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Társilo de Ugarte Fernández

Biografía

Ugarte Fernández, Társilo de. Guadalajara, 5.VI.1877 – Madrid, 4.VI.1964. Aviador militar.

Hijo del teniente coronel de Ingenieros, jefe de Estudios de la Academia de Guadalajara, Nicolás de Ugarte Gutiérrez y de Inés Fernández Pinto. Único varón, tercero entre seis hermanos, Társilo ingresó como alumno en la Academia de Infantería el 25 de agosto de 1895.

Su primer destino, como 2.º teniente, fue el Regimiento de África n.º 2 (Ceuta). Alcanzado el grado de primer teniente (21 de septiembre de 1898) pasó al Regimiento de Infantería del Rey n.º 1, en Guadalajara y Madrid, donde quedó de guarnición a partir de 1899 Durante algunos años, la actividad más importante del capitán Ugarte (empleo que alcanzó por antigüedad el 30 de junio de 1905) se desarrolló en la Academia de Infantería en la que estuvo como profesor técnico hasta 1914. Simultaneó sus clases con la formación aeronáutica hasta que pasó, en comisión de servicio, a la Aeronáutica militar, situación en la que permaneció hasta su ascenso a comandante (25 de octubre de 1916). Con ese empleo regresó como profesor a la Academia hasta 1923, año en que pasó, de plantilla, al Servicio de Aviación y donde ascendió, por antigüedad, a teniente coronel de Infantería (30 de septiembre de 1926). Permaneció en esa situación hasta 1932, año en que, como consecuencia de su implicación en los “sucesos del 10 de agosto” (“Sanjurjada”), fue deportado a Villa Cisneros con otros militares y civiles que participaron en la intentona golpista, regresando a la Península el 14 de enero de 1933.

Juzgado y condenado a veinte años, pasó por las prisiones militares de Guadalajara, Madrid y Cartagena hasta 1934, año en que fue amnistiado y separado del servicio. En esa situación estuvo tres años y nueve meses, hasta que el 30 de enero de 1938 se presentó en la “zona nacional”.

Tras el correspondiente expediente de depuración, quedó a las órdenes del general Lombarte y fue destinado al Servicio de Antiaeronáutica de la Jefatura de Aviación. Al crearse el Ejército del Aire, pasó a la Escala de Tierra como coronel (antigüedad, 30 de diciembre de 1931) al mando de la 7.ª Sección del Estado Mayor del Aire, hasta finales de septiembre de 1940.

En octubre, fue nombrado director del Museo del Aire (en el que figura como primer responsable, pese a que su creación no se materializó hasta 1966) y del Patronato de Huérfanos, cargos en los que estuvo trabajando, tras pasar a la reserva por edad, hasta 1952.

La intensa relación de Társilo con la aviación se inició en 1911, con numerosas ascensiones cautivas y en globo libre realizadas en la Escuela de Prácticas de Aerostación de Guadalajara, que simultaneaba con sus clases en la Academia toledana. Tras su 6.ª ascensión libre, nocturna, en el globo Neptuno y el correspondiente examen teórico obtuvo el título de piloto de esférico de 2.ª categoría el 30 de noviembre de 1913. Ya en la Aeronáutica, realizó innumerables vuelos como piloto y observador de globos hasta que el 11 de enero de 1917 pasó al Aeródromo de Cuatro Vientos para hacer el curso de piloto de aeroplano (7.ª promoción). Obtuvo el título de 2.ª categoría el 30 de mayo, continuando los vuelos para el de 1.ª, que alcanzó el 3 de agosto, tras sufrir un accidente en un entrenamiento por el que recibiría la Medalla de Sufrimientos por la Patria. A finales de agosto pasó a la situación B, hasta reintegrarse como profesor de la Academia de su Arma, desde donde hacía las prácticas reglamentarias de aerostación. Por fin, en 1923, realizó el curso de observador, que le propició pasar a la situación A y acceder, ya de plantilla, al Servicio de Aviación.

Los años siguientes fueron los más intensos de la carrera aeronáutica del comandante Ugarte. Partiendo de Getafe (desde donde se trasladó en vuelo a Melilla) y con regresos esporádicos a Cuatro Vientos, formó parte del 4.º Grupo Expedicionario de Marruecos (múltiples misiones sobre Afrau, Beni Buyai, Sidi Messuad etc.). El 25 de agosto (1924) fue nombrado jefe de la base de hidros de Atalayón (Melilla), participando en numerosos vuelos de bombardeo y reconocimiento (nueve en septiembre, quince en octubre, ocho en diciembre). Hasta octubre del año siguiente continuó al mando de la citada base (sus misiones de guerra fueron, mes a mes, diez, ocho, catorce, doce, ocho, dieciséis, nueve, once y trece, hasta octubre, en que realizó cuatro). En noviembre de 1925 obtuvo el mando del Aeródromo de Burgos, tras haber participado, al frente de sus hidros, en el desembarco de Alhucemas como jefe de la Unidad Independiente de Do-Wal y S-15 bis.

En 1926 realizó el curso para mandos de Aviación, pasando a Los Alcázares y Cuatro Vientos, hasta que a finales de diciembre fue nombrado jefe de la Sección de Aeronáutica en la Dirección General de Preparación de la Campaña (Ministerio de Guerra). Durante ese año contabilizó cincuenta y cuetro vuelos y, en el siguiente (1927), sesenta y tres (entrenamiento en Cuatro Vientos). Estas cifras dan fe de la notable ejecutoria aeronáutica del ya teniente coronel Ugarte, a quien el Gobierno francés nombró caballero de la Legión de Honor por la cooperación de la Unidad que mandaba en Alhucemas. En 1928 volvió, de plantilla, al Servicio de Aviación. Continuó volando cuanto pudo, anotándose algunos vuelos singulares como la comisión Sevilla-Larache-Tetuán-Melilla (mayo de 1929) y sobreviviendo a algún que otro accidente por avería. En 1930 obtuvo el mando de la Escuela de Combate y Bombardeo de los Alcázares.

La turbulenta década de 1930 fue vivida por el teniente coronel Ugarte en el ojo del huracán que sacudió la Aviación española de la época. Monárquico convencido, aceptó las reformas propiciadas por Lombarte (que había sustituido a Balmes tras el fallido pronunciamiento de Ramón Franco en Cuatro Vientos) para “normalizar” a los levantiscos aviadores y fue designado jefe de batallón, con los también tenientes coroneles Delgado, Aymat y J. G. Gallarza.

Fue, pues, uno de los llamados “cuatro jinetes del Apocalipsis” que, en el sentir de algunos, aceptaron malbaratar la herencia organizativa de Echagüe, Soriano y Kindelán.

La proclamación de la República trajo consigo el retorno al servicio de los represaliados tras la intentona antimonárquica de Cuatro Vientos y la separación de sus contrarios entre los que se encontraban los cuatro jinetes, Bayo, Gonzalo y todos los mandos de la escuela de Kindelán. No es de extrañar, pues, que tras el fracaso de la “Sanjurjada” contra la República (Tablada, 10 de agosto de 1932), el teniente coronel Ugarte (con otros noventa y seis jefes, oficiales y cuarenta y seis civiles implicados), fuese deportado a Villa Cisneros, donde permaneció más de cinco meses (como se ha dicho, fue después condenado a veinte años y un día de reclusión mayor, encarcelado, amnistiado y separado del servicio).

El inicio de la Guerra Civil le sorprendió en zona controlada por la República (Jaén), donde fue detenido, encarcelado en Úbeda y sometido luego a vigilancia. En enero de 1938, la Embajada francesa logró evacuarlo en el Inmesetie 11 con destino a Marsella, adonde llegó el día 29, pasando el 31 a San Sebastián. El 4 de febrero pudo presentarse a las autoridades de Burgos.

Társilo Ugarte Fernández contrajo nupcias con Pilar Ruiz de Colunga Álvarez el 27 de septiembre de 1901. El matrimonio tuvo ocho hijos, cuatro de los cuales fueron pilotos y tres cayeron en acto de servicio: José María (1908), Laureado, murió en combate en 1938; Manuel (1905), jefe de escuadrilla de Bre- XIX y Sa-79, fallecido en accidente de vuelo en 1940 (Curtiss/Manises); Rafael (1919), también accidentado en 1950 (Ju-52 / Tobarra), y Emilio (1916), piloto de Fiat del 4.º curso de caza, fallecido en 1962.

Ugarte Fernández, cuya personalidad y ejecutoria tiene difícil paralelo en el Ejército del Aire, falleció en Madrid el 4 de junio de 1964.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Aire (Villaviciosa de Odón), Exp. 25998.

E. Herrera Alonso, “Semblanza”, en Revista de Aeronáutica y Astronáutica (febrero de 1988), pág. 204; Instituto de Historia y Cultura Aeronáuticas, Historia de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aérea, 1988, pág. 162.

 

José Ramón Marteles

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