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Emilio Jiménez-Millas Cano

Biografía

Jiménez Millas Cano, Emilio. Madrid, 28.VII.1879 – 15.VII.1917. Aviador militar.

Fue el menor de cuatro hermanos (María, Alfredo, Julián y Emilio), hijos del matrimonio de Hipólito Jiménez Cano y Patrocinio Millas Téllez. Los tres varones siguieron la carrera militar y Emilio ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara el 1 de enero de 1897.

Siendo todavía alumno, tuvo su bautismo del aire con el entonces comandante Vives (la primera ascensión militar en globo libre), con quien realizó también un segundo vuelo, recorriendo 18 kilómetros a más de mil metros de altura.

En 1902, ya 1.er teniente, fue destinado al 4.º Regimiento de Zapadores, pero permaneció afecto a la Compañía de Aerostación por disposición del comandante general de Ingenieros y continuó sus prácticas con globos esféricos cautivos y libres en Guadalajara.

Su primer vuelo singular tuvo lugar el 25 de octubre de 1902. Ocupó, junto a los también tenientes Fajardo y Pruneda, la barquilla del globo Marte con el propósito de cruzar la sierra de Guadarrama, lo que entonces suponía una gran proeza. Partieron de Guadalajara y lograron aterrizar en Chagarcía Medianero (Salamanca) tras recorrer algo más de 200 kilómetros en ocho horas y alcanzar casi tres mil metros de altura.

Fue un vuelo récord a cuyo éxito contribuyó un nuevo instrumento ideado por el comandante Rojas que facilitó los cálculos y fue luego de dotación normal para la navegación de los más ligeros que el aire.

En 1903 fue destacado a Las Palmas de Gran Canaria, donde demostró su extraordinaria capacitación profesional trabajando en la instalación de baterías defensivas y en la elaboración de una Carta Marina de las costas insulares.

De 1904 a 1907 fue profesor de Inglés en la Academia de Ingenieros (dominaba también el francés y el italiano), continuando con sus prácticas aéreas rutinarias, que le convirtieron en un notable aerostero, hasta su ascenso a capitán en 1909. Siguió con el mismo destino y en 1911 estuvo en comisión de servicio, todo el año, agregado a un batallón inglés con el que participó en diversas maniobras militares, estudiando su empleo de los globos. Allí tuvo la oportunidad de realizar un vuelo, como pasajero, en un biplano Bristol de la Base de Brooklands.

En 1912 fue profesor de pilotaje de esféricos, ocupación que también ejerció en el Aeroclub de Madrid, donde fue autorizado a volar y en el que realizó una enorme labor, dado el carácter paramilitar que tuvo inicialmente la institución. En ese año fue nombrado alumno para pilotaje de aeroplano, apuntándose a una serie de vuelos como pasajero (ya que las prácticas de globo habituales con que iniciaban la formación los procedentes de otras armas no procedían en su caso). Realizó numerosas misiones como observador, obteniendo, oficiosamente, una notable especialización en fotografía.

El 7 de febrero de 1913 participó en el vuelo del dirigible España en Cuatro Vientos. Fue una exhibición ante el Rey en la que Jiménez Millas actuó de oficial de ruta, con Vives, Kindelán y el mecánico Quesada, como tripulación. Alfonso XIII, con su cuñado el príncipe de Battemberg y el general Marina, subieron a bordo e hicieron un recorrido de unos veinte minutos a ochocientos metros.

En diciembre de 1913 se desplazó a Marruecos, para participar en la campaña como piloto de esférico.

Hasta mediados de febrero siguiente hizo numerosos vuelos de reconocimiento, corrección de tiro y fotografía. Su dominio de esta última hizo que fuera reclamado, posteriormente y ya como observador de aeroplano, en otras operaciones (en 1916, Zeluán, Melilla y Sania Ramel, Tetuán).

Testigo del sacrificio y el valor de los pilotos españoles en Marruecos, acogió entusiásticamente la idea, lanzada por el periodista Ruiz-Ferry, de levantar un monumento a los aviadores caídos. El capitán Jiménez Millas encabezó y promovió la suscripción pública al efecto. La aportación máxima permitida era de una peseta, cerrándose con 9.000 con las que también se financió el mausoleo del cementerio de Carabanchel (el grupo escultórico del monumento fue donado por su autor, el capitán de Infantería Manuel Delgado Brackembury, cuyo hermano Guillermo era también infante y destacado piloto).

El conde de San Esteban de Cañongo, notable diplomático y socio protector del Real Aeroclub de España, había establecido la Copa que llevó su nombre para el aeronauta que alcanzase, cada año, la máxima distancia en línea recta superando los 100 kilómetros, y que quedaría en propiedad de quien lo consiguiese dos años seguidos. El capitán Jiménez Millas la obtuvo en 1913 y repitió en 1915 y 1916, por lo que este último año la hizo suya definitivamente.

Por Real Orden Circular de 16 de agosto de 1916 se convocaron cursos de oficiales para pilotos (veinte plazas) y observadores (otras treinta) en diferentes unidades. El capitán Emilio Jiménez Millas encabezó la lista que constituye la 6.ª promoción de pilotos, incorporándose en septiembre a Cuatro Vientos.

El 15 de julio de 1917 finalizando las prácticas de pilotaje de aeroplano se produjo el accidente que le costó la vida: cuando descendía planeando para aterrizar tras un vuelo normal en el Farman n.º 2, el avión experimentó un súbito y pronunciado picado; el piloto salió despedido y falleció instantáneamente al estrellarse contra el suelo (el aparato quedó totalmente destrozado a pocos metros de distancia, sin que se pudieran determinar las causas del accidente, posiblemente técnicas: rotura estructural, fallo de mandos...).

El capitán Emilio Jiménez Millas fue la octava víctima de la naciente aviación española. Al año siguiente, 1918, fue ascendido a comandante por sus relevantes méritos aerosteros y aeronáuticos, con la antigüedad del día de su fallecimiento. No alcanzó a ver la inauguración, por el Rey, del monumento que tanto había impulsado, en la unión de las calles de Ferraz y Rosales.

Pero al último nombre inscrito en el pedestal, capitán Vallespín, se añadió el del también caído promotor.

Sus apellidos forjaron una de las sagas más importantes de aviadores militares. Tres de los cuatro hermanos Jiménez Millas Cano dieron hijos ilustres a la aviación española: Emilio, casado con María Pilar Ugarte y Fernández (hermana de don Társilo) dio lugar a los Jiménez-Ugarte (Emilio, teniente general del Ejército del Aire). Alfredo, fue el padre de Emilio Jiménez Millas Gutiérrez, teniente piloto en 1937 y abuelo de Alfredo Jiménez-Millas Martínez (fallecido en acto de servicio como teniente de la 20 Promoción del Ejército del Aire). La hermana, María, contrajo matrimonio con un oficial de Estado Mayor, dos de cuyos hijos, los Muñoz Jiménez, fallecieron heroicamente en el servicio de vuelo (Emilio y José, medallas militares, caídos en combate).

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Aire (Villaviciosa de Odón), Exp. n.º 35272.

J. Goma Orduña, Historia de la Aeronáutica española, pról. de S. A. R. el Infante D. Alfonso de Orleans y de Borbón, vol. I, Madrid, Prensa Española, 1946, págs. 65-84, 141, 226, 300 y 453-474; “Semblanza”, en Revista de Aeronáutica y Astronáutica, 359 (octubre de 1970), pág. 757; J. Sánchez-Rocha y J. A. Miguel Casado (dirs.), Enciclopedia de Aviación y Astronáutica, vol. V, Barcelona, Garriga, 1972, pág. 50.

 

José Ramón Marteles

 

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