid, donde quedó en situación de cuartel.

Durante los once años siguientes no volvió a desempeñar cargo alguno, y en el mes de julio de 1854 se adhirió al alzamiento nacional, siendo por ello ascendido a teniente general; al mes siguiente se le nombró ingeniero general del Ejército, cargo del que dimitió en octubre de 1856 para volver a la situación de cuartel en Madrid.

En 1858 fue nombrado vocal de la Junta consultiva de Guerra y, seguidamente, ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina. Estuvo casado con Ramona Bustamante Rejón.

 

Fuentes: Archivo General Militar (Segovia), exp. personal de Santos Fernández San Miguel y Valledor, leg. F-1183; Archivo del Senado, exps. personales, HIS-0414-02.

 

José Luis Isabel Sánchez

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